sábado, noviembre 12, 2005

LA ETERNIDAD DE SUS RECADERÍAS



Su silbo dibujó
cada una de nuestras hazañas
dejando en los espacios
las sonoridades del amor
que lo habitaba
en este día de noviembre
nos dejó enhebrado
la eternidad de sus recaderías
en el silencio que quedó
colgado en la canción
de la lluvia
ahora el silbo se anidó
en la brisa de que están hechos
los suspiros de los niños
que sólo adivinarán
en la mansedumbre de la tarde
el alegre aleteo de su risa
adherida para siempre
en los pliegues resplandecientes
de las embusterías de su ausencia



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