jueves, mayo 22, 2025

RECADOS DE LOS ZAPATOS DE VAN GOGH


  


RECADOS DE LOS ZAPATOS
DE VINCENT  VAN GOGH

 Para la maestra Magaly, a quien tanto debo y agradezco sus lecciones

Enyerve Mejías

 

 Al mundo venimos descalzos.
Luego, en el camino sumamos a nuestro equipaje los zapatos
que contienen un índice oculto de huellas capaces de lograr la vida
en permanente y alegre transcurrir.



A partir de los zapatos se puede recrear o reconstruir los pasos 
de los hombres  o los pre hombres- en su andar.



Nuestros antepasados nos enseñan que podemos hacer caminos descalzos,
pero unos zapatos adecuados ayudan y mucho.

 

Otros pueden ser tremendamente limitantes o asfixiantes. Es el caso,
de aquellos que pretenden reservar para sí - de forma exclusiva y excluyente-
el tránsito por determinados senderos.



Zapatos para construir identidad y para falsearla también.
Zapatos de todo y para todo.
Zapatos que acusan, defienden y delatan.
Zapatos activos y contemplativos.
Zapatos para la construcción de otros tiempos hombres y caminos.
Zapatos en vuelo altísimo hacia el verdadero vivir.



Zapatos para disparar y mentir en nombre de la libertad.
¿Cuánto muerto, masacre, destrucción por unos zapatos?
Zapatos esclavos, campesinos y obreros.
Zapatos esclavistas, mercantiles, capitales e imperiales.
Zapatos valor de uso, de cambio, con valor y sin valor.
Zapatos blancos, negros, mestizos y de color.



Zapatos niños, adolescentes, adulto mayor.
Zapatos hombres, mujeres, lesbianas, gays, transexuales,
bisexuales e intersexuales.



Zapatos grados de instrucción, oficios, profesión.
Zapatos propios, ajenos, comprados, prestados, regalados,
opacos, transparentes, oro, cartón, día, noche, casuales, deportivos.



Zapatos alegría, esperanza, oración.
Zapatos dolor, miedo, rabia, resentimiento, odio, rencor.
Zapatos nacionales, extranjeros y mercenarios.
Zapatos por nacimiento o naturalización.



Zapatos con derechos civiles, políticos, económicos, sociales,
culturales, ambientales.
Zapatos en éxodo, exilio, migrantes, asilados, refugiados, repatriados.
Zapatos papales, imperiales, nacionales estatales, monárquicos,
constitucionales, liberales de derecho y justicia.



Zapatos constitucionales, constituyentes, originarios, derivados, directos, indirectos, representativos, participativos, presidencialistas, parlamentaristas, unicamerales y bicamerales, centralistas, federales, cooperativos, competitivos, desconcentrados, descentralizados.



Zapatos nacionales, estadales, municipales, comunales.
Zapatos monárquicos, revolucionarios, conservadores, liberales, libertadores, anarquistas, democráticos, populistas, feministas, ecologistas, progresistas, libertarios.



Zapatos unipartidistas, bipartidistas y en coalición.
Zapatos con mayoría absoluta, relativa, mayoritarios, proporcionales,
uninominales y por listas.
Zapatos cívicos, militares y policiales.
Zapatos unipolares, bipolares y multipolares.



Zapatos con voz, voto y veto.
Zapatos atómicos, nucleares, espaciales, inmunológicos, inteligentes.
Zapatos discretos y patriotas cooperantes.
Zapatos politeístas y monoteístas.



Zapatos cristianos, islámicos, judíos, budistas e hinduistas.
Zapatos científicos físico-naturales y sociales.
Zapatos físicos cuánticos y relativos generales.



Zapatos idealistas, realistas, positivistas, evolucionistas, marxistas,
comprensivos, estructuralistas, funcionalistas, sistémicos,
complejos, transcomplejos.



Zapatos inductivos, deductivos, empíricos, analíticos,
comparativos, históricos.
Ni que decir de los montañistas y senderistas.
Zapatos disciplinados, alzados, disconformes en rebelión, r
existencia, oposición.



Tal vez los zapatos - al decir de un historiador, músico y poeta –
sean un Pasadizo más para el "tránsito de la vida y regreso festejado
o entristecido de la misma muerte" .



¿Qué fue de los zapatos de quienes no tuvieron entierro?


Zapatos de montaña, sí. Montaña de zapatos, no.
¡Nunca más, en ninguna parte, ningún lugar y con ninguna persona!


Las montañas de zapatos enmudecen y hacen que el frío se apodere
de la espina dorsal.



Sin pies para que zapatos.
La vida te puede costar unos zapatos.
Salvar la vida bien vale entregar los zapatos.


En ocasiones, ponerse en el zapato del otro nos da el suficiente nivel
de apertura para abrazar a nuestros semejantes, la naturaleza y Dios.



Zapatos otoño, verano, invierno, primavera.



Hay quienes identifican y juzgan con solo ver los zapatos.
La identificación excesiva con un zapato puede causar sufrimiento.
Ni que decir de la acumulación compulsiva de zapatos.



A veces la liberación pasa por el simple acto de
desprenderse de los zapatos.



En algunos espacios los zapatos son un requisito
indispensable para ingresar.
En otros en cambio exigen dejar los zapatos en la entrada.



Quizás los zapatos al igual que las Parcelas - como diría una amiga poeta-,
son un "artificio más para alejarnos de nuestra auténtica y exacta condición",
la de andantes desde el cerco del aparecer hacia el
cerco hermético sagrado que está más allá del horizonte.





1 comentario:

Anónimo dijo...

COMENTARIO

En un amanecer de este mayo del 2025, aparecieron en mis buzones estos recados. Y la primera lectura me hizo brotar en el corazón la razón y sinrazón de un andar sujeto a unos zapatos en un mundo extraviado. Y al acercarnos más advertimos tanto que conocemos y desconocemos del arte de caminar o detenerse.

Y al hacer el recorrido advierte uno lo común y lo lejano. Lo que hacemos sin aprehender el significado de cada paso, y lo que capturamos cuando hacemos del zapato una parte nuestra que nos lleva y nos trae en senderos y arrecifes con la misma movilidad de un ave en vuelo. De un sueño emprendido. De una causa que guardamos en nuestro interior como un sueño suspendido en los zapatos del viento, de la lluvia, de la escarcha. O de esos días en que los pasos se detienen sobre el sabor de una tristeza o la alegría de un verde camino de huellas hermosas.

Y descubrimos que cada zapato y cada andar es una tarea necesaria que debemos resguardar y entregar. Con ellos dejamos nuestras huellas y recogemos las que advertimos en cada espacio del camino.

Y he recogido este viaje por los zapatos que nos ha dejado Enyerve, guiado por Van Gogh, como recados que nos reclama el andar, sus rutas, sus sueños amalgamados a nosotros, y también a sus ausencias y rechazos cuando ya se junta al tanto uso y la propia vejez.

Queda a cada lector embrujarse en ese recorrido esperando que cada uno vea los zapatos como aquellos del poeta pintor que le entregó en sueños a todos los niños del mundo para que embellezcan, alegren y vivan en el propio andar de su mágico calzado.

Mery Sananes