miércoles, enero 29, 2014

DE LAS PALABRAS - JOSÉ EMILIO PACHECO



TRATADO DE LA DESESPERACIÓN – LOS PECES

Siempre medita el agua del acuario
Piensa en el pez salobre y en su vuelo
reptante
                    breves alas de silencio
El entrañado en penetrables líquidos
pasadizos de azogue
                              en donde hiende
su sentencia de tigre
                              su condena
a claridad perpetua
                              o ironía
de manantiales muertos tras dormidas
corrientes de otra luz
                              Claridad inmóvil
aguas eternamente traicionadas
o cercenado río sin cólera
que al pensar sólo piensa en el que piensa
cómo hundirse en el aire
                              en sus voraces
arenales de asfixia
                              Ir hasta el fondo
del invisible oleaje que rodea
su neutral soledad
                              por todas partes



Tal vez este poema me ha acompañado desde hace mucho, sin saberlo. Porque ante el cristal de un acuario me ha rondado siempre ese mismo tratado de desesperación. Y la pregunta que perdura. ¿Acaso no es el hombre un pez atrapado en un terrario que él mismo se ha construido? 

Cambiamos la claridad perpetua por las sombras permanentes y ni siquiera conocemos el digno estamento de los diminutos topos de tierra que socavan túneles para abrirle cauces de luz a las raíces de los árboles que aún no han nacido. 

La soledad es la misma, salvo que dejó de ser neutral, para acomodarse en nuestro desvivir como una función que los científicos aguardan descubrir para colocarnos  una nueva etiqueta que designe nuestra sentencia de tigre.

Quizás José Emilio Pacheco en este día de enero logró quebrar los cristales de su acuario para derramarse irremisiblemente sobre la memoria de lo que podríamos llegar a ser. 

mery sananes

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