viernes, noviembre 15, 2024

EDUARDO GASCA: OTRO HERMANO SE NOS MARCHA






EDUARDO GASCA

OTRO HERMANO SE NOS MARCHA




Y nos quedamos sin respiración, como si algo se apretara en el alma, se derramara como esa última gota de agua fresca, que acostumbrabamos compartir al hacer nuestra la flor que nos aguardaba.

Fueron muchos años juntos, una historia sin escribir
un tiempo de inmensas, tragedias que Eduardo asumía con todo su corazón. Silencioso como siempre, era suyo un abecedario de vida y esperanza que derramaba como un pan compartido.

Nada le fue fácil a aquel muchacho que dejaba transparencias en los caminos que compartía entre las aulas de la Escuela de Letras de la UCV y y los espacios de la violencia impuesta a aquellos jóvenes creyentes en la libertad y el derecho a reinventar el mundo a la medida del hombre indefenso y no al revés.

Tiempos inolvidables de los cuales surgieron un poeta y un revolucionario. Y no había mucha distancia entre ambos amores de su vida. Y su poesía, demasiado breve, puede encontrarse ese enlace silencioso que nos entregaba un historial de inmensa altura.

Compañero y hermano, un ser de profunda belleza que repelía la violencia y amaba los árboles y ese pensar de adentro donde refugiaba toda su inmensidad.

Nos convertimos en hermanos e íbamos tejiendo historias sobre la sangre derramada y la imposible paz que se buscaba. Y de allí nació un afecto indescriptible que perdura y perdurará más allá de una despedida que jamás aceptaremos.

Su escape hacia un silencio indescriptible nos juntó aún mucho más. Como ocurrió con esos amigos de siempre que jamás se marchan sino que reinventamos razones y sinrazones para ser compañía y dolor que no nos hace sucumbir. Todo lo contrario.

Su paso hacia el infinito es un encuentro con los suyos, un andén de viento y noche encendida. Un compromiso sellado desde hace tiempo con la luna, que en este día destella en toda su plenitud. Y alli en ese abrazo invisible, Eduardo ha de insurgir, combatiente del amor, por encima de todos los acuerdos que sellaron derrota tras derrota.

Tuve el inmenso privilegio de su compañía, de su afecto, de su transparencia. Y nos deja un mechero encendido, sello que jamás se marcha de quien ha dejado huellas de amor y compromiso con los indefensos.

Y quisiera agregar una historia desconocida pero de mucha significación. Cuando completamos nuestro hacer académico, en plenitud de violencias, un grupo de seis graduandos decidimos darle el nombre de nuestra graduación a Argimiro Gabaldon. El texto lo escribí y debía leerlo. Le solicité a Eduardo que por favor lo leyera en nombre de todos nosotros. Y así lo hizo.

Lo inédito reside en que nunca recuperé el texto. Y sólo muchas décadas después nos reencontramos. Y lo primer que hice fue si por casualidad tenía ese escrito. Y lo tenía y me lo envió. Y no hay manera de olvidar ese gesto que aun hoy me sigue conmoviendo.

Y en su nombre, su memoria, su vivir, dejo en entrada aparte. algunos enlaces a la obra literaria de Eduardo Gasca y al texto leído en el Aula Magna. Un material indispensable para reconocer un personaje cuya memoria es y será siempre infinita.  


mery sananes
15 de noviembre del 2024



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