martes, junio 30, 2015
LA RESURRECCIÓN DE TU MANSEDUMBRE
Sabías que en aquel 30 de junio
al viajar desde tu recinto acuático
a un paisaje de brisa y amanecer
una luna nueva ya comenzaba la
Cómo ibas a adivinar entonces
cuando apenas te asomabas
al andén de los días que te
marcharías una noche al filo
de un hilo casi imperceptible
de luz
se desplegará como un cardumen
abriéndote paso hacia el recinto
de las alegrías y que yo te estaré
aguardando como siempre para
contarte de qué color amanecen
los días en las pupilas de mis niños
y con qué canto los cardenales
irrumpen en los sembradíos de
Entonces festejaré con lirios silvestres
y confituras de miel y nueces
la resurrección de tu mansedumbre
y me llevaré el olor a hogaza
que esparces cuando te engalanas
con ese aroma de nísperos y pomagases
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MS Memoriales - A mi madre
domingo, junio 28, 2015
EN LENGUAJE DE PÁJAROS
Hay espigas que hablan
en lenguaje de pájaros
uno las encuentra en las
encrucijadas de un laberinto
o a veces entretejidas
en un papiro de lluvias
sus estambres vibran
cuando las toca el viento
como si fueran diminutas
cajitas de música
y entonces se derraman
como un torrente de silencios
sobre los besos sumergidos
en la encendida urdimbre
de la hierba
en la encendida urdimbre
de la hierba
texto y foto
mery sananes
Grupo Aiko
Cajita de música
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Grupo Aikyo - Cajita de música,
MS Floreceres
viernes, junio 26, 2015
ZAIRA LA NODRIZA CÓSMICA
De nuevo Zaira nos amanece con su baúl encantado donde guarda y conserva esos papeles que desde siempre ella ha echado y echa a andar sobre sus afectos y sobre el mundo, como un modo de invocar en quien la escucha o la lee, la ternura y el amor.
Es una vez más Zaira, el
vientre fecundo, la nodriza cósmica, la maestra de maestros, que nunca dejará de
asombrar.
Hoy rescata de sus aromadas alacenas
otro de sus papelitos. Una más de esas recaderías que ella permanentemente entrega a quienes ama.
Y ahora es Zaira niña, Zaira poeta, Zaira juglar y canto. Para adormecer pero sobre todo para despertar.
¿Qué quieres que te diga?
Puedo contarte un cuento
con hadas y princesas
que bailen en un parque
bajo la luz del sol.
O el del Gato con Botas
quien con mil picardías
logró para su dueño
la vida y el amor.
También puedo contarte
el de los siete enanos
que con su Blanca Nieves
jugaron la ilusión
de tenerla en su casa
en su casa chiquita
con su pan y su flor.
¿O quieres que te cante
la canción que te gusta?
¿la de aquel Pastorcito
que llorando murió?
O la de la abuelita
con sus tres nietecitos
que le gritaban siempre
Nonita ¿que horas son?
¿O aquella de Isabel
que tu me pides siempre
para cantarla juntas
con tu canto de miel?
Mejor...si tu me cuentas
la historia de la niña
que se sentó en la silla
del osito menor
O me cantas canciones
la del tazón de leche
o aquella donde el mundo
muy pequeñito es.
Las dos podemos siempre
pasar horas felices
con cantos o con cuentos
del hoy y del ayer
donde tu me regalas
con tu voz pequeñita
todas las cosas bellas
que
aprendiste a querer.
Zaira Andrade
sin fecha
foto / mery sananes
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Zaira Andrade - La Nodriza Cósmica
jueves, junio 25, 2015
LA ESPERANZA - JUAN GELMAN
La violencia no se ha extinguido aún
pero perdura la esperanza
MADRUGADA
Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad
violenta.
Ella respira por nosotros.
Somos los que encendimos el amor para que dure,
para que sobreviva a toda soledad.
Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a
frente al dolor
antes de merecer esta esperanza.
Hemos abierto las ventanas para darle mil rostros.
Juan Gelman, Poesía reunida, Seix Barral.
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De las palabras - Juan Gelman - Madrugada
EN EL CORAZÓN DE UN PÁJARO ROTO
En el corazón
de un pájaro roto
siempre se apoza
el torbellino
de una cuerda
tremolante e infinita
texto y foto
mery sananes
martes, junio 23, 2015
RAMÓN PARÍS ALDANA HOY Y SIEMPRE
Un 24 de junio, Día de San Juan, de 1989, Ramón París
Aldana, se llevó su guitarra al corazón de los tambores para sembrarse en la música
que siempre llevó consigo, como una mochila.
