Parece que a estas historias no se les da mucho crédito en el extranjero. Pero durante cuatro años nuestra carne y nuestra angustia debieron darles crédito. Durante cuatro años, todas las mañanas, cada francés recibía su ración de odio y su bofetada. Era en el momento de abrir el periódico. Forzosamente, algo ha quedado de todo esto.
domingo, mayo 07, 2017
ALBERT CAMUS - NOS HA QUEDADO EL ODIO
Uno de los pensadores más lúcidos de nuestro tiempo
“Hace años que el mundo está
entregado a un desencadenamiento del odio que jamás tuvo igual [Hablaba
en 1945]. Durante cuatro años, en nuestra tierra, asistimos al ejercicio
razonado de ese odio. Hombres como ustedes o como yo, que por la mañana
acariciaban a los niños en el metro, se transformaban en la noche en
meticulosos verdugos. Se transformaban en funcionarios del odio y de la
tortura. Durante cuatro años, esos funcionarios sacaron adelante su
administración [La Francia colaboracionista de Vichy]: en ella se fabricaban
pueblos de huérfanos y se disparaba contra los hombres en plena cara para que
no fueran reconocidos, se metían a taconazos los cadáveres de los niños en los
ataúdes demasiados pequeños para ellos, se torturaba al hermano delante del
hermana, se formaban cobardes y se destruían las almas más altivas.
Parece que a estas historias no se les da mucho crédito en el extranjero. Pero durante cuatro años nuestra carne y nuestra angustia debieron darles crédito. Durante cuatro años, todas las mañanas, cada francés recibía su ración de odio y su bofetada. Era en el momento de abrir el periódico. Forzosamente, algo ha quedado de todo esto.
Parece que a estas historias no se les da mucho crédito en el extranjero. Pero durante cuatro años nuestra carne y nuestra angustia debieron darles crédito. Durante cuatro años, todas las mañanas, cada francés recibía su ración de odio y su bofetada. Era en el momento de abrir el periódico. Forzosamente, algo ha quedado de todo esto.
Nos ha quedado el odio.
Nos ha quedado ese impulso que el otro día, en Dijon, lanzaba a un muchacho de
catorce años sobre un colaboracionista linchado para reventarle la cara. Nos ha
quedado ese furor que nos quema el alma al recordar ciertas imágenes y ciertos
rostros. Al odio de los verdugos ha respondido el odio de las víctimas…
Pues bien debemos vencer todo eso. Hay que sanar esos corazones
envenenados… No ceder al odio, no conceder nada a la violencia, no admitir que
nuestras pasiones nos cieguen…
Todavía hoy ciertos periódicos se dejan arrastrar a la violencia y al
insulto. De ese modo seguimos cediendo ante el enemigo. Se trata, por el
contrario y a nuestro parecer, de no permitir nunca que la crítica se convierta
en insulto, se trata de admitir que nuestro oponente puede tener razón y que en
cualquier caso sus razones, aunque malas, pueden ser desinteresadas. Se trata,
en fin, de rehacer nuestra mentalidad política.
¿Qué significa eso, si reflexionamos sobre ello? Significa que debemos
preservar la inteligencia. Pues estoy
persuadido de que ahí está el problema. Hace unos años, cuando los nazis
acababan de tomar el poder, Goering daba una idea clara de su filosofía al
declarar: ‘Cuando me hablan de inteligencia, saco la pistola’. Y esa filosofía
no se limitaba a Alemania. Por esa misma época y en toda la Europa civilizada,
se denunciaban los excesos de la inteligencia y las taras del intelectual. Los propios intelectuales, con una interesante
reacción, no eran los últimos en participar en ese proceso. Dondequiera
triunfaban las filosofías del instinto y, con ellas, ese romanticismo de mala
ley que prefiere sentir a comprender, como si ambas cosas pudieran separarse […]
Tal vez no haya ningún régimen político bueno, pero la democracia es,
con toda seguridad, el menos malo. La democracia es inseparable de la noción de
partido, pero la noción de partido muy bien puede existir sin la democracia. Eso
ocurre cuando un grupo de hombres se cree en posesión dela verdad absoluta. Por
eso la Asamblea y los diputados necesitan hoy una cura de modestia…
El demócrata, al fin y al cabo, es alguien que admite que un adversario
puede tener razón, lo deja expresarse y acepta reflexionar sobre sus
argumentos. Cuando unos partidos o unos hombres están persuadidos de sus
razones que aceptan cerrar la boca de sus oponentes por la violencia, entonces
la democracia deja de existir.”
Albert Camus, Crónicas (1944-1953), Alianza, pp. 70-74.
