jueves, octubre 30, 2014
Y NO TE DESPIDO HERMAN WUANI
Claude Monet / Los cuatro árboles
El 15 de julio del 2014 le escribí una carta al Doctor Herman Wuani Ettedgui, cuando supe que había sido hospitalizado. Un amigo de toda la vida, un hermano del alma, médico internista y Profesor Titular de la Escuela de Medicina José María Vargas de la UCV. Dio su batalla, con toda su artillería de saberes y anhelos. Y hoy 30 de octubre se nos fue en busca de sus ancestros, de la luz matinal, de la fosforescencia del tiempo estelar.
Y hoy como ayer, no habré de despedirlo. Recojo sus señas para esparcirlas. Porque Herman dejó huellas tan numerosas que no hay manera de borrarlo de lo que somos, ni de todos aquellos que atendió con su esmerada paciencia y su conciso saber, que lo llevaba a reconocer cualquier mal en apenas instantes. Ni de los innumerables estudiantes que aprendieron con él el arte de ser médico junto a la ciencia de saber ejercerlo. Ni de los laboratorios de investigación en los cuales sometía a estudio riguroso cada detalle observado, cada dato recogido, para que el diagnóstico sirviera para la prevención y la ausencia de enfermedad.
Como los cuatro árboles de Monet perdura en en el interior de la tierra con sus raíces y en el compás sonoro del viento con sus hojas y sus espigas. Y para siempre vivirá.
Peleando por ganarle al tiempo un espacio mayor de sus respiraciones, siguió atendiendo a sus pacientes en su casa, sin que los males que lo aquejaban, hubiesen mermado su capacidad de leer en unos ojos, en la aspereza de la piel, en los pliegues de unas manos, qué de angustias azuzaban algún órgano que debía ser atendido.
Toda su vida la dedicó a su oficio de médico. De los de antes. De los que nunca dejaron de estudiar y mucho menos de ejercer con profundo amor su oficio. De los médicos de maletín en la mano dispuesto a trasladarse donde fuese necesario para calmar un dolor, diagnosticar una falla, o a veces sólo para regañar un paciente que no hacía caso a todas las recomendaciones que señalaba, sin las cuales ninguna medicina funcionaría.
Un hombre de breves palabras y amplia sonrisa, de un humor fino que desplegaba sin dar tiempo a la respuesta, que le gustaba jugar con los niños, y a quien ninguna comodidad lo detuvo de ser quien era y siempre será.
Y aunque la tristeza se asome a dentelladas sobre un adiós que no escribiremos, lo saludo con el amor y el afecto que siempre le tuve y le tendré, conmovida por su bondad, su generosidad y su inmensa condición humana y para decirle que así como lo hemos festejado cada mayo, seguiremos plantados en la celebración de su vida, y de ese oficio que llevó a los más altos grados de magnificencia, callada y silenciosamente, como quien apenas cumple un deber. Un verdadero ejemplo a seguir en esta sociedad destrozada y fraccionada.
mery sananes
enlace para la carta
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MS Memoriales - Herman Wuani
miércoles, octubre 29, 2014
INVOCACIÓN AL TRANSEÚNTE
¡Bienaventurado aquel
que sin fijarse en mis ramas
ni en mis frutos llegue a mí
sólo por amor, por ansia
de tenerme y de mirarme
con enamorada rabia!
MIGUEL HERNÁNDEZ
Regálame una palabra esta noche
transeúnte que pasas distraído
embebido en tu pequeño mundo
de cuentas por cobrar a rostros
sin nombre ni aposento
transeúnte que pasas distraído
embebido en tu pequeño mundo
de cuentas por cobrar a rostros
sin nombre ni aposento
Una mirada tan sólo
que se detenga por un instante
en la mía a ver si puedes bordarle
una atarraya sin cerrojos a la cofradía
de peces que hacen vida marina en el
envés de mis párpados
que se detenga por un instante
en la mía a ver si puedes bordarle
una atarraya sin cerrojos a la cofradía
de peces que hacen vida marina en el
envés de mis párpados
Un gesto apenas que devuelva
el vuelo de mi mano extendida
hasta la tuya buscando un lugar
donde posar los sueños que aún
no se han ido
el vuelo de mi mano extendida
hasta la tuya buscando un lugar
donde posar los sueños que aún
no se han ido
Un silbido fugaz que nazca
de la cigarra de tus respiraciones
que tan a menudo sueles olvidar
en el andamiaje de un mundo que
no te pertenece
de la cigarra de tus respiraciones
que tan a menudo sueles olvidar
en el andamiaje de un mundo que
no te pertenece
Un canto nacido del cordaje de tus
días malheridos que acumulas como
si al final de tu aventura con ellos
pudieras ingresar en algún reino celestial
Un hilo diminuto del tapiz que te
ata a las dimensiones de cielos que aún
no has descubierto pero que saben de tí
y de los amaneceres que nunca te
detuviste a atrapar con el dedal
de tus sonrojos
ata a las dimensiones de cielos que aún
no has descubierto pero que saben de tí
y de los amaneceres que nunca te
detuviste a atrapar con el dedal
de tus sonrojos
Un verso solo sencillo
que perdure en el corazón de
los hombres que vaya más allá
de esta noche de sus ruidos
de sus puertas cerradas y de sus
estrecheces un verso solo
largo como la vida tenso como
el amor que derraman las calas
sobre la soledad de este tiempo
desprovisto hasta de sus espejos
de cincel y agualuna
25 de marzo del 2010
Leer mas!
