‘ASÍ FUE MI MUERTE’: UNA CLASE
MAGISTRAL
Profesor, Gracias por colocar este libro en nuestras manos. Resignificar la vida a partir de su reverso: la muerte. Eso sólo lo hace un Maestro. Y precisamente esa es la labor adelantada en su libro "Así fue mi muerte": una clase magistral.
Al iniciar la lectura quedé enganchado con la sola alusión a Pío Tamayo, el poeta que manda a sonreír aún en el instante supremo de su muerte (p.12). Al adentrarme en las páginas la angustia se apoderó de mí, pues me dio la impresión de estar en presencia de un conjunto de piezas inconexas, de haber caído en un oscuro laberinto.
¡AGUSTÍN
DESPUÉS DE MUERTO AÚN JODE!
Tentado estuve de llamar para preguntar si había un error en la numeración de páginas y luego de asegurarme que todo iba bien con el asunto me dije: ¡Tronco e’ vaina me ha echado Agustín, después de muerto aún jode!
Y quién dijo que el poeta nos pondría fácil el asunto de enterarnos de los detalles de su muerte/vida. Sin embargo, me dije sé paciente, que en cualquier momento se despeja el asunto, alguien te ayuda a ordenar todo esto y a entrar y salir de este vaporón.
DON VÍCTOR EL JEFE SEPULTURERO VINO EN MI AUXILIO
Al avanzar en la lectura, resonaban en mi cabeza las palabras de un Maestro y amigo, a quien debo gran parte de lo que soy, quien siempre me repetía “en ocasiones la piedra desechada es piedra fundamental”. Y así fue, como el administrador y sepulturero del cementerio, Don Víctor (piedra desechada), vino en mi auxilio.
Al notar que su nombre se repetía en el texto (pp. 225 y 243) pensé, quizás ocurra lo mismo con los demás y de lo que se trata es de ponerlos a dialogar. Posteriormente me pregunté cómo hacerlo. Y una vez más vino en mi ayuda el Maestro que además reiteraba que “el corazón debía ser usado como método”.
Así las cosas, de lo que se trataba
entonces era de poner a dialogar estos personajes, que tenían un espacio en el
corazón de Agustín, el centro del huracán, y así procedí.
Al hacerlo todo cobró sentido, pues sin los personajes de la primera parte del libro, entre otros, no habría sido posible el tránsito de Agustín desde la Casa de los Imanes a la Lucha Armada de la Improvisación y la Aventura, II parte del libro. A partir de este momento, la angustia troncó en placer y ya no pude soltar el libro, iba de atrás para adelante y viceversa.
LA INTIMIDAD DE LA VIDA-MUERTE DE AGUSTÍN
Llegados a este punto no me queda sino agradecer. Gracias por permitirnos conocer a sus más cercanos afectos: abuelos (Victoria, Esteban, Nicolasa), padres (Carmen Ramona y Esteban), amores (Oneida, Mary, Ana Su India, La Luna), hijos (César hijo de Mary y el hijo e hija de la luna), hermanos (Marcos Ramón, Rafael, Victoria, Esteban, Luis, Ignacio, Chila, Jorgelina, María y Salvador), tíos (Justina, Rosa y Eliseo), primos (Arturo, Pancho, Bertha, Gladys, Víctor, Alfredo, José, Manuel), sobrinos (Alberto, Pablo), padrinos (Anatolia y José).
Amigos (Luis Mariano, Maximina, Ramón, Benito Centella, Mery, El Negro, Jorge Cadenas, Foreman, Carlos Savelli Maldonado), compañeros de lucha (Fedor, Vladimir, Ramón París Aldana, Eleuterio Araque, Pedro Manuel, Juan María, Carlos Manuel, Natividad), Maestros (Jesús Flores) y un largo etcétera (El Chango del Suero, Serapio, Don Antonio Jefe de la Muerte, Don Antero).
Esto es confianza e intimidad. Honestamente, creo que esto de Agustín, al contarnos la forma en que partieron y cómo vivió el vuelo de sus antepasados es una forma de honrarlos, de sanear el árbol familiar y aligerar el equipaje hacia nuestro inminente encuentro con la muerte.
DE LOS SESENTA
Gracias por mostrarnos en parte la anatomía de la lucha armada en Venezuela. Labor necesaria para no repetir errores del pasado. En este sentido, el testimonio de Freddy Rivero, entre otros son de un inestimable valor (p.198-201). Asimismo, los casos de Campero, Nicolás Beltrán, Ruperto, Ricardo buscando a su madre Conchita, Cachalote, entre otros.
Gracias por el homenaje al ‘Papagayo de la Libertad’ (Pío Tamayo), Chimiro (Argimiro Gabaldón) y Jerónimo Carrera. Esto es merecido. Gracias por denunciar las circunstancias en que desaparecieron Douglas Bravo, Raúl Isaías Baduel y Carlos Lanz. Esto es valiente.
GRACIAS POR COMPARTIR ESTA SÍNTESIS
Gracias por compartir con nosotros esta apretada síntesis de su vida o del proceso hacia su muerte. Una vida/muerte intensa, comprometida con la lucha y defensa de la humanidad. Esto es ejemplarizante. Marche tranquilo poeta, usted ya hizo bastante, ya va siendo hora que otros asuman el testigo y contribuyan con sus versos a los evangelios que den forma al futuro de la humanidad.
La separación es ilusión: Somos Uno. Lo abrazo con amor y consciencia. Bendiciones.
PD: Profesor, sin saberlo, como en un espejo, usted me ha hecho tomar consciencia de que comencé a morir desde el día en que nací.
Así las cosas, ya va siendo hora que me disponga a ordenar mi cuaderno y dar cuenta de cómo ha sido mi muerte/vida. Aun cuando usted casi me dobla la edad (son 43) quizás esta Señora me visite a mi primero, ella no avisa nunca y vive cambiando de dueño.
Apenas pueda le entrego el libro a Marlene, la común amiga que permitió conocerlo en una sesión de la Cátedra ‘Pío Tamayo’ por allá en el año 1994 en la Sala ‘E’ de la Biblioteca de la UCV, y por medio de ella a otros amigos confiando en que sabrán sacar un mayor provecho de su lectura.
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NOTA: ‘Así fue mi muerte’, ‘Ofrenda de música y vida’, ‘Pasadizos’ y ‘Dígame’, publicados por ‘Amazon’, son distribuidos por la Cátedra ‘Pío Tamayo’. Información: 0414 333-6515.
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