Otilio a hacerle compañía a los cocuyos. Sabía que había
dejado sembrados sus cantos en el corazón del vivir
y desde estas Embusterías seguiremos siempre esparciéndolos
porque nos ayudan a reencontranos con quienes somos
aunque nos sigan arrebatando de manera creciente hasta la
respiracion. Su canto siempre será un escuido, una estafeta
para los sueños, una ilusion de amanecer.
13 de junio del 2018
Hoy se cumplen un mes de tu travesía por los charquitos, buscando el árbol que te dijera a dónde se han ido los amores que se te hincaron en el alma, como una piel. Y vengo a poner en tus manos unos versos que no escribí hoy. Te los escribí un abril del 2004, para festejarte, para alertarte, para cuidarte.
Nunca te los envié. Qué podía imaginarme que te los tendría que entregar cuando ya no los leerías en una hoja de papel sino en la brisa de los campos, en el alumbrar de las estrellas, en el pozo profundo de tu corazón hecho ahora de arroyuelos y cometas, de sonrisas y afanes que no concluyen.
Me consuelo, Otilio, pensando que tal vez así te llegarán más a prisa. Que sabrás recogerlos en los suspiros que dejaste regados por todos los espacios en los que tu canción madrugaba de amor los sueños.
Que los encontrarás en el interior de las nubes que ahora cobijan tus estremecimientos. Que se te aparecerán como una ofrenda que tú mismo construiste a fuerza de una ternura, con la que tú mismo peleabas, pero que se te salía por los ojos, como un torrente.
Nosotros nos quedamos con tu canción, con las sonrisas que fabricamos en las noches largas de debatir un acorde, o de radiografiar una gota de luz. Nos quedamos contigo en el adentro de lo que somos, empeñados como siempre, en construirle un escenario a tus poemas de amor, a tus cantos de siembra, a tu música de caña dulce y atardecer.
Y hoy vengo a dejarte estos versos, Otilio, que te pertenecen como el abrazo que nunca dejamos de darte, aún desde el silencio y los días sin sentido de este tiempo de oscuranas. Y sólo te pido, como entonces, que regreses con el verde azul del agua a mojar la tristeza con los cocuyitos de tu alegría.
abril del 2004
LAS CANCIONES DE OTILIO
EN SU PROPIA VOZ
14 comentarios:
Pero bueno, ¿qué embustería es esa? Ustedes creen que le pueden caer así na´más a uno, con tanta bellezura y sin anestesia... Miren que uno también tiene un corazoncito que necesita disipar un poco la sombra que lo nubla, pues Otilio es urgente y no sabemos seguir sin él.
Qué bonito!! "Esa luna que amanece alumbrando pueblos tristes..." 😍🤗
Precioso homenaje. Palabras sentidas. Muy hermoso .
Bellísimo. Felicidades.
Preciosa voz y hermosas letras. Una pena no haber sabido hasta hoy de su existencia. Gracias, Mery.
Y ahora, Tocho, te pertenece, como me ocurrió a mí, que de pronto un día te descubrí y lo celebro también con alegría Abrazos.
También yo estoy contento y agradecido por la oportunidad de haberte conocido.
Gracias gracias gracias por este maravilloso obsequio. Oír a Otilio es reencontrarse con nuestras raíces. Puro sentimiento
Que linda voz con una cadencia muy especial y gran sentimiento. Tu poema para mi tiene este mismo sentir acompañado de una hermandad .
Lindo homenaje y recuerdo a Otilio. Mi prima Carmen que murió hoy hace 8 días, fue quien lo inspiró a crear y a cantarle a esas chispitas.
Mery, hablar de Otilio es regresar a mi casa de Yaritagua y volvernos otra vez niños para mirar esa luna amanecida a la que tanto le cantó. Crecimos adorando su pueblo triste que también es el mío. Gracias por traernoslo más poeta que nunca.
Gracias, Navil, por ese hermoso recuerdo. En verdad Otilio pertenece a quien le encuentre y lo escuche.. Sus cantos recogen con creces ese amoroso sentir de quienes somos.
Asi me gustaria que me arrullaran a mi, como al tripon,y despues... que me recordaran tal cual, pero no lleno los puntos.imnensa, Mery.
Yo lo conocí por casualidad y quedé prendada de su poesía y su visión de lo común, de lo sencillo, veía el más insignificante detalle. El era parte de todo. Tenía una sensibilidad infinita. Lo ame.
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