sábado, diciembre 24, 2016

EL BOSQUE DE LOS ÁNGELES VIVIR







En este nuevo diciembre 
Embusterías ofrenda una vez más
un árbol que nace del bosque 
de los ángeles vivir
que no se enciende por unos días
para luego convertirse en leña sin fogón
sino que se queda sembrado
en el siempre del vivir

Un ritual sin calendario para
congregar la esperanza la amistad y el amor
en estos tiempos difíciles






EL BOSQUE DE LOS ÁNGELES VIVIR


El bosque
de los ángeles vivir
comienza a crecer
cuando el amor trastoca
todos los espacios
para inventar una sonrisa
fabricar el andamiaje perfecto
de una constelación
moldear la estructura
exacta de un milagro
pasto que va haciendo
cauce en el paciente transcurrir
de su trayecto de agua
ovillo que se convierte
por magia del telar
en el ropaje de un suspiro
engranaje diminuto
que va acoplando círculos concéntricos
hasta construir
un equipaje de lirios
que asciende por las ramas
hasta estallar en una fiesta
de violetazules





El árbol del vivir
es la escalinata por donde
ascendemos a los verdes
desde el lecho madre
que nos nutre de las mieles
de todas las flores
y es el columpio
que se dibuja entre los ramajes
para mecer los sueños
que habitan en sus hojitas
alberge de azulejos
morada vertical
de las chicharras
tallo tierno que se convierte
en corteza para grabar
en el infinito
la edad de todos los tiempos



Sitio donde aprendemos
a escalar ilusiones
lecho de donde manan
las abuelerías más dulces
baúl encantado que guarda
el secreto de  todos los cuentos
territorio maravilloso
que recorremos
cada día hasta cerrar el ciclo
de las estaciones
en el lindero exacto
de los sepias



El árbol de la vida
es ese paisaje de ramas
por donde navega toda nuestra estirpe
de humana condición
y es la viga maestra
donde apoyamos los cimientos
de la casa que anida
en el interior de nuestro corazón


 En el bosque de la vida
caben todas las arbolas
que dan cobijo a nuestros juegos
cabe la flor de azahar de las indias
que aroma el patio eterno de la abuela
y la catedral de luz
que enciende las madrugadas
desde el tallo de la flor de baile
cabe el níspero del japón
que endulza
los días de caramelo
y el samán a tres centavos
que llena la cesta de los niños
que vienen a la vida
a ofrendar empanaditas de amor



Cabe el almácigo de jazmín
que siempre se prende de los atardaceres
y la matica de orégano y curía
que cura los resfríos
cabe el universo
en las cesterías
que le bordan la avispitas y las abejas
en el envés de las hojas
cabe el recorrido perfecto
de la hormiga
y el torrente cristalino
de la lluvia que lo empapa
de alegría



En el árbol del amor
cabe la vida entera
como un río
de bienaventuranzas
que hay que repartir
a manos llenas
como la arbola
cuando esparce sus confituras
y riega la tierra
con su simiente
para que una y otra vez
se multiplique el vivir
de los bosques
de los hombres
que viven de verdad

 
Por todo esto
mis hijitivos
nunca cultivamos
el árbol de navidad
ese árbol que sólo se enciende
por unos días
y luego se acalla
sin que nadie le rinda tributo
a su esencia de bosque
su condicion de hacedor de milagros
su linaje musical y sonoro



El árbol que festejamos
es el que se multiplica
frondoso en el bosque
de los ángeles vivir
cada día cada semana cada estación
como un deber de alegría
y un compromiso
de vida verdadera



Es el árbol que riegan
las manos amorosas del padre
la plantica diminuta que regala
las hojitas de yerbamora
la sábila que cura todos los males
el lirio que borda de blanco
las manañas
el oreganón que aliña el agua
con su aroma de huerto
y el jazmín de mamá
que lleva siempre prendido
como mágico talismán  
de infinitas bendiciones



¿Se imaginan mis hijos
qué fiesta sería la vida
si siempre tuviéramos tiempo
para celebrar los ciclos infinitos del árbol
si siempre nos detuviéramos
a ver sus ramas y cuidar sus hojas
recoger sus frutos y regar sus raíces
sorber su aroma de bosque
y cumplir los rituales
de la amistad y el amor?