que perdure en el corazón de
los hombres que vaya más allá
de esta noche de sus ruidos
de sus puertas cerradas y de sus
estrecheces un verso solo
largo como la vida tenso como
el amor que derraman las calas
sobre la soledad de este tiempo
desprovisto hasta de sus espejos
de cincel y agualuna
25 de marzo del 2010
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Miguel Hernández,
MS Floreceres
lunes, octubre 27, 2014
TODO POETA - RAÚL SEGNINI
TODO POETA
Todo
poeta ha tenido un remanso de agua luna
en el solar de la vecina y un naciente
entre la montaña.
Ha comenzado un pozo solitario y embrujado
en los juncos suaves de su ambiente al
frente del paraíso.
Todo poeta ha tenido su capilla escondida
y ha pedido lumbre para la oscuridad.
Vela para su mano y diosas desnudas en el
capillar.
Rezos para que no llueva y manto tibio para
la piel.
Ha pedido regazo para su grieta y abandono
para la pena.
Ha tenido aguamanil para sus manos
y rostros alucinados para el martirio.
Ha tenido muerte en el cementerio y vida
muerte en el disparo.
Todo poeta ha tenido enredaderas de
cundeamor en el monte
y alas rompiendo linderos no construidos.
Ha tenido alfabetos para atrapar arcoiris
en la tarde
y agua lluvia cerca del sol.
Todo poeta busca su rostro en el rastro de
la mujer deseada
Y pensamientos guardados en la pimpina de
los abuelos,
tinajero viejo en la esquina de su casa
y un helecho fresco donde existieron
esporas
silenciosas.
A final, todo poeta tiene una palabra
disparada hacia la piel sin fronteras,
y ha gritado llanto con lágrimas que han de
secar.
Raúl Segnini
El otro silencio
foto
merysananes
Raúl Segnini
El otro silencio
foto
merysananes
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De las palabras - Raúl Segnini - Todo poeta
HAY TANTAS COSAS - RAÚL SEGNINI
HAY TANTAS COSAS
Hay tantas cosas imposibles
envueltas con posibilidad-remota.
El hombre las tiene en su mirada
de lejana verdad
y las guarda misteriosas
en su cofre-afán para vivir de ellas.
Las cosas imposibles
se alimentan del aire.
Juegan con cabezas de cabellos dogmáticos
y salen galopando palabras
con motores orgánicos de inusitadas formas.
Dicen que de las cosas imposibles
se transpira esencia, existencia;
y también la verdad
como una forma única de origen funcional.
¿Pero la Vida?
Al alcance de una hebra
hundida en el cabello del aire.
Mas la existencia y la verdad
están al alcance del suelo
tropezando los dedos desnudos,
revolcándose en las esquinas del viento.
Y ahí, en ese mismo sitio,
están las cosas imposibles;
ahí, está la Vida misma;
la esencia misma del pensar naciente
y todas las cosas posibles
se tornan un jirón muerto
envueltos de posibilidad-remota.
Raúl Segnini
El otro silencio.
Caracas, CPT-CEHA-UCV, 1996, p. 20.
foto / mery sananes
HACE MÁS DE UN SIGLO - RAÚL SEGNINI
HACE MAS
DE UN SIGLO
Hace más de un siglo el tiempo vino seco
y se quedó atrapado en el madero de varias senectudes
de un redil agigantado de la tierra.
No hubo estanques en que depositar la tierra
que fluía de las palabras
y ellas amansaron la carne legítima del polvo
entre vaivenes de pequeñas madrugadas
en gotas pequeñas de extensos abecedarios.
Larga fue la carrera de los hombres.
No hubo un tiempo desconocido
que no fuera habitado por los ojos.
