domingo, marzo 31, 2019

UN ABRAZO ANTICIPADO - PARA ZAIRA



Este decreto se dictó el 31 de marzo del 2014, en vísperas de que nuestra Zaira cumpliera sus 95 años. Pero su validez se renueva anualmente.Y en esta ocasión el festejo de sus 99 añitos, comienza hoy y prosigue hasta el 31 de marzo del 2020, para el aquelarre de los 100. Por consiguiente la celebración y la alegría se multiplican proporcionalmente al amor que le tenemos.

¡Qué fiesta del espíritu!

NOTA EN ESTE 2019

Nada hay que celebrar que no sea la existencia
de esos seres que, más allá de los odios feroces, la guerra 
inclemente que todo lo desaparece, hiere o asesina  
y  la total de devastación
de un colectivo-pueblo innumerable,
son capaces de seguir levantado en alto
la  ternura, la solidaridad y el amor

Nuestra Zaira es uno de ellos y la festejamos
en la intimidad de nuestras tristezas porque su existencia
es sinónino de esperanza

Para ella, de parte de sus hijos incontables,
 los afectos sembrados en los paisajes más remotos, 
donde ella hace mágica presencia, aún en plena oscuridad 
y con un racimo de penas enastado en su corazón, 
que ella convierte en nueva ilusión y en amaneceres distintos.


ZAIRA

En sesión plenaria hemos decidido:

1-  decretar el inicio de las celebraciones desde el día anterior 
a su cumpleaños, cada 31 de marzo  y
2-  que el festejo dure hasta el 31 de marzo del año siguiente, 
fecha en la cual se renovará automáticamente 
este documento y  así hasta el sin fin de los tiempos 
terrenales planetarios y cósmicos.

Porque 
¿qué puede ser tu vida
y la de quienes estamos cerca de ti
sino un festejo diario y permanente?

Que suenen las fanfarrias
se afinen los cuatros y las guitarras
se aclaren las gargantas
se ponga a enfriar el vino
se aliñen los convites
y se hornée el pastel

¡Para entrar sólo hará falta tener a mano un abrazo!

1 comentario:

pericodespada dijo...

Un hermoso homenaje, no era para menos, cada brazo extendido hacia ella, para ofrecer lo que tenemos, siempre será pequeño.Hemos recibido su risa de energía y canto como una bendición eterna.
Alejandro y María Inés