Muchos se preguntarán qué hace esta entrevista en Embusterías. Trataré de explicar las razones a quienes pudieran estar
interesados en escucharlas.
Y lo primero sería afirmar que lo que dice el cientifico, el académico, acreditado ante instituciones prestigiosas, siempre es más creíble que lo que dice el poeta. El primero estudia, investiga, somete a ensayo y error sus hipótesis, y finalmente cuando éstas se vuelven comprobables, las difunde para el conocimiento publico.
El poeta carece de esos instrumentos. El poeta intuye, imagina, sueña, recrea, fantasea, predice, se adelanta, se equivoca, retrocede, y sentencia, sin ánimo de convencer a nadie de todas las adversidades que lo llevan a escribir sus verdades. Simplemente las delinea, las traza como si fuese un pintor impresionista, o las desdibuja como si fuese un enigma por descifrar y deja así sus palabras, con la ilusión de que se conviertan, por arte de algún viento gigante, en semilla de vergel.
¿Y quién va a escuchar a un ciego?
Pero resulta que, como bien lo decía León Felipe, el poeta prometéico, no el doméstico, habla antes que nadie, intuye antes que el político, el religioso y el historiador, y aguarda que su paso se haga señal en un carrera de relevo hacia la vida, que aún no se vive.
¿Y qué es una embustería sino la verdad que
se refleja en la pupila de un niño?
Leyendo en este día diez del mes diez del año diez, a este joven médico, reflexionar, en el 2004, sobre lo que el corazón quiere con tanta fuerza que la mente se lo muestra, uno encuentra en sus palabras la esencia de la poesía y en la ciencia la capacidad para traspasar las fronteras de lo formal para adentrarse en las misteriosas razones de la existencia.
Porque lo que actúa con tanta fuerza sobre el individuo, sin duda que ejerce su función en la sociedad, cuando el colectivo decide inventar su propio futuro. Porque cuando eso ocurre, los caminos se abren paso, allí en ese vértice del que hablaba Saint John Perse, que junta ciencia y poesia ante un mismo asombro.
Después de todo la psiconeuroinmunobiología, materia sobre la cual
ha hecho un amplio trabajo la Dra. Marianela Castés desde hace
muchos años en Venezuela, no hace sino descubrir de manera científica lo que los poetas, los creadores llevan milenios diciendo. Sólo que esa visión hacia el porvenir, esa capacidad visionaria para ir más allá del propio sufrimiento hasta ahora sólo ha podido dejar una palabra escrita, un testimonio irrefutable, un expediente abierto, aunque no haya servido para su propia causa.
Porque ¿cómo ha de servir la sanación individual
en medio de una sociedad enferma, de un planeta
condenado
a todas las extinciones?
Sólo que hoy la ciencia que logra deshacerse de la mercancía
y coloca la salud en el centro mismo de un corazón que siente,
puede entregarnos instrumentos dimensionales,
posibilidades infinitas, para avanzar simultáneamente
en ambos sentidos: el individual y el social,
para converger en una ilusion de vida creativa,
imaginativa, afectiva y profundamente humana.
Vale la pena intentarlo, en la paleta del pintor,
en el escenario del político, en el laboratorio del científico,
en la soledad abismal del poeta,
en los decibles sin fin de una música que aún
no se ha compuesto, en el corazón de las madres
y en el milagro de cada niño que adviene a la vida
disparando su fusil de ilusión sobre las fronteras de los otros.
Dice este médico que la palabra es una forma de energía vital.
¿Y quién puede dudarlo? Sólo que nos hemos acostumbrado
a utilizarla para dinamitar no para construir,
para arengar, domesticar y atrapar, no para liberar.
Para someter no para compartir.
Para disgregar, dividir, separar más que para
Y esas palabras han inventado a su vez
una innumerable terminología llena de guerra,
exterminio y muerte. Hasta habernos robado casi en su totalidad
el misterio y el milagro de la palabra que se escribe o se dice,
en grito o en susurro, para aromar los días.
Y si ni siquiera ya el silencio nos queda para
conjugar el verbo vivir, eso quiere decir que hay que
reinventar esa energía vital hasta que recobre
sus espacios naturales, hasta que recupere su territorio esencial,
hasta que retome su travesía de pájaro, su vuelo de pez,
su corazón de florerías. Y a eso hemos invitado y seguiremos
invitando desde estas embusterías
que hoy se ponen traje cientifico para seguir
iluminando sus travesías de porvenir. ms