Releía el poema y encontraba que lo dicho entonces tenía que ver con ella, con ese rescatar una vida que no concluye en los tiempos calendarios sino en la ofrenda de los gestos que perduran. Y en su homenaje acompañé el texto con su interpretación del Concierto No 1 de Liszt.
Supe de ella por Gabriela Montero, quien poco antes había colocado en su página la noticia de la muerte de esta joven rumana, de apenas 33 años, ganadora en 1995 de la Competencia Internacional Clara Haskil.
acorazando la señal
de tus propios ángeles
en el frenesí de una
te llevará a la intensidad
TIEMPO SIN CALENDARIOS
Si tan sólo viviéramos el tiempo
sin la majestad de los calendarios
en vez de morirlo a ritmo
de un reloj sin movimiento
valdría la pena contar los días
para saber en cuántos hemos vaciado
la tristeza y en cuántos hemos
remontado el estruendo de las risas
que nacen de los pájaros al estallar
en sus nidos el regalo del primer vuelo
Sólo que la memoria no sabe de
ausencias ni de sepulturas
sino de las horas que dejan huella
en los paisajes del alma
allí donde quedan sembrados
los suspiros de flor que dan
de beber a las agonías
los abrazos frutales que
sustentan los destrozos
la armonía de la sílaba estremecida
que esparce acordes venturosos más allá
de las metrallas incesantes
que se amurallan en el
desasosiego de los andares
Y si el tiempo se niega a ser
entonces su itinerario se arremolina
en recintos de florerías
en amoroso tránsito solar
hacia la vida que no concluye
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