En cada extremo de la carne legítima
hubo una lupa que lo miraba todo
hasta el movimiento de la célula
entre receptáculos de faunas
con un agitar de ojales
en la capa arrugada de la lengua.
Cada futuro tenía su músculo fijo
como largo resorte que lo encoge todo,
y en este tiempo, anduvo la soledad.
Las palabras eran carreteras de huellas prolongadas
y a la vez eran vehículos
con asientos de lanas
y espaldares adaptados a la forma esquelética
de todo hombre sin su huella.
Creyéndose así, que todo giraba.
Con huesos pegados a la tierra
todo caminaba en nubes de argamasa de harina
sin levantar siquiera la levadura de la frente
para ver la cuerda tendida en cada extremo de los dedos.
No se vio adónde se fue la fibra que nos trajo
las antiguas palabras
ni dónde estuvo la palabra contigua
adorándose de sol a sol
y de qué follaje provino su frescura
para luego perderse entre las cuencas vacías
de las hierbas dormidas.
Cada estirón del brazo
era un vértice de sombra doblegada
ahogando en su molécula de fibra
generaciones de tobillos, de tintes heterogéneos.
No hubo la longitud de la voz
ni casas con ventanas
cocinando bostezos de campanas
entre pronombres propios,
con metros injertados en la hebra de una cáscara vacía.
Todo se movió con rapidez de tiempos sin minutos.
Quedaron las palabras con alientos vacíos
en cuencas de media luna,
con humedad de una ola plomiza,
en la arquitectura arqueológica de un esqueleto
en este andar de carabelas de tortugas.
Y hoy que la pierna geográfica
estiró su afán hasta la última uña
las palabras siguen suspendidas siguen intactas
amarradas en el madero de un redil agigantado de la tierra.
Hace más de un siglo el tiempo vino seco
y se quedó atrapado en el madero de varias senectudes
de un redil agigantado de la tierra.
No hubo estanques en que depositar la tierra
que fluía de las palabras
y ellas amansaron la carne legítima del polvo
entre vaivenes de pequeñas madrugadas
en gotas pequeñas de extensos abecedarios.
Larga fue la carrera de los hombres.
No hubo un tiempo desconocido
que no fuera habitado por los ojos.
En cada extremo de la carne legítima
hubo una lupa que lo miraba todo
hasta el movimiento de la célula
entre receptáculos de faunas
con un agitar de ojales
en la capa arrugada de la lengua.
Cada futuro tenía su músculo fijo
como largo resorte que lo encoge todo,
y en este tiempo, anduvo la soledad.
Las palabras eran carreteras de huellas prolongadas
y a la vez eran vehículos
con asientos de lanas
y espaldares adaptados a la forma esquelética
de todo hombre sin su huella.
Creyéndose así, que todo giraba.
Con huesos pegados a la tierra
todo caminaba en nubes de argamasa de harina
sin levantar siquiera la levadura de la frente
para ver la cuerda tendida en cada extremo de los dedos.
No se vio adónde se fue la fibra que nos trajo
las antiguas palabras
ni dónde estuvo la palabra contigua
adorándose de sol a sol
y de qué follaje provino su frescura
para luego perderse entre las cuencas vacías
de las hierbas dormidas.
Cada estirón del brazo
era un vértice de sombra doblegada
ahogando en su molécula de fibra
generaciones de tobillos, de tintes heterogéneos.
No hubo la longitud de la voz
ni casas con ventanas
cocinando bostezos de campanas
entre pronombres propios,
con metros injertados en la hebra de una cáscara vacía.
Todo se movió con rapidez de tiempos sin minutos.
Quedaron las palabras con alientos vacíos
en cuencas de media luna,
con humedad de una ola plomiza,
en la arquitectura arqueológica de un esqueleto
en este andar de carabelas de tortugas.
Y hoy que la pierna geográfica
estiró su afán hasta la última uña
las palabras siguen suspendidas siguen intactas
amarradas en el madero de un redil agigantado de la tierra.
