sábado, marzo 31, 2018

ZAIRA Y TODOS SUS ABRILES


ZAIRA 
Y TODOS SUS ABRILES



Se nos viene abril
surcando las aguas de marzo
y las abrilerías se alborozan
para festejarte

Un arcoiris da cuenta de tu
presencia en todo territorio
cuajado de lluvia y de soles

Los pianos derraman valses
y tonadas de primavera
contagiados de tu vitalidad
y tu cósmica armonía

Las cuerdas se han tensado
para que cada arco las haga
vibrar como un diapasón

El viento que baja de las colina
ha decidido contrapuntear con sus
silbos el canto de los cardenales

La noche ha abierto sus ventanas
a las estrellas para que puedas verla
desde donde estés
aún con los ojos cerrados

A medida que amanece los adagios
se van convirtiendo en allegros y
cantábiles y ludwig está dando
sus toques finales a una nueva canción
de la alegría que lleve el ritmo de
tu enamorado corazón

Las flores de baile procuran encenderse
tempranamente en esta madrugada
para derrochar sus aromas ancestrales
sobre tus manos sanadoras

La india se ha dedicado a podar
el jardín y a sembrarle más dulzura
a los mangos y a las rosas

Los colibriés quieren este domingo
volver a resucitar sobre tus dedos
de almíbar

Cada uno de los que se han ido
a sus hospedajes de llovizna y de nubes
vienen de regreso para dejarte
sus recaderías de amor

Y los que están cerca están tejiendo
guirnaldas de memorias con
racimos de uvas y un arsenal de palabras
confitadas para nombrarte

El universo que conoce
tu lenguaje de filigranas y tus
sahumerios del ayer y del hoy
ha anunciado llenar el agujero negro
con tus zairinerías para que cada
nuevo astro lleve en sus alforjas de luz
tus recados de porvenir

Y las diminutas hormigas que
le hacen vigilia a los rosales
han comunicado que llevarán
en tropel hasta tus aposentos
el azúcar que derraman los
limoneros

Los grillos los sapitos las chicharras
se han puesto de acuerdo para
escribirte una serenata de muchas voces
que te lleve el eco de ese tu
desempalabrar que le entrega
a cada quien su propia travesía
en la lengua de un tiempo
sin calendarios

A los te quiero y los muchos les ha
dado por creer que hay signos más
perdurables que el ocho acostado

Y yo mi zaira de la vida
derramo sobre ti todos los
abriles que aún nos quedan
por celebrar y que guardo
envueltos en hebras
de azahar y yerbabuena
en el corazón de los cariaquitos
y las siemprevivas
en el si mayor de un amor
creciente extendido e infinito


texto y foto mery sananes
01 de abril del 2018
celebrando los 98 años de Zaira la Maga


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jueves, marzo 29, 2018

A JULIA Y SUS AMANECERES DE NÍSPEROS




Se adornaba siempre
con frutas dúlcimas que sus manos
encantadas hacían brotar de una
tierra árida e inhóspita

Sembraba granos de maíz para luego
obsequiárselos a las gallinas
de su pilón nacía un pan de horno
que sólo ella podía amasar
con sus mágicos dedos
de hacedora de milagros

Pequeñita y sin embargo
del tamaño de la fortaleza
se agigantaba cada vez
que una mala nueva recorría
la trocha hasta sus haberes
de cocuyos y peonías

Observaba siempre el cielo
para leer los signos estelares
de las cosechas y se cuidaba
del sereno enamorada como estuvo
de las estaciones de la luna

Tenía una sonrisa como hacia adentro
pero que alegraba toda la extensión
de sus pastizales

Se nos estaba yendo desde hace mucho
tal vez zaherida por la ausencia
del hermano o cansada de no poder
ponerle coto a los desmanes
de los otros

Supo de las cercas cuando ya tenía
la edad de la vida mas su
solar siempre estuvo abierto
al visitante que buscaba
un cacharro de agua
o una confitura de lechosa

Jamás le conocí una sola queja
que no fuera la queja de los otros
que ella guardaba para aliviarlas

Tenía la sabiduría de quien conoce
el campo en todas sus coordenadas
oírla contar era como sumirse
en un tiempo que no conocía de muertes
pero la tristeza la llevaba prendida
del párpado como un aviso
o advertencia que ella misma
no leía

Hacía milagros con el agua
que no llegaba
alumbró la noche con sus lámparas
de carburo que no desentonaban
con el concierto de los luceros

Recogía la leña como si fuera
un talismán para prepararle viandas
a los forasteros y los propios

Tenía la estatura de los prodigios
que pasan desapercibidos
para quien no se detiene a beber
de sus lechos

Julia era como una viga maestra
que sostenía el conjunto del universo
en sus manos rugosas y sin embargo
suaves como los amaneceres de nísperos

