Negra
domingo, octubre 21, 2012
LA NEGRA DE LUIS MARIANO FUE A LLEVARLE FLORECITAS DE MONTE
Negra
Yo no sé porque estas horas
se me hacen tan amargas si sabíamos que vendrían con su carga de tristeza y
dolor. Hace apenas minutos me trasmitió
una amiga el mensaje de Alejandro: dile a Agustín que mi mamá se fue hace un
ratico a reunirse por siempre con Luis Mariano.
Yo acababa de llegar de viaje
y el día que me iba te mandé a decir que me quedaba preocupado por tu estado de
salud y que al regreso iría de inmediato a visitarte. Sé que recibiste mi
mensaje porque me llegó tu respuesta: aquí lo estaré esperando con el cariño de
siempre y le escucharé su voz que tanto me reconforta.
Eso me lo repetías cada vez
que nos despedíamos. Yo te decía que esperaba que siguieras bien por lo mucho
que te necesitaba y por lo mucho que te
quería. Y venía entonces tu palabra de dulzura y amor: yo también lo
quiero a usted como mi otro hijo y cuando lo escucho me alegro mucho.
En algunas de esas
conversaciones yo comenzaba haciendo una especie de canción con la música de
Canchunchú Florido: Mi negrita linda, mi negrita hermosa / es bueno que sepas
una sola cosa / una sola cosa que llevo en el alma / y es que yo te quiero
mucho y sin calma.
Y entonces venía tu
respuesta: yo a usted también lo llevo en el alma. Y el contento se me
agigantaba.
Y ese amor me nació o nos nació
desde la primera vez que vine al Rancho con
Mery a hacer el trabajo sobre la poesía que era la vida de Luis Mariano.
Llegamos en ese momento a un recinto de amor, desprendimiento, humildad y
creación.
Por todas partes estaban los
versos sencillos, la canción de las florecitas. Era muy gratificante ver como
ustedes estaban metidos el uno en el otro.
Recuerdo la anécdota de
cuando le llegó a Luis Mariano aquella madrugada la música y la letra de
Lucerito y que te quedaste despierta para que no se olvidara la composición
hasta que pudieran llegar a la emisora donde estaba el grabador. En todas las
cosas estaban los dos.
Cuando Luis se fue te dije
que ahora te necesitábamos mucho más y me dijiste que sabías que el viejo te
iba a dar fuerza para cumplirnos. Y de verdad que sacaste esa fortaleza para
resistir y acompañarnos hasta más allá de tu aliento y en medio del
cumplimiento con el oficio supremo de un vivir que sabemos que ahora con más
razón no darás por concluido porque te vas a reunir a plenitud con ese cantor
que fue la otra parte de tu existencia.
Negra, ten la seguridad que
te andaré encontrando en cada uno de los floreceres, en los almácigos de
Cerecitas y en el cundeamor que siempre
regaste por todos los patios de tu gente amada.
Y así la dura noticia encuentra el linimento que
tú me envías: usted quédese tranquilo
que yo estoy bien acompañada, cumpliendo con otra de las partes del rito de la
vida.
Mi Negrita Linda, tu sabes
que te quiero mucho, mucho muchísimo, hasta donde ya no se puede más porque,
como le dije a Alejandro, tu huella en mi vida está grabada como una cosa así
de grande y para siempre.
Agustín Blanco Muñoz
fotos / danielita barrolleta
en canchunchú florido
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