¿Se imaginan qué tropel de aves
qué aluvión de trinos
inundaría el corazón
si los ángeles vivir
fuesen los eternos centinelas
del andar de cada día?



Es es el bosque que le entregamos
para que lo cuiden durante todos los años
de sus caminerías
en nombre de las manos bendecidas
del padre
que ha sido y será siempre sembrador
de sueños frutas y hierbas
y en el nombre del corazón vegetal
de la madre
eterna esparcidora
de infusiones de amor
por siempre y para siempre
amén


mery sananes
06/enero/1998
y publicado por primera vez
el 27/diciembre/2012


Todos los cuadros pertenecen al pintor vietnamita
Avu Cong Dien, quien nació en 1975
y se graduó de la Universidad de Bellas Artes
de Hanoi en el año 2005



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viernes, diciembre 23, 2016

EL GRITO DEL PERDÍO



EL GRITO DEL PERDÍO
(Los cuentos de Don Anselmo)

Danielita Barrolleta
(compiladora)



Viviendo en el caserío El Dragal,  un día de verano, ya de tarde, había llegado del conuco que tenía por La Rubiera, un poco lejos de la casa. Ese era un lugar donde había hecho un conuco desde hacía poco. Esas tierras eran vírgenes y un grupo de campesinos se fueron para allá y me dijeron que eran buenas  y más atrás me fui yo. Esos primeros años fueron de buena cosecha porque la tierra estaba nueva, casi sin uso.

Allí coseché maíz, caraotas, frijoles, auyamas y se dieron unas matas de lechosa que eran dulcitas… ah y también unas matas de plátanos. Empezandito hice un ranchito para guarecernos de la lluvia y del sol mientras descansábamos para seguir la brega, en algunos casos solo y en otros con la familia. Porque a veces nos íbamos todos, desde el más grande hasta el más chiquito. Así pasaron varios años en ese ir y venir del conuco en La Rubiera.

Uno de esos días había llegado un poco tarde y ya estaba descansando en el chinchorro y escucho un grito que viene de la montaña en dirección hacia donde está el conuco. Entonces yo mismito, sin comentarle a nadie, me fijo en lo que estoy oyendo. Y me doy cuenta que es el llamado de un vale que anda perdío en la montaña y como ya es de noche la cosa es fregá. Si a uno le pasa eso y si no consigue el camino tiene que pasar la noche encaramao en un palo. Por eso es que cualquiera busca  llegar hasta la pica que lo lleve hasta el camino y lo saque a su casa.

Ahí me puse yo a pensar, y bueno a lo mejor  es que es nuevo por aquí o será de esos que se enmontan a buscar entierros, porque los que tienen conuco por aquí son baquianos. Empezó a caer más la noche, y ya todos nos íbamos a dormir. Pero  cuando ya todos estábamos acostados, yo sigo escuchando al vale. Que vaina, va a pasar la noche en la montaña, me decía yo. Y a todas estas no  pregunto nada ni mucho menos comento en la casa lo que estaba escuchando para no asustar a la gente.

Ya todos durmiendo en aquella noche que cada ratico se  ponía más oscura, y como seguía escuchando a ratos al vale, me digo: ¡Caracha tengo que hacer algo! Y al momento decido salir a buscarlo.  No le había dicho nada a La Flaca. Me levanto y me pongo las alpargatas, agarro el machete y una buena linterna que siempre estaba con pilas nuevas.

Salgo sin decir nada a nadie para no mortificar a la familia. Me digo voy a buscar a ese vale y sacarlo de esa montaña y encaminarlo hacia su casa. Rapidito agarro el camino hacia donde escucho el grito. Y cuando ya me falta poco para llegar a la quebrada que había que cruzar, yo le grito   para que sepa que hay alguien que lo va a ayudar.

