sábado, agosto 04, 2012

TIEMPO SIN CALENDARIOS



a mihaela ursuleasa
quien desafió los calendarios
para dejar su itinerario de música
en la vida que no concluye
1978-2012



La imagen de Mihaela Ursuleasa, al piano, danzando sus manos sobre el teclado, me llevó al texto escrito en el 2008. 

Releía el poema y encontraba que lo dicho entonces tenía que ver con ella, con ese rescatar una vida que no concluye en los tiempos calendarios sino en la ofrenda de los gestos que perduran. Y en su homenaje acompañé el texto con su interpretación del Concierto No 1 de Liszt.

Supe de ella por Gabriela Montero, quien poco antes había colocado en su página la noticia de la muerte de esta joven rumana, de apenas 33 años, ganadora en 1995 de la Competencia Internacional Clara Haskil.

Tenía 12 años cuando tocó frente a Claudio Abbado, quien contribuyó a que consiguiera una beca en el Conservatorio de Viena. Al día de hoy ya se había presentado en múltiples escenarios y había actuado como solista, entre otras, con la Orquesta Nacional de Francia, la Sinfónica de Viena, de Londres y de Minessota.

Un probable aneurismo cerebral acabó  a destiempo con una huella de música que sin embargo queda vibrando con sonoridad de campanarios en los paisajes del alma. 

El texto de hace cuatro años recobró hoy un acorde inédito que se me dibujaba en esa escritura apasionada de Mihaela tratando de atrapar la eternidad en cada nota. Y así se lo digo:

                                                                                                        Una memoria
en tus dedos
acorazando la señal
de tus propios ángeles
en el frenesí de una
búsqueda que siempre
te llevará a la intensidad
de los arpegios del
hoy y del mañana






TIEMPO SIN CALENDARIOS

Si tan sólo viviéramos el tiempo
sin la majestad de los calendarios
en vez de morirlo a ritmo
de un reloj sin movimiento
valdría la pena contar los días
para saber en cuántos hemos vaciado
la tristeza y en cuántos hemos
remontado el estruendo de las risas
que nacen de los pájaros al estallar
en sus nidos el regalo del primer vuelo

Sólo que la memoria no sabe de
ausencias ni de sepulturas
sino de las horas que dejan huella
en los paisajes del alma
allí donde quedan sembrados
los suspiros de flor que dan
de beber a las agonías
los abrazos frutales que
sustentan los destrozos
la armonía de la sílaba estremecida
que esparce acordes venturosos más allá
de las metrallas incesantes
que se amurallan en el
desasosiego de los andares

Y si el tiempo se niega a ser
refugio de cualquier olvido
entonces su itinerario se arremolina 

en recintos de florerías
para estallar en aguamieles
en amoroso tránsito solar
hacia la vida que no concluye


mery sananes 

Franz Liszt / Concierto para piano No. 1
con Mihaela Ursuleasa



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