Volvió a los ríos de su infancia y a las filas de las
montañas por donde tantas veces acampó, bajo la lumbre de las estrellas,
vigilando la llegada de un amanecer que no alcanzó a ver.
Sin embargo su sonrisa quedó grabada en los paisajes
como una memoria que se hace porvenir.
Dos libros de poemas dan cuenta de los acordes de los
que estaba hecho, de los días que se
sostenían sólo sobre la ternura, de las horas terribles y de esa ilusión que se
desprendía de él como un aguacerito persistente y fresco.
Está siempre en nuestra mesa como un hermano. No lo
despedimos hace 26 años, porque nunca se
fue de los predios que eran y seguirán siempre siendo suyos. Hoy sólo volvemos
a juntar su canto a los tambores de San Juan para un repique que acerque y
convoque esos tiempos que él se adelantó a construir. mery sananes
Hay días
que parecen hojas secas
rodando
por el suelo
hay días
que parecen
un pesado
plomo
sobre el pecho
y un angustioso
nudo
en la garganta
son como si todo
el oxígeno
del mundo
lo hubieran
incendiado
y de gris
se tiñera
la vida
hay días
en que el mundo
tiene un sabor
a llantos
y una herida
de muerte
la alegría
días en que
las esperanzas
se nos van
de las manos
como palomas rotas
Los cantos del silencio (1987), p,65
Ramón París Aldana
Cantos del silencio / Caracas, CPT-CEHA / 1987.
Ríos, cantos y caminos / Caracas, CPT-CEHA, 1990.
Solicítelos por los teléfonos 212 - 6052536 / 0416-6387320 / 0414-333 6515
OTROS ENLACES
24 de junio del 2008
EMBUSTERÍAS DE RAMÓN PARÍS ALDANA
29 de junio del 2009
VEINTE AÑOS DESPUÉS LA GUITARRA DE RAMÓN PARÍS ALDANA SIGUE DELETREANDO SU CANTO DE RÍOS Y SILENCIOS
30 de junio del 2009
LOS RÍOS, CANTOS Y CAMINOS DE RAMÓN PARÍS ALDANA
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Ramón París Aldana
ANDAMIOS AZULES
Abiertos los ángulos
del escaleno
la luna se le escapa
a sus centinelas
y decanta la travesía
hacia los andamios
azules de su plenitud
Luna del 22 de junio del 2015
texto y foto / mery sananes
serie lunas
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MS - El Libro de la Luna
lunes, junio 22, 2015
UN VERSO EN TIEMPOS DE GRIETAS
Héctor
Te había dicho que podría escribirte un verso diario, sólo por celebrar
los afectos que perduran, los lazos que no se quebrantan, los días de soledades
en lo que uno sabe con certeza de que alguien en alguna parte conserva un
abrazo que contiene la vida.
Y hoy ocurre que festejamos tus hermosos 84 años. Y como bien dice
Adicea, al colocar una junta a otra dos fotos tuyas, ese rostro plácido,
fulgurante, sellado por una sonrisa, o por ese ensimismamiento, que tanto te
caracteriza, cuando andas en pos de una idea, o un afecto, sigue siendo el
mismo.
Y entonces cómo no acercarme a ti, en este día, con una palabra cincelada
en el aire, para que te alcance. Un verso extraído del libro de las constelaciones
y tejido con las fosforescencias de una luna creciente, que se va abriendo paso
a paso, escoltada por júpiter y venus, hacia el párpado de los enamorados de la
noche y de los cielos.
A ella acudo para reiterarte lo que ya sabes, en tiempos de grietas, de
pozos profundos, de tremendas desgarraduras. Tú las conoces como yo, en el
epitelio de su génesis y en la continuidad de sus devastaciones.
Y cómo yo, te has anclado siempre en el porvenir, aunque esté mucho más allá de donde
alcanzan nuestros sueños y nuestras esperanzas. Han sido muchos los aconteceres
de un planeta signado por la tragedia, la injusticia, la desigualdad, la miseria
y el desparpajo de quienes así las dictaminan. Muchas las utopías esbozadas sobre
las carencias del hombre, y demasiadas las derrotas.