Pero en ese momento  escucho de nuevo el grito del vale pero ahora es como si me estuviera espantando, algo raro pasaba y me entró un escalofrío bien grande por todo el cuerpo. Y me digo: ¿y esto qué es? Yo voy a buscar a un cristiano que está perdío, lo voy a ayudar para que llegue a su casa y mire lo que me pasa.

¿Será que de verdad buscó y encontró un entierro y tiene miedo de que alguien se le acerque?  Me detengo un rato y decido volver a gritarle a ver qué pasa. Le grito y vino la misma seña de él, y me entró de nuevo el escalofrío.

Ahí si me dije: esto como que no es cosa buena. Mejor me regreso porque en la casa nadie sabe que yo salí, ni la mujé ni los muchachos saben dónde estoy. Me devuelvo, y se lo dije antes de regresar, bueno vale yo te iba a ayudar pero tú no quisiste, así que otro te ayude. Me persigné, recé un padre nuestro, y me ajilé pa’ la casa.  

Ya cerca  del patio de la casa,  me quedé un rato parao y pensando. Y mira que no volví a escuchar al hombre o lo que fuera.   Pero otra voz que sólo escuchaba yo, que tampoco sé de dónde salió, me decía: no sigas parao ahí Anselmo, termina de entrar a tu casa…  Anselmo, vete para  tú casa, tienes que hacer caso!

Yo no sé de donde salió esa otra voz. Y me repitió esa voz: no sigas, vete para tu casa, tienes que oírme, lo que has escuchado no es un grito sino un llamado que no es bueno para ti! A lo mejor no era un grito de persona lo que yo escuché sino de algún espanto que me quería echar una vaina, o podía ser un espíritu cuidando un puñao de morocotas para un bendecido que no era yo.

Y si yo hubiera seguío me han podido dar un trancazo o un buen susto. Pero creo que un ánima bendita me salvó. De verdaita, porque después de ese día más nunca escuché nada por esas tierras que se ponen tan oscuras y quien quita que esos gritos eran de entierro y morocota. Y  uno, como buen cristiano, se puso a buscar la manera de ayudar.

Pero cuando conté en la casa lo que me había pasado, la flaca me dijo que todo se debía a que yo siempre me la paso de  asomao. Y yo me quedé en silencio pero pensando en lo que sería la joda de la vida si nadie se asoma a ver qué le pasa al del  lado y que puede andá necesitado de un pedazo de pan o de quien le rece un padrenuestro. 

Enlaces para otros Cuentos de Don Anselmo

 LOS TIGRES BLANCOS

LA BOTIJA DEL CIRUELO

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jueves, diciembre 22, 2016

SE SOLICITA HABITACIÓN


 Jordi-Maragall 

Hoy 22 de diciembre del 2016, Albert Tugues me ha sorprendido publicando una carta-poema que le enviara en diciembre del 2011, solicitándole habitación en la Pensión Ulises, que él administra. 


Carta enviada a Albert Tugues
administrador de la Pensión Ulises
el 27 de diciembre del 2011