Habíamos quedado en vernos pronto
y se me fue este viernes
de dolor sin que haya podido
asistir a su tránsito hacia la aurora
de donde vino

Pero ella sabe que nunca he dejado
de estar en el interior de sus angustias
ni en el corredor de sus suspiros
y que desde allí y de manos del hijo
y de la hija le acallamos el dolor
para que fuese a sembrar su sonrisa
en los paisajes del siempre

mery sananes

30 de marzo del 2007



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LA NIÑA ASUSTADA



LA NIÑA ASUSTADA
Danielita Barrolleta

Allá en  el caserío Guaribito, mi padre siempre insistía: la cosa no es que yo sepa inyectar sino que ustedes también aprendan. Y siempre lo repetía:  tienen que aprender a inyectar porque en cualquier momento les puede hacer falta. Y de verdad que nosotros no entendíamos bien la razón de tanta insistencia.

Por eso, uno escuchaba aquello y no le hacía mucho caso. Pero tiempo después uno se acuerda de las cosas que él nos decía que debíamos conocer por una situación que se presentó.  Un día una señora fue a la casa a que le inyectaran a la hija que tenía un quebranto. Mi papá buscó su cajita de metal donde guardaba sus instrumentos, allí tenía una inyectadora de vidrio, una sierrita para cortar el envase del agua destilada y hacer la combinación con el polvo de la penicilina indicado en el tratamiento.

En una bolsa más grande tenía algodón y  alcohol. Él se preparaba muy bien para cumplir con su oficio. Buscaba una olla para  hervir el agua y desinfectar la inyectadora. Luego se  lavaba sus manos y preparaba la medicina. Esto él lo hacía muy a menudo. Siempre lo buscaban. Pero  ese día era diferente a los demás. En el mismo se produce la muerte de un amigo de papá. Su mujer le fue a llevar el desayuno al conuco y lo consiguió muerto. Se dijo que murió de repente. Pero entre los lugareños se corrió la noticia de que le había dado un infarto. El saludo de mi papá y el señor que murió era de “Miasmanos”, es decir se trataban  como hermanos.



Una vez que termina de inyectar  a la niña, él se va a llevar el burro al potrero donde dormía. Mi mamá sale a buscar agua a la laguna que estaba cerca de la casa.  Cuando regresa mi mamá con el agua mis hermanos le comentan que su hermana pequeña dice que se comió algo y que lo tenía en la garganta. La madre se preocupa  con la novedad de la hija que  decía haberse comido algo que le hacía sentir muy mal. La niña presentaba un leve y continuo llanto. Sus ojos se llenaban de lágrimas, los hermanos mayores y la mamá le daban agua, pan, y aquello no se le bajaba.

De inmediato se manda a buscar al abuelo que vivía cerca de la casa. Éste mira a la niña y procede a ensalmarla. Le reza las oraciones que corresponden, pero no consigue alivio en la niña. Entre tanto el padre, la madre y los hermanos están preocupados. Buscan a ver si era que se había tragado la tapa del frasco de la medicina, pero nada.

Pasaron las horas y había que ir a dormir.  La niña agotada se había quedado dormida. Estaba cansada del llanto. Su mamá la cobijó para ver si con el dormir lograba alguna mejoría. Porque si seguía mala, a la mañana siguiente debían tomar rumbo hacia la ciudad, que quedaba muy lejos, en busca de la medicina para curarla.




Estando mi padre adormitado en el amanecer, cuenta que siente que algo lo roza por debajo de su chinchorro y se le presenta de frente y le dice con voz de otra dimensión: “Miasmanos”. Él se despierta y le dice de manera interrogativa: ¿Miasmanos? ¿Ah eres tú quién me está asustando a mi muchacha? Pues te vas de mi casa y si tenías algo pendiente búscalo en otra parte, a mi hija me la dejas tranquila. ¡Te me vas de  aquí! Te acompañé al momento de tu muerte y entierro y fuiste como mi hermano y vienes a hacerme esto… ¡Me haces el favor, te vas  de mi casa y más nunca vuelvas!

La mamá que estaba muy cansada por el llanto de la niña y que no había podido dormirse, le preguntó: ¿y con quién hablabas? Con  el muerto que es el que nos tenía asustada a la muchacha. Pero ya no nos va a molestar más, duérmete que ya se ha ido. Y así fue. Por la mañana la niña ya no lloraba, todo volvió a la normalidad.

Entonces mamá le  dijo a mi padre: de ahora en adelante usted trate a las personas por su nombre, no se juegue con más nadie para que eso que nos pasó no se repita. Y así lo hizo. Y  siempre recordaba y contaba cómo una tarde ya hacia la noche, el muerto miasmanos del caserío, que asustó a la familia y en especial a su niña, recibió en su hora el ensalme que bien largo lo corrió.




