en un aluvión de cometas para desatar
las alas de tu risa en el recinto sagrado
de los manantiales
hasta alcanzar la estación de capricornio
donde decidiste irrumpir en la noche
con el estruendo resplandeciente
de tu danza festiva
Desde entonces habitas los espacios
a galope de caballito de mar dibujándole
a la vida cadencias marinas y resonancias
de una séptima sinfonía que describió su vuelo
en el ámbito cóncavo de tus brazos extendidos
Tu tiempo de confitura procede de un futuro
que se bordó en tu interior cuando aún escalabas
los abismos del asombro
sólo que ya conocías la magia de los aleros
y habías mordido entre tus manos las semillas
de una granada en estallido de púrpuras
Ahora recoges en los rizos de tu cabellera
la siembra de risas ruqui-ruquis que detonaste
en los viveros del viento y te asomas sorprendida
al haz de espigas de trigo y miel que se tiñeron
de durazno sobre tu regazo
Ahora relumbras como luminoso coral
en crescendo hacia la estatura vertical de
colinas oceánicas y móviles que al compás
de las túnicas de Isadora deletrean la danza
de la vida en circunvalaciones de alegría
Ahora te toca dejar el registro musical
de sinfonías que aún no se han escrito
y que en el perfecto abecedario de sus sístoles
presagian estallidos incandescentes
en el corazón estelar de los geranios
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