Este poema
lejos de ser un epitafio
es una declaración de vida inacabable
y por más que el poeta quiera escaparse
por las rendijas de un bosque mayor
su trino queda prendido
en todos los amaneceres
Epitafio
Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
¡Digo que el hombre debe serlo!
Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.
Juan Gelman
Hoy un
pájaro
con una flor en el pico
hace nido
en el corazón
de un violín
y desde allí Juan Gelman
cantará para siempre
ms
14 de
enero del 2014
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