viernes, diciembre 27, 2019

ESMERALDA TORRES SOBRE EDUARDO GASCA - IR DONDE NO LLAMAN


IR DONDE NO LLAMAN
o crónica de un soldado que se hizo a la mar
       Esmeralda Torres

Texto de presentaciòn del libro
TODOS LOS POEMAS
de Eduardo Gasca
en el marco de Filven Cumaná 2019 

 



Yo conocí a Eduardo Gasca en la mesa de un bar. Lejos de los salones donde ya muchos de mis amigos, en aquella época, habían disfrutado o padecido, según quien lo cuente, de sus méritos académicos. Esa tarde lucía una purísima camisa a cuadros y una agenda que reposaba sobre la mesa y que, ahora me da por pensar, encartaba una manoseada gaceta hípica. Me echó un ojo, como de ladito, y continuó hablando como quien no rompe un plato. Así que este es, pensé yo, pero no dije nada durante un buen rato, solo oyendo y oyendo. Yo creo que así fue como pasó aquello, y aunque dude a ratos, estoy segura de que lo primero que me dijo en la vida fue ¿te tomas otra, carajita?

En ese tiempo yo militaba en el grupo político autodenominado EL EJÉRCITO ALMADO DE EDUARDO GASCA y que integrábamos voluntariamente y sin paga alguna alumnos, profesores, poetas, narradores, vendedores de estampitas y pasatiempos, entrenadores de gimnasia, mesoneros, reporteros de provincia, fotógrafos, actores y actrices, guerrilleros de montaña y de cafetería, pintores, bachilleres tipo Zerpa, músicos, jugadores de dominó, expresos de La Pica, defensores de la revolución cubana y nicaragüense, militantes de cuanta liga hubiera y arroceros de la más variopinta calaña.

Venida en esto de las confesiones afirmo, con humildad y convicción, que Eduardo Gasca es la empresa más pura y noble que decidió acometer, y que me ha reportado el más preciado bien que poseo y que se expresa en la seguridad de que esa muchacha flaquita y greñúa, que salió un día de la Laguna del Medio, oliendo a coporo y flor de bora, que cruzó el Orinoco padre buscando un horizonte marino y luminoso, podía soñar con construir mundos posibles en forma de versos y de historias.

Aquí es entonces donde esta crónica se complica porque tendría que dar ejemplos, contar detalles, echar el cuento del DEBE y el HABER de esa empresa-amistad que se contabiliza en afecto pallá y en afecto pacá, por Fortunato, Liliana Lara, Haidé Párima, Silvio Orta, la China Rojas, Neneka Pelayo, Santiago Pedroarena, Julio Cortez, Celso Medina, Carlos Brito, Luisa Elena, Rubi Guerra, pero sobre todo Eduardo Gasca, principal interlocutor con quien compartir la vieja y extravagante pasión por Julio, el Cortázar. El vínculo directo que podría en verdad y explica esta fanática e infinita amistad. Quedan pendientes nombres, sucesos y momentos jurados y juramentados. Por ejemplo Hemingway, con su “Adiós Maestro”, es decir El Gabo. Los recursos icónicos de Perfume de Gardenia, es decir Laura Antillano y Julio Cortez, en un documento inédito que todavía conservo. Los rapapolvos obligatorios. Los consejos sabios, urgentes y necesarios ante un arrebato mío de vanidad. El piénsatelo bien y acepta la vaina, o el contrario mejor retira ese libro. Las cervezas en los Chinos, las anécdotas Astorianas, los documentos Sortadis, complejos pero imprescindibles. El Maestro actuando sin que se note. La vida misma cumpliendo el tiempo.

Y cuando todo parecía que eran manáes, al muy viejo estilo de los que sacan la cochina y trancan el juego, un día, a pleno sol cumanés, el Gasca anunció su partida allende los mares para convertirse en navegao de pura cepa. Entonces los encuentros vespertinos en la ciudad, la amistad caraacara se convirtió en unos mensajes virtuales que debían contener, y en efecto contienen, un viejo trato. Rumbo a El Pilar, vacaciones decembrinas decía uno anual, sin tiempo para un hola, mas sí un agitar de pañuelos en la distancia. Llego en lancha, me buscará X, en menos de un tris ejerceré mi derecho profesoral al voto y embarco grancacicamente, al caer la tarde, decía otro. La nieta de Queen Esmeralda volvió a ganar, mas no así el Lorca a quien se le enredaron las patas y se convirtió en purito buche y pluma, decía algún otro mensaje dominguero, que llegaba desde el conocido y frecuentado antiguamente por él, Bar vende y paga El Álamo. Correos más, mensajes menos, así fue que se supo el viejo y antiguo arte de seguirse frecuentando en los tiempos que corren. Pero como ganar es un vicio pequeño burgués, dice Gasca, a nosotros no nos conmueven las derrotas.

Y vaya que hemos sido derrotados con pérdidas, que puestas a contar estaríamos enumerando hasta la quinta próxima Bienal Gustavo Pereira. Pero no se trata de caer en la tentación de ponernos nostálgicos, que ya el momento es difícil y acogota. Más bien quiero celebrar este encuentro con los amigos que acá nos reunimos hoy, para celebrar y homenajear a Eduardo, que es decir la poesía, para dejar constancia de que el apego y la ternura están más allá de las distancias y los agitares de pañuelos, que ya es vicio cruel, y celebrar con mayúscula aquella tarde feliz donde un viejo soldado, con camisa purísima, como solo la pueden lucir los grandes hombres buenos de este mundo nuestro, me invitó a probar otra cerveza y sellar con la constancia de los afectos humanos, esta vieja y cada vez más nueva amistad, que resplandece bajo este cielo marino que nos contiene.


Esmeralda Torres
Cumaná, Diciembre 2019




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