La masacre se ha extendido como ayer la ilusión de que podríamos vencer
la muerte impuesta. Y los vencidos se convirtieron en vencedores, no de la
alegría del hombre, sino de poder y de bienes. Y el capital –tantas veces
estudiado, expuesto, vociferado y denunciado- sigue allí en manos de unos y de otros,
acometiendo las mismas atrocidades.
Cuánto no has trabajado y sigues trabajando en descifrar ese terrible
designio que hoy iguala a democracias y revoluciones con dictaduras y
totalitarismos. Cuántos suspiros no quedan atrapados en soledades que no
lograron ofrendar su florería al otro que somos, al hermano distante a quien
amamos aún sin conocer.
Y en el camino se perdieron los afectos, aquellos lazos, por los que uno
estaba dispuesto a dar la vida, sin otro signo que la pureza del corazón. Y
entonces aquellos rostros que guardábamos con tanto celo en el regazo, se
disolvieron en el erial del odio.
Por eso, Héctor, cuando aún sacudidos por todos los sismos de la angustia,
la frustración, la tristeza, logramos enhebrar un hilo con otro, una mano con
la otra, en la convicción de que en alguna parte, ha quedado prendida la esperanza,
que nada ha roto los afectos ni ese norte o sur, en el cual fijamos una mirada
sin coordenadas, que sin embargo no se ha extraviado, la celebración es el
verso mayor.
Y ese es el que te envío en este tu día. Colmado de esos pequeños
detalles que vivifican las horas, atenúan las ausencias, desbordan todo
desencanto.
Que haya cantos y algarabía, mañanitas aunque sean vesperales, aquellas
olvidadas serpentinas que volaban haciendo piruetas en el aire, dulces de coco,
conservitas de leche, bien me sabe, un biscocho en el cual sembrar las velitas
de los muchos años que habrán de seguir. Y una copa de vino para brindar por
estos y los tiempos que vendrán.
mery
2015
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MS - Cartas - Pára Héctor Silva Michelena
domingo, junio 21, 2015
ALIJOS DE COCUYOS
Para George Henrique
Hijo
Sabes bien que nunca he santificado los días, ni creído que en uno solo
de ellos puede recogerse el amor que navega durante toda la existencia. No creo
en esas horas que otros hacen suyas por unos instantes para celebrar un vínculo que sólo se gesta en el transcurso
de un vivir de entregas.
Pero, hoy, cuando muchos festejan con sus padres, y tú te acercas al
corazón de tu madre, mira a lo alto de las colinas donde quedé sembrado. ¿Sabes
cuántas semillas germinaron desde entonces?
No hay tiempo, hijo, que no haya estado en el envés de tus enseres,
dejando mis señales escritas en tus cuadernos, en el interior de los zapatos
que van construyendo tus caminos, en la algarabía de tus amores niños.
Y hoy, como todos los domingos, saldremos a celebrar la pervivencia de la
vida, el milagro de los abrazos y esas conversitas que dan cuenta de tu
crecimiento, medido en la corteza de los árboles, en la velocidad de las aguas
que colman el río, en esos tus ojos que van pincelando el porvenir.
Miraremos con reverencia ese lugar en el cual la montaña se le encima al
cielo para regalarle su verdor a la neblina, y jugaremos como siempre a bajar
la escalinatas de la risa, armados con escudos de viento y colibrí.
Ya sé que en este julio alcanzarás una de tus cimas. Y recuerdo con
precisión la geometría de la esperanza dispersa entre tus libros y el alto arte
de los números acicateando tus asombros. Y yo contigo descifrando el peso del
trinar de un pájaro, o tratando de explicar en qué clave la mazorca deletrea su
canto de pan.
Y desde mis aposentos de luna creciente, que cada estación me dibuja en
las madrugadas aquella niña de trenzas que jugaba conmigo en los patios de los nísperos,
te traigo ardides de vuelo, conjeturas de páramo y frailejón y el abecedario de
ese pueblo mágico que nos alberga, con olor a hierbas húmedas y neblinares de
resurrección.
No olvides que sólo basta que gires hacia el silencio que baja desde las
montañas donde se envuelve, en el verde de las hojas, la leche que se hace
queso en el polvorín de manos amorosas.
Desde ese territorio alado donde las nubes bajan a encontrarse con las
lágrimas para regalarle al río el rocío que habrá de cubrir la bella flor que
abre a las once de cada amanecer.
Y que allí estoy y estaré cada día buscando para ti alijos de cocuyos y cesterías
de ilusiones.
Cuídate y cuida a tu madre,
Tu padre
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