lunes, noviembre 05, 2012

SEMERUCOS DE RECUERDOS





Un hijo es un mediodía que se
queda detenido en los avatares 
que tejen los encuentros con las
azucenas del alma un pedacito de
recuerdos que sacude todos los tiempos 
de nuestros pasos una señal de atardeceres
y de noches que también será parte
del hálito de truenos que vive con nosotros

Un hijo es una rencilla que está en
uno mismo un fuego que va más allá
de todos los altares y del canto mayor
de los cristofué que se enamoran de
las veredas de los inviernos de abril

El hijo se estaciona en cada uno de
los episodios que se contarán en los 
otros días de  sonidos que dejan de ser
puntos de alertas para devenir en
el simple anuncio de faenas que
nacen más allá de cualquier alumbramiento
pero que forman parte de las entidades de 
sorpresas que nos aligeran los asombros
de nuestros antifaces

Y  por eso  te digo que hoy sé de
los hijos que abrigan mi andar de
estos duros y terribles tiempos tan
llenos de miramientos de cualquier ayer
y que una y tantas veces pido estar en
las cunas de los próximos arrullos para
mantener el sabor de las lunas que
nunca dejan de florecer

Y  ahora definitivamente  sé y sabré
que un hijo como tú es la entrega mayor
que la vida otorga para llevarla por todos
los espacios y momentos de este andar
largo e imborrable para construir mensajes
de mañanitas con sabor de siemprevivas
y vuelos de eternidad 

Porque un hijo al fin es una matica de
semerucos de  recuerdos que deja 
estallidos de amor en todas sus estaciones 
y esperanzas de regreso en los suspiros 
de los claveles que no piden sino que 
inundan de luces los pasos de todos 
los amaneceres


06/11/12

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