martes, diciembre 06, 2016

SALÍ DE GRIS, REGRESÉ DE COLORES



Este poema  de Zaira Andrade fue escrito en el 2005 y pertenece a su libro titulado Epistolario. 

Agregamos a estas Embusterías, una página más de esa fuente inagotable de poesía y belleza que es Zaira que con este texto quiere contribuir a darle sentido y dirección, con su propia experiencia personal y estelar, al significado del Libro de los Grises que, entre ambas nos inventamos, para rescatar a plenitud el origen mismo del color . 

Por eso ella dice, con toda propiedad: Salí de gris y regresé de colores. Y deja aquí el testimonio de sus mágicas envolturas y el trayecto hacia todas las tonalidades del ser. 


Salí de gris.
regresé de colores.

El viaje desde el prisma,
tomó la luz del Sol
en sus facetas
y la trajo hasta mí
con alegria.

Así supe del Rojo,
y su armonía
con el viaje a la Tierra.

Sinfonía
de miedos y de asombros:
oscuridad, temblor,
la vida eterna
de piedras, agua, lava,
del calor germinal,
del camino hacia el Núcleo,
rescate de Energía.

Aprendí del tesón
y de la lucha,
de la fuerza, el poder,
la compañía,
para la soledad del ser
en su agonía.

Conocí la Serpiente
misteriosa.

Eterna, sabia,
formadora, viva.

Y soy maternidad
con alegría
amarillo creador,
fuente de vida.
Espíritu de Luz
desde el Naranja
con su camino al Sol.

Prisma depurador
que me organiza,
aviva mi intelecto
me motiva.

Y el Verde circulante
de la Vida,
que va y viene,
respira, crece, vive,
con el Don de mi misma.

La apertura.
Ese quererlo hacer,
sin miedos, sin reproches,
confiada y generosa,
con mi Centro en el Verde
de mi Prisma.

En el Jardin Secreto
del Violeta,
aprendo a meditar,
a hacer el viaje
camino del mí misma.

A orar, a tolerar.
A comprender las cimas
y las simas
del otro ser humano,
que a mi lado camina,
que quiere, igual que yo,
que también, como yo,
sufre y suspira.

Energía solar, depuradora,
que sube hasta el Azul
de mi armonía,
que canta en el Amor
y en la Paciencia
la oración de la Luz
que me transita.

Las formas del Amor
y la Plegaria,
en el Adivinar de la Armonía.

Canción universal
que nutre al hombre
y lo centra, y lo guía.
En nave de comando,
hacia planos sutiles,
hacia el Cosmos,
y ya fuera de mí
alcanzo el Indigo,
que como noche oscura,
me asoma al Universo.

Aprendo la Humildad,
frente al misterio,
de confrontar la pequeñez
del mundo
ante Planos Eternos.

Salí de gris.
Regresé de colores.

La Blanca Luz
trasmutó bajo el Sol
su gama de matices.

Mi cuerpo fue crisol
de su energía,
que remonté en conciencia
por mi prisma.

Y conecté la Tierra
con el Cosmos
Supe así del Amor,
de la Armonía.

Zaira Andrade
Epistolario, p. 321

foto / mery sananes

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