Para Salvador, Yolanda Santiago, Sebastián Hoy quedó abierto el cuchillo en cada uno de mis instantes y no supe siquiera decir el nombre del resguardo donde fue depositado el rumbo de la gota que fijamente me miraba para hacerme saber del dolor del estandarte que se enseñoreaba con el ataque al sol que salía despedido y abierto a ocupar el puesto del siempre sagrado ruiseñor Y fue entonces cuando recordamos que de la propia orilla de la felicidad nacen lunitas de espera que traen mensajes de diásporas para afirmar más y más la vida por encima de todas nuestras imaginaciones de permanencia Por eso estamos aquí como tránsitos de amor luciérnagas de canto y amanecer de soliloquios mayores de la hermosura que se vuelve dintel para los días de infinito que la vida crea para sus eternos enamorados Allí está su risa andando en cada uno de nosotros trayéndonos el consuelo que no encontramos y haciendo saber que aún nuestro nuevo modo de andar tendrá que estar presidido por el goce de estar y el saber que siempre estaremos al lado de la compañía de los blancos tulipanes de la canción del turpial que nace en cada una de las emanaciones del grito de los desesperados para decirles lo que es el canto que se aparta de todos los cuchillos que van por el mundo en procura de los corazones que nunca entendieron que por la ilusión que vivimos es por la que todos los salvadores de la existencia y el nuestro en particular nos llaman a decirle amén a la vida del seguir viviendo y al amor de seguirnos amando por los tiempos de sacrificios y alegrías que siempre tendremos que construir |
agustín blanco muñoz
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