26 de marzo del 2018
Serie Cuenterías inédito

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lunes, marzo 26, 2018

¿CERRAREMOS ALGÚN DÍA EL LIBRO DEL HORROR?



Hoy 26 de marzo del 2021, se cumplen 129 del viaje del poeta a los territorios de las hojas de hierba cósmicas y siderales. Este texto lo escribimos en abril del 2003.  Partimos de unas notas de Whitman en las cuales da cuenta de lo que significa la guerra. Y en ella seguimos estando. Si quitamos el nombre de Irak y colocamos hoy a Libia, acualquier otro,  o tristemente a este expaís llamado Venezuela, todo lo demás queda igual o es aún más doloroso. La guerra, la violencia, la represión, el odio y los enfrentamientos, lejos de extinguirse se esparcen  por todo el planeta, como un mal inextinguible. Y como dice Wright Mills, los llamados períodos de paz, no son más que breves intervalos entre guerras. ¿La detendremos alguna vez? 



Estas notas quizá permitan echar una ojeada muy fugaz sobre aquella vida y aquellos horrorosos pormenores que nunca serán transmitidos completamente al futuro. La parte que transcurrió en los hospitales del drama entre 1861 y 1865 merece por cierto quedar escrita. En aquel drama de tantas facetas, con sus repentinas y extrañas sorpresas, sus mentís a todas las profecías, sus momentos desesperados, el pavor a la intervención extranjera, las campañas interminables, las batallas cruentas, los poderosos ejércitos a la vez macizos y bisoños, las levas, las donaciones, los inmensos gastos de dinero, como una lluvia recia y constante, además del infinito duelo universal de los últimos tres años sobre toda la tierra, de mujeres, padres, huérfanos; la médula de esta tragedia concentrada en aquellos hospitales militares (a veces parecía que el interés total del país era un vasto hospital central y que todo lo demás fuese un reborde); todo eso formaba la parte no contada ni escrita de la guerra, infinitamente más grande –como lo es la vida.- que los pocos borrones y distorsiones que se escriban o digan jamás.

Pensad- y es importante que lo hagáis- cuánto ha sido enterrado ya, cívico y militar, en la tumba de la tiniebla eterna.

WALT WHITMAN[1]

Este es un texto escrito por Whitman sobre su experiencia con los enfermos y heridos, durante lo que él denomina el suceso primordial de su tiempo: la guerra de secesión. (1862-1865).

Tal vez lo que más valga la pena resaltar de esas páginas, transcritas de libretas teñidas de sangre y de dolor, es la afirmación de que la dimensión del horror, el tamaño de la degradación que alcanza el hombre, cuando emprende una guerra que lo enfrenta al hermano, sin saber a ciencia cierta por qué, llevado a los frentes de batalla por intereses, hegemonías y poderes, que nada tienen que ver su desvalida e indefensa humanidad, es la convicción de que el dolor es tal que no cabe en la palabra.

¿Qué diría nuestro viejo Walt, de las invasiones de hoy, si tuviera que cuidar a los heridos y desamparados, a los desalojados de sus tierras y a los lanzados desde tan lejos a zaherir y destruir a sus hermanos de otras latitudes?

¿Acaso ese soldado a quien han apertrechado con la última tecnología bélica y aquel hombre cubierto de miserias que resiste, tienen algo que ver con la disputa por el barril de petróleo que aún no se ha extraído o con la lucha de poderes que se desata a sus espaldas?

¿Será que el colectivo-hombre no podrá alguna vez detener la guerra permanente que le han impuesto?

La actual invasión, constituida en práctica aceptada, convirtiendo en prescindibles los hombres que habitan esas tierras  no es el inicio de una nueva guerra, es tan sólo otro episodio de la masacre que rige el planeta.

Es la máxima expresión de la sobreexplotación y la mayor evidencia de la humanidad que aún no hemos alcanzado.

Ojalá la palabra que el poeta no dijo nos despierte el alma  hasta hacernos centinelas de la vida y no simples y pasivos testigos de la muerte.

Ojalá algún día las madres no permitan que les arranquen a sus hijos para llevarlos a la guerra, cualquiera sea la frontera la razón o la justificación que se levante.

Ojalá algún día ninguna mano se levante contra otra y la bala pierda su recorrido de muerte para convertirse en encendedor de lámparas de tierra.

Ojalá y al final de un día luminoso de un amanecer distinto se encuentre el hombre para abrazarse con el hombre desprovisto de detonantes y de minas equipado con semillas y pájaros, estrellas y mariposas.

Ojalá la sangre deje algún día de verterse para que el hombre se dedique a vivir una vida digna de ser vivida para una muerte-transformación de sonidos de cuerda en timbales oceánicos y cascadas de hierbas.

