domingo, abril 27, 2025

DON QUIJOTE Y EL VALOR DE UN DIENTE



PARA DON QUIJOTE DE LA MANCHA 
UN DIENTE VALE MÁS QUE UN DIAMANTE


LUIS CALZADILLA PRIETO 

Viene a cuento el relato porque en 1960 al iniciar la carrera odontológica en una cartelera de la Facultad, leí el titular siguiente: “… Porque te hago saber Sancho que en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante”. El mensaje me impactó por la importancia comparativa asignada a los dientes, cuya reflexión, aumentó mi motivación e interés por los estudios.

Ahora en la condición de docente jubilado, en la agradable lectura del “Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, libro máximo de la lengua castellana de Miguel de Cervantes Saavedra, pude apreciar en su totalidad el contenido de la aventura de don Quijote y su escudero Sancho Panza, en la que se originó el diálogo entre ambos que dio lugar al mensaje leído en aquella cartelera, en el cual se da relevancia a los dientes en cuanto a la función masticatoria y estética, al compararlos con un diamante.

En el capítulo XVIII de la enjundiosa obra de Cervantes, la parte del libro en la que se narra las razones que tuvo Sancho Panza, con su señor don Quijote, es donde tiene lugar el diálogo de interés odontológico entre el hidalgo y su escudero que destaca la importancia de los dientes. La conversación ocurre después de la embestida que realizó don Quijote contra una manada de carneros y ovejas que el hidalgo, en su fantasía de caballero andante por aquellas batallas, encantamientos, amoríos y desafíos que se cuentan en los libros de caballería, tenía por dos cuantiosos ejércitos que se iban a enfrentar.


EL CABALLERO ANDANTE FUE APEDREADO, 
LASTIMADO Y CON ALGUNOS DIENTES MENOS 

Tomó partido en la imaginada refriega como uno de los caballeros andantes y lanza en ristre, cabalgando a Rocinante con furia alanceó ovejas y carneros, pero fue apedreado y lastimado con algunos dientes de menos; vencido cayó del caballo y los pastores del ganado que habían activado sus hondas con los guijarros en su contra, lo dieron por muerto, recogieron sus cosas y se fueron.

Auxiliado luego por Sancho, y en camino buscando alojamiento, el Quijote dijo a Sancho: “tiéntame con el dedo y mira bien cuantos dientes y muelas me faltan de este lado derecho de la quijada alta, que allí siento el dolor”

Sancho metió los dedos en la boca de su señor para la exploración bucal indicada y palpando le interrogó: ¿Cuántas muelas solía vuestra merced tener en esta parte? “Cuatro -respondió don Quijote- fuera de la cordal, todas enteras y muy sanas”.  “Mire vuestra merced bien lo que dice, señor -respondió Sancho-”.

Digo cuatro, si no eran cinco -respondió Don Quijote-. “Porque en toda mi vida no me han sacado diente ni muela de la boca, ni se me ha caído ni comido de neguijón ni de reuma alguno”.

Pero en esta parte de abajo, dijo Sancho que exploraba con sus dedos la boca de su señor, “no tiene vuestra merced más de dos muelas y media y en la de arriba ni media ni ninguna, que toda está rasa como la planta de la mano”.

¡Desventurado de mí!, dijo don Quijote al escuchar la información de Sancho y expresó: “qué más quisiera que me hubieran derribado un brazo, como no fuera el de la espada. Porque te hago saber Sancho, que la boca sin muelas es como un molino sin piedra y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante”.

EL QUIJOTE Y LA REFLEXIÓN SOBRE EL DIENTE QUE YA NO ESTÁ

Nótese que la instrucción que imparte don Quijote a Sancho para la exploración bucal es con términos de aquella época (muelas, quijada, etc.), también es de notar que en la época de entonces, los dientes del sector posterior de las arcadas (premolares y molares) se les identificaban con el nombre genérico de muelas y con el nombre de dientes a los del sector anterior (incisivos y caninos) y además, queda la idea de un orden para la exploración clínica por cuadrantes superiores e inferiores, derechos e izquierdos.

En su reflexión, al enterarse por Sancho de la pérdida de algunos dientes, don Quijote enfatiza la función masticatoria, comparando la acción de las muelas (premolares y molares) con un molino de piedra y puede inferirse, en la estimación comparativa de un diente con un diamante, cuerpo cristalino de alta dureza, perfección y hermosura, la importancia de incisivos y caninos en la función estética.

De otra parte, la conversación entre ambos personajes refleja la salud de los dientes y la enfermedad que los carcomen y ennegrecen (neguijón) u ocasiona la caída de ellos (reuma), expresadas con la terminología de aquella época; patologías que en la actualidad se conocen como caries, incipientes y avanzadas, y periodontitis, inflamación que afecta la unidad anatomofuncional o periodonto u órgano de sostén del diente.


Fuente: 

Cervantes Saavedra, Miguel, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. (Edición completa). Textos y notas de Luis Casanova Marques. Ilustraciones de Vela Zanetti, comentadas por Juan Antonio Gaya Nuño. 4ª ed. Editorial Everest-León, S.A. España. 1978. Capítulo XVIII, p. 128-136.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué delicia de texto nos has dejado, mi queridísimo Luis. El libro de Don Quijote es infinito y en cada lectura descubre uno la magia de una obra eterna. Y esta parte que nos compartes con tanta belleza, recoge el verdadero sentir de ese caballero andante, que tanta falta nos hace. Y el libro es el mayor compendio del vivir que uno pueda encontrar. Cada lectura nos lleva a repensar quienes somos, que hacemos, de qué nos ha servido la palabra dicha y silenciosa. Y por qué aún siguen resonando en el aire las campadas del viento. Gracias, hermano del alma, por regalarnos la inmensa significación de un libro, de una plegaria, de una voz inédita, que le otorga a su sinrazón, la razón mayor del vivir. Esa escuela que aprendió Sancho y que aún aguardamos seguir cultivando seguir cultivando en un mundo que prefiere internarse en la inteligencia artificial, Y que grato texto nos has dejado.