IR DONDE NO LLAMAN
o crónica de un soldado que se hizo a la mar
Esmeralda Torres
Texto de presentaciòn del libro
TODOS LOS POEMAS
de Eduardo Gasca
en el marco de Filven Cumaná 2019
Yo conocí a Eduardo Gasca en la mesa de un bar. Lejos de los salones donde ya muchos de mis amigos, en aquella época, habían disfrutado o padecido, según quien lo cuente, de sus méritos académicos. Esa tarde lucía una purísima camisa a cuadros y una agenda que reposaba sobre la mesa y que, ahora me da por pensar, encartaba una manoseada gaceta hípica. Me echó un ojo, como de ladito, y continuó hablando como quien no rompe un plato. Así que este es, pensé yo, pero no dije nada durante un buen rato, solo oyendo y oyendo. Yo creo que así fue como pasó aquello, y aunque dude a ratos, estoy segura de que lo primero que me dijo en la vida fue ¿te tomas otra, carajita?
En ese tiempo yo militaba en el grupo político
autodenominado EL EJÉRCITO ALMADO DE EDUARDO GASCA y que integrábamos
voluntariamente y sin paga alguna alumnos, profesores, poetas, narradores,
vendedores de estampitas y pasatiempos, entrenadores de gimnasia, mesoneros,
reporteros de provincia, fotógrafos, actores y actrices, guerrilleros de
montaña y de cafetería, pintores, bachilleres tipo Zerpa, músicos, jugadores de
dominó, expresos de La Pica, defensores de la revolución cubana y nicaragüense,
militantes de cuanta liga hubiera y arroceros de la más variopinta calaña.
Venida en esto de las confesiones afirmo, con
humildad y convicción, que Eduardo Gasca es la empresa más pura y noble que
decidió acometer, y que me ha reportado el más preciado bien que poseo y que se
expresa en la seguridad de que esa muchacha flaquita y greñúa, que salió un día
de la Laguna del Medio, oliendo a coporo y flor de bora, que cruzó el Orinoco
padre buscando un horizonte marino y luminoso, podía soñar con construir mundos
posibles en forma de versos y de historias.
Aquí es entonces donde esta crónica se complica
porque tendría que dar ejemplos, contar detalles, echar el cuento del DEBE y el
HABER de esa empresa-amistad que se contabiliza en afecto pallá y en afecto
pacá, por Fortunato, Liliana Lara, Haidé Párima, Silvio Orta, la China Rojas, Neneka
Pelayo, Santiago Pedroarena, Julio Cortez, Celso Medina, Carlos Brito, Luisa
Elena, Rubi Guerra, pero sobre todo Eduardo Gasca, principal interlocutor con
quien compartir la vieja y extravagante pasión por Julio, el Cortázar. El
vínculo directo que podría en verdad y explica esta fanática e infinita
amistad. Quedan pendientes nombres, sucesos y momentos jurados y juramentados.
Por ejemplo Hemingway, con su “Adiós Maestro”, es decir El Gabo. Los recursos
icónicos de Perfume de Gardenia, es decir Laura Antillano y Julio Cortez, en un
documento inédito que todavía conservo. Los rapapolvos obligatorios. Los
consejos sabios, urgentes y necesarios ante un arrebato mío de vanidad. El piénsatelo bien y acepta la vaina, o el
contrario mejor retira ese libro. Las
cervezas en los Chinos, las anécdotas Astorianas, los documentos Sortadis,
complejos pero imprescindibles. El Maestro actuando sin que se note. La vida
misma cumpliendo el tiempo.
Y cuando todo parecía que eran manáes, al muy viejo
estilo de los que sacan la cochina y trancan el juego, un día, a pleno sol
cumanés, el Gasca anunció su partida allende los mares para convertirse en navegao de pura cepa. Entonces los
encuentros vespertinos en la ciudad, la amistad caraacara se convirtió en unos
mensajes virtuales que debían contener, y en efecto contienen, un viejo trato. Rumbo a El Pilar, vacaciones decembrinas decía
uno anual, sin tiempo para un hola, mas
sí un agitar de pañuelos en la distancia. Llego en lancha, me buscará X, en menos de un tris ejerceré mi derecho
profesoral al voto y embarco grancacicamente, al caer la tarde, decía otro.
La nieta de Queen Esmeralda volvió a
ganar, mas no así el Lorca a quien se le enredaron las patas y se convirtió en
purito buche y pluma, decía algún otro mensaje dominguero, que llegaba
desde el conocido y frecuentado antiguamente por él, Bar vende y paga El Álamo.
Correos más, mensajes menos, así fue que se supo el viejo y antiguo arte de
seguirse frecuentando en los tiempos que corren. Pero como ganar es un vicio pequeño burgués, dice Gasca, a nosotros no nos
conmueven las derrotas.
Y vaya que hemos sido derrotados con pérdidas, que
puestas a contar estaríamos enumerando hasta la quinta próxima Bienal Gustavo
Pereira. Pero no se trata de caer en la tentación de ponernos nostálgicos, que
ya el momento es difícil y acogota. Más bien quiero celebrar este encuentro con
los amigos que acá nos reunimos hoy, para celebrar y homenajear a Eduardo, que
es decir la poesía, para dejar constancia de que el apego y la ternura están
más allá de las distancias y los agitares de pañuelos, que ya es vicio cruel, y
celebrar con mayúscula aquella tarde feliz donde un viejo soldado, con camisa
purísima, como solo la pueden lucir los grandes hombres buenos de este mundo
nuestro, me invitó a probar otra cerveza y sellar con la constancia de los
afectos humanos, esta vieja y cada vez más nueva amistad, que resplandece bajo
este cielo marino que nos contiene.
Esmeralda Torres
Cumaná, Diciembre 2019
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