sábado, abril 06, 2024

APROXIMACION A UN LIBRO EXCEPCIONAL







VENTANAS
Pepi Bobis Reinoso


APROXIMACIÓN A UN LIBRO
EXCEPCIONAL

 

OJOS DE BUEY
 
Hoy hice una nueva lectura de la obra titulada VENTANAS cuya autoría es de Pepi Bovis Reinoso, quien tan generosamente me lo hizo llegar. Y desde las primeras páginas su lectura me ha resultado impresionante. Por el fluido movimiento de su palabra y a la vez el vigor para mantener un curso que, a pesar de los pesares, por todo lo que contiene. y retiene, no se desborda. Conserva su espacio y ese decir que no es fácil conseguir.
 
Sin embargo es como la viga que sostiene todos los naufragios. Un testimonio duro pero indispensable. Y a la vez comedido en su forma aunque sus contenidos los manejas con una sobriedad que permite aprehender lo esencial de su contenido.
 
¿Quién que lo lea no se ha de sentir retratado? Es la visión de la ventana que se ve desde afuera aguardado que un candil se encienda. En cada una de sus partes, destila la quebradura de un destino. El fallar de una ley que no alcanzó la medida del amor que queda regado sobre un cielo recluido.
 
Y allí, en cada parte, divide una historia que es la misma. Un dolor transeúnte que no se marcha pero que deja en su paso una herida presente en cada primavera. Y sin duda que los epígrafes y los nombres con que la autora divide los instantes del dolor, nos permiten advertir la hondura de lo que se ofrece.
 
GATERA
 
Hay destinos que dejan en la tierra una huella que no se marcha. Cuando lo que ha de venir de pronto detiene su paso para dejar una desgarradura que no se cierra y deja el alma desarmada. Y no queda sino enfrentarlo allí en el papel. Ese espacio que recoge lo ilimitado de una tragedia que no concluye.  
 
Y si pervive algo más que el dolor deconstruido, es la voz que lo describe. Una palabra que viene del alma pero que se viste de todos los insumos de la cuerda de adentro y la que palpita sin cesar en los alrededores del vivir.  Un libro que no puede pasar desapercibido, porque en cada verso, una pena interior se desliza en quien lo lee. Y se hace nuestro. Y ese rasgo predomina en todo el texto, sabiamente dividido en partes, que dejan al lector recomponerse para abrirle diminutas grietas a la tristeza esperando que pase algún rayo de luz.
 
Y allí advertimos que ese rayo sigue en el interior del espíritu de cada palabra entregada como un acto de amor indivisible. Que no se marcha ni se delimita. Se entrega al universo sin requerimiento de condiciones, ni necesidad de altares para el despegue. Todo se concentra en ese lugar del alma humana capaz de atravesarlo todo, con la serenidad de los faroles y la luz lunar, erguidos en sus tareas de rescatar la luz, donde solo hay sombra hace presencia.
 
VENTANALES Y MUROS
 
Este es un libro valiente que muestra sus heridas no para reclamar algún tipo de aliento. Más bien es una palabra que crece hasta hacerse viga de un techo inexistente que deja al lector construirlo, habitarlo, hacerlo florecer. Porque no hay que olvidar que tras cada desazón insurge una resistencia. Y allí en ese conflicto, que este mundo deteriorado nos deja, nace una rebeldía, una fortaleza inédita que también recoge este extraordinario testimonio y que nos entrega como un arma de amor para enfrentarse a las penas inextinguibles de la extraña experiencia de vivir, y también de morir a la vez, mientras en primavera siguen susurrando las flores que prevalece el renacer del alma, en cada nuevo pétalo, por más adolorida que se encuentre.
 
VISIÓN DE LO INVISIBLE
 
Esta obra conmueve y sorprende de muchas maneras. En un mundo en el cual prevalece la derrota antes que la sencilla victoria de sobrevivir, el testimonio del dolor deviene en una constante. Pero aparece de muchas formas y vías. Y lo que hace muy especial esta obra es su enfrentamiento a la derrota. No nos convoca a acompañar. Con un sencillo abecedario que crece en cada página, quien escribe se maneja como una corriente indetenible de agua en camino hacia un mar que ya está seco. Y nos llama a asumir el vivir como una batalla permanente que hay que sobrevivir y a ratos hasta sobresaltarla con un racimo de siemprevivas en la mano y un corazón zurcido de hilos de hierba.
 
mery sananes
06 de abril del 2024
 
 



2 comentarios:

PeBoRe dijo...

Querida Mery, siento ahora unas inmensas ganas de llorar, por nada malo, todo lo contrario. Emociona lo que dices y cómo. No sé en realidad si merezco tanto, pero viniendo de ti es un súper regalo que llevaré siempre muy adentro.
Estas VENTANAS son como un desafío, un adiós que te hace volcar en lo inmediato todo aquello que deseas alcanzar y se vislumbra cerca.

Agradecimiento y todo mi amor.

Anónimo dijo...

Es precioso el analisis que te dedica Mery abriendo poco a poco tus ventanas. Enhorabuena Pepi