Día de entrecruzar palabras en la urdimbre de la vida y desatar silencios contenidos para convertirlos un en adagio largo y sostenido que destila entre sus cuerdas ríos de ternura y arpegios con sabor a lluvia.
¿Cómo entonces no creer en la magia que atesoramos en nuestro interior y más allá en el paisaje sideral que nos contiene?
Un día llegó a mis manos, (desde las páginas de Viviana Alvarez) un poema de María del Carmen Gualdero, dedicado al hijo que habría de nacer. No llegamos el ver el color de su alegría, ni a medir la exacta dimensión de su sonrisa al posarlo sobre sus párpados.
Un día (el 08 de junio de 1976) se la llevaron, con el hijo a cuestas que aún no vislumbraba el amanecer, y no volvimos a saber de ella. Pasó a engrosar la terrible y perversa lista de los desaparecidos de una dictadura que aún no concluye y que, por el contrario, parece multiplicarse y extenderse en otros lugares y bajo otras formas.
Y ella lo intuía cuando dibujaba sobre sus suspiros lo que haría para recibirlo.
Pero no bastó que talara de ternura los bosques, que buscara guijarros para que hiciesen del agua un sonajero. No alcanzó el aire que respiraba ni el amor que recogía para trenzarle una cuna de hilos de estrellas. Se la llevaron y con ella al hijo ennochecido en su corazón vesperal.
Y entonces le escribimos unas palabras, como si con ellas pudiéramos ir a buscar a su niño y apacentarlo en los parajes del alma. Y las entregamos al mismo viento que supo de sus huellas, a ver si en alguna parte la alcanzaban. Y hoy arribaron a otro paisaje hecho de su medida.
Alguien que la conoció e hizo de su ausencia un torrente de memorias. Y que en sus andares encontró en pleno vuelo el diminuto cometa que hacía muchas lunas habíamos dejado ir, suelto el hilo, para que escribiera su propio trayecto. Y por eso hoy es día de embusterías.
Y esto quiere decir que ninguna esperanza es imposible. Que a veces sólo falta activar el concierto de flautas dulces que resuenan entre nuestras manos, para comenzar a escribir una partitura para el infinito de amor, que muchos otros prolongarán hasta acallar los silencios y los ruidos que no nos dejan escuchar el silabeo de los insectos ni el abecedario frugal de las hojas.
Hoy les entregamos el poema de María del Carmen. Mañana colocaremos el texto que le escribimos y pasado mañana le daremos la bienvenida a estas Embusterías a Marcos (http://marcosbritos.blogdrive.com/), un mágico poeta que sabe de certezas, encuentros y porvenires.
A mi futuro hijo,
Porque no duerma mi hijo
En una cama de hielo
Recogeré el aire de donde queda
Cosecharé el amor de donde pueda.
Porque no pise mi hijo
Hormigueros de cemento
Ni muevan los acondicionadores
De aire sus cabellos
Buscaré un mundo antiguo
El mundo vivo y rescataré sus insectos.
Porque no turbe su sueño
El altavoz del ultramercado
Ni las luces hostiles de los seudo hombres
Destilaré mi corazón gota a gota
Luz a luz para iluminar su pieza.
Porque no enturbien el agua que beba
Porque no ensucien ni el mar ni la hoguera
Reuniré el sudor de las luciérnagas
El llanto rebelde de su padre y beberá
De las cuencas de miel de las abejas
De las vacas no contaminadas
De las napas profundas de la tierra.
Porque no llore sus sueños sobre fórmicas o acrílicos
Tallaré los bosques y encontraré las piedras.
Porque no alimente su mente
Teoremas de vida muerta
Ni atesoren sus ojos la visión de las planilla
Noche a noche, día a día te mostraré si es que quedan
Las estrellas, el movimiento circular de los planetas
Los hombres en guerrillas si es que quedan...
Si es que quedan hijo mío.
Para ese día tú y yo quedamos, prometo:
Que te llevaré a ver el zigzag de las culebras
El parido de una oveja, si es que nos dejan
Si es que nos dejan, hijo mío
Los supercomputadores, Wall Street, la justicia ciega.
Andaremos los caminos
Yo, con ojos asombrados
Tú con ojos limpios, nuevos
Sudaremos los caminos palmo a palmo,
tierra a tierra
Si es que para ese día tú y yo quedamos
Si es que nos dejan, si es que nos dejan... Hijo mío
(Secuestrada el 8 de junio de 1976, junto a su pequeño de 9 meses de gestación, no nacido aún. Ambos continúan desaparecidos)
Extraído de Poemas en Añil, de Viviana Gladis Alvarez, poemasenanil@yahoo.com.ar