Se solicita habitación
por breve período de tiempo
en la pensión ulises
voy de paso como siempre
y aún no sé con qué tipo de
moneda podré pagar mi breve estadía
tampoco tengo documentos de identidad
ni curriculum vitae
y mucho menos referencias personales
vengo sí de américa latina y para más
señas de un expaís llamado venezuela
como decir un inmenso barrio
con pocas vidas ejemplares
pero un gran sentido del humor
para reírse de sí mismo
que se le conoce más por lo estrafalario
de sus mandatarios que por sus ríos o tepuyes
de modo que poco me es ajeno
en materia de esa cortedad que nos hace
tan humoristas como complacientes
eso sí como oficio me dedico a inventar
embusterías que suelo dejar debajo
de las puertas en las ventanas o pegadas
de algún muro y allí en ese territorio
juego a ser ilusa aunque nadie me crea
pienso que me hará bien si así usted me lo
permite asistir unos días a la panadería
y al bar del barrio porque mucho debo aprender aún
en la universidad libre del barrio gótico
porque en los barrios que circundan
mis embusterías ya no se puede ir caminando
a la panadería y mucho menos al bar
no tengo equipaje y no suelo hacer bulla
sólo a veces me gusta deleitarme en algún
adagio o torcer la melancolía con algún bolero
no tengo ni buenas ni malas costumbres
porque aún no he logrado acostumbrarme
a sobrevivir en ese inmenso barrio que es
este planeta en el cual todos se pelean
entre sí sin siquiera saber por qué
y tengo esperanzas de que en la pensión
ulises no tropiece yo con cantos de sirena
ni mares embravecidos pero sí pueda
recoger las sabrosas conversas de los
tiempos de un quijote empeñado aún en
enderezar entuertos

saludos cordiales,
mery sananes

Esta carta fue respondida de inmediato con las siguientes palabras:  “Los huéspedes de la Pensión Ulises estarán encantados de tenerte entre ellos, y ya les he dicho a los administradores que te cedan una habitación gratuita. Si me lo permites, colgaré tu poema en una pared de la Pensión. Un abrazo, Alberto.”



Jordi-Maragall

árboles navideños del pintor catalán Jordi Maragall, 
que cada año pinta en los cristales de bares y tiendas 
de un barrio de Barcelona (Sant Gervasi)

http://jordimaragall.wixsite.com/jordi-maragall

Para el día 28 ya estaba yo instalada en esos mágicos predios. Y para agradecer el gesto solidario de Albert, esto le escribí:


"Qué alegría me das en este día que algunos designan de los inocentes. ¿Se darán cuenta quienes así lo llaman, que tal vez éste sea el único día en que nos ponemos en guardia contra las vivezas de los otros?  Porque los otros 364, solemos ser tan inocentes que ni siquiera cuenta nos damos que somos objeto de todo tipo de intercambio, trueque o negociación.

Y arribar a tu pensión en un día como hoy le da más alas a mi ilusión, porque ¿acaso ulises y el quijote no fueron dos ilusos mayores navegando en aguas sembradas de molinos de viento que resonaban en su corazón como dulces sirenas? ¿Y nuestro dulce quijote acaso no creyó que las inmensas tierras por las que navegaba con sancho eran los mares que inventaba su ilusión gigante, en los que vadeaba firme con su escudo, su bacín y su lanza?

Se me da por creer, Alberto, que ese barbero que le cedió su instrumento de trabajo a nuestro caballero de la mancha, vive en tu pensión. Y tal vez haga posada en ella en algunos días del año la mismísima dulcinea. Y tengo la firme convicción de que en una habitación de hermosa simpleza, penélope aguarda tejiéndole a todos los otros compañeros de residencia hermosos abrigos para los días de frío.

Y tú, Alberto, en tu maravillosa inocencia, me has concedido posada aún sin conocerme. Y como siempre he creído que a los seres no se les conoce por sus haberes sino por el tamaño de sus sonrisas, por la dimensión de sus pupilas abiertas como las que tienen los niños, antes de que alguien los arranque del regazo de su madre, del solar donde aprenden a leer la escritura de las mariposas,  de las calles del barrio donde son hijos de todos, me ha conmovido hondamente tu generosidad.

Y acepto mudarme de inmediato. Llevo matas de sábila, que curan todos los males, y flores de baile que le regalan a las noches sin luna la catedral de luz que se derrama de su interior en las madrugadas por la brevedad de un instante. Algunos atardeceres naranja de esta ciudad que ya se va quedando sin cielos, el perfil verdiazul de las montañas de donde vengo. Y mis ganas de aprender y compartir con cada uno de los habitantes de tu hermosa pensión.