Ojalá cerremos algún día el libro del horror y comencemos a escribir el primer verso de la historia del hombre.

Algún día entenderá la humanidad que lo que tiene que dilucidar es cómo construir una sociedad fraterna y solidaria, sin dueños ni propietarios, armados del almácigo de su pensamiento y la leña encendida de su corazón viajero y peregrino.

Más vale, con el viejo Walt, rescatar del mañana las palabras del futuro la canción que vendrá, anónima y colectiva, como quería León Felipe, que suene tan duro y tan alto que apacigüe para siempre la trayectoria de los misiles y el cauce de la pólvora.

Ojalá y nos quede vida para esparcirla como lluvia sobre los campos devastados y los rostros ennochecidos.

Ojalá y no se nos apague la pequeña lumbre que nos entregaron al nacer para que la propagáramos al corredor de relevo que seguirá nuestros pasos para hacer un camino centelleante de alegrías.

Ojalá y no se nos haga demasiado tarde para ir a edificar las aristas que perdimos en este tiempo de asesinos al que asistimos.

Ojalá y se desaten las furias del amor hasta arrasar con toda extensión del odio.

Ojalá y volvamos al pozo primigenio del que insurge la mirada primera que inventó la risa.

A esas tareas invitamos a sabiendas de que solos no podremos sino en rueda rueda cada vez más gigante y planetaria.

mery sananes
escrito el 03 de abril del 2003
publicado previamente en embusterías
el 11 de marzo del 2011



[1] Días ejemplares. Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1975, pp. 145-146.




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viernes, marzo 23, 2018

COSIDA EN UNA HEBRA



La hoja conoce 
su ruta de vuelo
y el viento es su aliado
y su cómplice
mas hay días en que
se prende de un azul
enardecido de otoño
y persiste en quedarse
cosida de una hebra
hasta beberse a sorbos
su zumo para luego ir 
a cumplir su ciclo 
enamorado e inescrutable




texto y fotos / mery sananes
El Libro de las Hojas inédito
22 septiembre 2015


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viernes, marzo 16, 2018

PARA SOBREVIVIR LA TRISTEZA



Caracas, amanecer del 16 de marzo del 2018


La ciudad sobrevive
a pesar de su tristeza

Los amaneceres siguen 
destilando su rubores
nutriéndose de los sueños
expropiados
intentando asaltar la muerte
recoger los lamentos
en su escritura cósmica
y sideral

Memoria del fuego que 
apagaron los carbones
del odio
insistencia de la belleza
frente al dolor
paisaje que aguarda
en el interior del corazón
del hombre hacerse
de nuevo lumbre y 
pan de espiga


texto
mery sananes
foto
danielita barrolleta

16 de marzo del 2018



BELLA CARACAS
Alfredo Sadel 



CANTO A CARACAS
Orquesta Billo




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martes, marzo 13, 2018

QUERER DE VIENTOS



QUERER DE VIENTOS

para la nona josefina
en sus 86

Hoy me conseguí con el ayer
de tu mañana y con la risa de tus
bendiciones y una vez más supe del
serafín que va unido a tu vida de
marchante sin adioses y llevada al
compartir que se anuncia en las
trompetas que se despliegan a lo largo
de los caminos en subidas y bajadas
llenos de amores y esperanzas

Porque  en nosotros siempre estás tú
en plegarias para que nos vaya bien
y podamos estar junto a ti en cada
unos de los furtivos encuentros llenos
de las entregas más hondas y festivas
que terminan marcando la necesidad 
del volver a mirarnos en tus oraciones
llamadas  al resguardo de todos en
estos tiempos tan cargados de dolores

Y es que para nosotros en esta familia
Ávila el grito de pena y alegría es compartido
desde la propia dimensión del adentro
donde se cultivan las flores en monte de
música para nuestros amaneceres

Nona por todo esto debes saber y nunca
olvidar que aquí en estos espacios de
la respiración en querer de vientos
permanencias y amores todos te hemos
designado como centro de una gran
cofradía para la creación de los despertares
que no morirán en ninguna de las travesías
sin olvidos ni sacramentos

Por eso nona te decimos para que
siempre sepas que en los pasos
de tu amada existencia todos
estamos decididos a estar por los días
de los días para expresarte con cada
uno de los cantos guacharacos y las
refriegas de cardenales y tejeritos que
te andamos queriendo mucho muchísimo
más que en todos los ayeres que ya forman
parte de los rayos de amor que pones en
el historial de nuestras vidas

Nona siempre te estamos esperando en
los recintos de tu corazón que hace mucho
tiempo preparaste para nosotros




Agustín Blanco Muñoz
El Ávila 09 de marzo del 2018


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