ataviada de noche
con tu aroma de flor
y tu corazón de baile
esparciendo golosinas
de pomarrosa y hierbaluisa
a los atardeceres sin luz
Con tus manos encantadas
húmedas aún de bálsamos
y viandas rehaces cada nicho
para depositar en ellos
tus florerías de amor
Luego vuelves silenciosa
al manantial de las madrugadas
donde se nutre tu savia enamorada
de las circunvalaciones de la miel
en los gajitos de los girasoles
J.S. Bach / Fuga / BWV 998 / Alirio Díaz / guitarra
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