Puedo ayudar a repartir las hojas, a ablandar los granos, a amasar el pan de maíz, a llenar los alpisteros. Tú me dirás mis tareas. Creo en el barrio, en las memorias que se construyen en ellos,  en las puertas abiertas, en las dulcerías que se reparten, en las infusiones que recorren las calles para aliviar cualquier enfermo, en la señora de los gatos, en las abuelas que saben de los secretos curativos de la granada,  en el rubor que aún no se ha ido del rostro de las muchachas, en las madres que amamantan a sus hijos, en los contadores de cuentos, en los que llevan la música por dentro, en el barbero, el panadero, el recolector de sueños, el podador de  hierbas, el que lleva en su cabeza un azafate de empanaditas de risas, en los niños que juegan entre los árboles, con un cometa hecho de ilusión, en los fogones encendidos y en las mesas servidas de geranios.

Disculpa, Alberto, tan larga perorata. Tal vez sea mi alegría desbordada por haber encontrado, en medio de un mundo que va perdiendo los espacios para la ternura, una posada donde llegar con mis mágicos espejos y mis embusterías.

Honraré la confianza que se me ha dado. Me has dado un lugar para seguir cultivando la inocencia.

Un abrazo, mery
28 de diciembre del 2011


Y conmovida como estoy en este diciembre del 2016, le digo a Albert y a mis compañeros de pensión: 

Hoy, cinco años después, puedo decir que nunca me fui de ese lugar mágico, que voy y vengo, pero que mi pertenencia a ese lugar sin pertenencias, es permanente. Es mi refugio y  de los escasos sitios existentes donde se comparte, se discute, se disiente, se ama, se da y se recibe cobijo, donde nada nos es ajeno de lo que ocurre en el mundo, y donde siempre hay una habitación abierta a quien la requiera. 

Sus linderos crecen según las necesidades del que asoma a pedir posada. Y cualquier desavenencia concluye en el bar con un tinto en la mano para brindar por la vida compartida.

Ay! si en este despedazado mundo se multiplicaran las Pensiones Ulises,  hace mucho los campos de guerra hubieran dado lugar a huertos, el metal de las armas se hubiese utilizado para fabricar clarinetes y oboes, y el saber habría adquirido la estatura de la escuela de sabiduría popular de Antonio Machado.

En este nuevo diciembre, quiero agradecerles a mis compañeros de posada, a Albert Tugues, este gesto y reiterar que conservo intacta  la esperanza de que algún día se harán realidad, los sueños que así se tejen entre conversas y labores. Y que me siento muy alegre y muy honrada de formar parte de esta hermosa Pensión Ulises, de la que no me pienso marchar jamás.

22 de diciembre 2016

  

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miércoles, diciembre 21, 2016

MENSAJE CPT 2016-2017

CATEDRA PIO
TAMAYO

    CENTRO DE  ESTUDIOS
    DE  HISTORIA  ACTUAL


   MENSAJE 2016-2017




En estas horas cuando la tristeza se 
hermana a la sobrevivencia en busca de 
los espacios de cada uno de los dioses 
y la esperanza se hace tan incierta que llena de sombras hasta los luceros de lunas y mares en este  expaís y en todos los Aleppo ya no sentimos los pasos del mañana  llamados a poblar las estaciones de los encuentros donde se siembran malabares  sino llamaradas de todos los odios en oficio de destrucción  para aniquilar cualquier  
talismán que avance en el rechazo del padecer  de un mundo hasta hoy condenado a la consternación  
el pesar  y la muerte





  Pero por encima de las riendas de las decisiones  de los asesinos estamos obligados a construir los tiempos  de respiro  que vean nacer la creación que en los caminos de oración y promesa
  construyan el festejo  de la eterna entrega de amor y libertad llevados al territorio de un vivir  desconocido y distante
sólo presente en los sueños del Jesús de luces y  risas que levanta cielos en la tierra para los hombres que crearán y entonarán los
cantos de sus propios nacimientos




cátedra pío tamayo
centro de estudios de historia actual
IIES / FACES 
Universidad Central de Venezuela
Agustín Blanco Muñoz / Mery Sananes /  Danielita Barrolleta
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