08 de noviembre del 2015
Etiquetas:
De las palabras - Albert Camus,
Del odio
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18 comentarios:
Camus supo tener coherencia y perspectiva, y no faltar nunca a la libertad y la mejor fórmula (la democracia), sin conceciones en aras de una idea. No pasó lo mismo con Sartre.
Francisco Miguel Cerén Gómez
http://momentosdelavidadeunfauno.blogspot.com.es/2011/10/camus-sartre-y-el-compromiso-del.html
Francisco Miguel Cerén Gómez
¡¡ Excelente cometario de un pensador como Camus !!
Héctor Pérez Lima
Necesitamos una buena cura de decencia! Gracias por este fragmento impecable e implacable!
Araceli Sanclemente
Gracias, Carlos; buenas noches...
Este texto fue difundido por Facebook y compartido por Carlos Morales del Coso
Amelia Ailema
Releyendo ahora este texto, con la infusión, hay que reconocer el prodigio que fue Camus, capaz de compromerse en tantos niveles. Por eso tal vez, pudo encontrar esa, como decirlo, "amabilidad", ese humanismo. No tiene desperdicio esto, es una joya.
Francisco Miguel Cerén Gómez
De acuerdo contigo Francisco. Es un prodigio. Y tanto odio acumulado desde 1945 hasta hoy, poco ha podido enseñarnos. Su voz, sin embargo, nos sigue enseñando el camino.
Gracias Carlos, menudo texto!
Graciella Edo Grigg
Sí, Francisco, el texto es un aleganto brillante de un hombre no siempre coherente, pero de los más coherentes que he conocido nunca. En este caso, el golpe que da a las conciencias dormidas es formidable. Llevas razón, Araceli, ya nos va urgiendo despertar, y actuar, y comenzar de nuevo, porque nada ha cambiado realmente. O muy poco. Y eso, Graciella, es bueno que alguien nos lo recuerde, como ha hecho Mery, la voz de los voluptuosos jardines de la vida...
Carlos Morales del Coso
Con vuestro permiso, me la paso cazando textos, especialmente como éstos. Y como Mery Sananes fue una de mis amadas maestras, pues me siento con un poquitico de libertad y confianza, para que la profesora entienda que estoy tratando de multiplicar la palabra sabia.
Marianella Guevara Zerlin
Gracias, Marianella. Son gratificantes tus palabras y te las agradezco. Y ser cazador de textos para tratar de multiplicar la palabra sabia, es oficio que comparto contigo. Lo que pudiera ser simple, adquiere sonoridades profundas cuando quien lo expresa es alguien como Camus. No hay retórica sino comprensión. No hay subjetivismo, sino esa mirada que alcanza lo esencial. Tal vez una de sus frases resuma lo central de su discurso: Al odio de los verdugos ha respondido el odio de las víctimas…Lo quise decir alguna vez con estas palabras: de tantos odios estamos hechos que ya nos parecemos al anemigo. Y mientras siga imperando el reino del odio, seguiremos atrapados en la vieja historia. Para que eso cabie habrá que hacer lo que Camus dice aquí: Hay que sanar esos corazones envenenados… No ceder al odio, no conceder nada a la violencia. ¿Seremos capaces? No lo sé. Pero sí sé que cuando tú y yo, y tantos cazadores de textos y de ilusiones, difundimos estas palabras, lo hacemos con la esperanza de que algún día eso ocurra. Un abrazo, amiga. ms
Gracias, Mery Sananes. Besos!
Zhivka Baltadzhieva
Muchísimas gracias, Mery. Otro gran texto de este grande grande que fue AC. Lo comparto.
Marcelo Sztrum
Gracias Carlos
Manuel Jiménez Carmona
Aun sigue lúcido el maestro Camus.
Marco Antonio Gonzales
Creo que nunca dejará de ser lúcido el maestro Camus, Marco Antonio Gonzales.
Zhivka Baltadzhieva
Zhivka Baltadzhieva, entre otras muchas cosas, tiene / tienes / tenés el secreto de la réplica rápida ('repartie', se dice en francés) e inteligente, bella, muy a menudo impregnada de saber --como suele ocurrir, por cierto, con los verdaderos poetas
Marcelo Sztrum
Mi querido amigo Manuel, tenemos que dar las gracias en esto a Mery Sananes. Todos nos congratulamos con ella, y en ella, de esta auténtica patada en los cojones del alma que nos dejó Camús. El mundo, cada vez más, se parece al que deja el lapicero de Zhivka Baltadzhieva en sus poemas. Y sus razones son ya más indescifrables que los textos sumerios en lengua cuneiforme que nos lanca Marcelo Sztrum, con esa manía suya de ahorrar letras y de comérselas todas todas todas. Leístes lo de los chinos?
Carlos Morales del Coso
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