que no termina una apoteosis
de preguntas en dirección al silencio
un estruendo de pájaros en migración
hacia el solsticio de una flor
Un imperativo sin sentido que se
aposenta en los calendarios
sin advertir que nada detiene su
armónica marcha de días represados
en el interior de un suspiro
que no concluye
Por ello la ausencia es una patraña
para asustarnos un remolino
que se acuesta sobre el horizonte
como si todo el universo no fuese
sino la señal resplandeciente
de una curvatura que gira
en el envés de los días vividos
sobre la extensión de un planeta
que aún no tiene nomenclatura
La tristeza es la distancia que traza
la pupila entre la risa que se apaga
y el florecimiento de las ramas
que señalan el cumplimiento de los
códigos más antiguos de la tierra
en su irreversible ejercicio
de resurrección
Y entonces un lenguaje se desborda
de las madrugadas escribiendo la carta
astral de los amaneceres en su incesante
empeño de verter sus soles en las
encrucijadas de las cayenas que aún
no nacen y en la estela de pétalos
que dejan constancia para siempre
del ajuar de los abriles que se abrigaron
en los julios para la celebración
foto y texto /mery sananes
Samuel Barber / Adagio
17 de julio del 2008
No hay comentarios.:
Publicar un comentario