Hay tormentas que descarrilan
la travesía de los suspiros
y uno no sabe qué tramo de
las palabras quedan represadas
en el vagón de las despedidas
Hay días en que el camino se
topa con el andén de las florerías
y el tren lejos de detenerse
para beber de los viñedos de la
noche apresura su paso veloz
hacia la estación de los adioses
Hay tiempos en los que
los pájaros son aventados del
bosque hacia los terraplenes
del mar y sus piquitos se
alargan buscando mirarse
en la sed de los peces
Hay instantes en que la
tristeza de los cristales
deja sin cobijo el leve
rubor de los mandarinares
Y entonces uno regresa
a las instancias del rito a
la juglaría de las hierbas
a la estatura azul de
las colinas para desde allí
escanciar amaneceres que
repongan en la brevedad de
los susurros el continente de
ausencias que nunca
acometimos
mery sananes
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