RAÚL SEGNINI
El Otro silencio
sábado, octubre 25, 2014
RITOS AL AMANECER
Las gotas se
asoman en afán
de esperma
fiesta y fandango
para hacer el alumbre del
manantial de cada una de las
ilusiones que se pliegan en la risa
que desandas en los rituales
de tus amaneceres
y por eso hoy vuelvo sobre
el recinto de tu dimensión de
pasajera de los días que nunca
podrán terminar para decirle
a los cielos que somos y seremos
frugal permanencia en los rieles
de todos los caminos del amor
agustín
blanco muñoz
26
de octubre del 2014
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ABM - Danielita
TU MIRADA DESLUMBRADA
para danielita
Qué hechizos consagraste en el
espejo del estanque donde bebiste
tus días niños que aún en tus andares
el agua destila el aluvión de estrellas
en las que tu padre lee el sueño de
las cosechas y el tránsito de la lluvia
Qué de magias reverberaron en el
fogón de los ojos de tu madre que se
quedó adherida a tus dedos
la harina del pan de horno que se
derramaba del pilón hacia el cuenco
del almíbar que le regalaba la caña
Qué alfabetos de fuego te entregaron
las matas de onoto que te enseñaron a
teñir de amaneceres los días más sombríos
y a coser con el filamento de las hojas
los agujeros de las horas de sequía
Sé que los ciruelos derramaron un tapiz
de melancolía sobre tus párpados y que
mientras deshacías el tejido del anón
para entregarles su dulzor a los pájaros
te ibas nutriendo de una brisa aromada
de cuentos de trochas y quebradas
habitadas por tigres sin mansedumbre
que don Anselmo domaba con su escopeta
tres en boca y su erguida mirada de
cazador de milagros
Sé que con tu equipaje de mediodías
incendiados construiste un vivir de
ofrendas que entregas como lluvia
de pericocos a los pasajeros de un
tren que detuvo el tiempo en el
torrente de tu risa y en el libro sagrado
de todas las resurrecciones
Y que en este octubre vuelves
a llenar con tu huerto de imaginerías
este pozo de silencios en que se ha
convertido la noche para devolverle
al alba la estación de la alegría
que anida en el reflejo sepia de
tu mirada deslumbrada
mery sananes
26 de octubre del 2014
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MS - Danielta
viernes, octubre 24, 2014
ATRILERÍAS - DEL CORAZÓN
Un espacio para guindar al sol
palabras de lluvia
Hay que volver una y otra vez
sobre el mapa del horror grabado
en los pliegues de la vida
partir el corazón como si fuese
un cántaro y en su barro quebrado
sembrarle pomarrosas a la desesperanza
mery sananes
25 de julio del 2011
25 de julio del 2011
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MS Atrilerías
martes, octubre 21, 2014
ATRILERÍAS - DEL ESPEJO
Un espacio para guindar al sol
palabras de lluvia
¿Sobrevivirá el párpado
la reticencia del espejo?
texto y foto
mery sananes
16 de octubre del 2011
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16 de octubre del 2011
domingo, octubre 19, 2014
VIDA
en tu herida persistente
habita una inclemencia
que trastoca toda previsión
25 de julio del 2010
texto y foto / ms
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MS Floreceres
viernes, octubre 17, 2014
MATEO MANAURE: ENAMORADO HABITANTE DE LA VIDA
Esta carta escrita hace diez años, en
octubre del 2004, tiene plena vigencia. La entregamos hoy en en este nuevo octubre de su cumpleaños, para celebrar, una vez más, su vida y su obra. ms
Me siembro en tus suelos cada día, para vencer la tristeza. Navego en tus ríos para salir ilesa de tanta sequía. Hago residencia en las estelas de luciérnagas que incendiaron tus pinceles para espantar las sombras. Me sumerjo en tus azules para reinventar la ilusión. Me deslizo entre tus sepias para recorrer el camino inverso al pan. Y miro como los colores se derraman fuera del lienzo para dibujarle travesías de amor a las pupilas de los niños que se los llevan consigo para volar con ellos sus papagayos en los mediodías.
Eres un enamorado habitante de la vida, Mateo. Tal vez porque nunca has roto el vínculo con la tierra, el paisaje, las aguas y las piedras, las hojarascas y las raíces de los árboles. Sabías que en su interior podías aprender más del corazón del hombre que en la devastadora historia de la que se ha empeñado en ser actor. Allí descifraste los códigos vitales de la naturaleza y supiste que en ese dominio la vida corre libre y raudalosa hacia el asombro. Y tomaste entre tus manos la esencia de la que estaba hecha y la trasmutaste en color y en movimiento que se disemina entre el lienzo, como una danza floral.
Tal vez intuías que allí estaba la señal que había que rescatar en medio de un mundo que ya carece de ojos para ver. Como reconstruir el tiempo primigenio en el cual el planeta se preparaba para recibir a su residente mayor. Cuánto trabajo había realizado para que las hormigas hubiesen aprendido ya a recorrer sus caminitos de invierno. Y las chicharras a desvestirse de su traje primero. Y a los cocuyos recoger en el viento el fuego que las haría relumbrar. Para que cuando se irguiera por primera vez sobre su risa, pudiera prodigarse con un paisaje hecho de estallidos solares y explosiones cósmicas.
Detenido en el asombro, el hombre alcanza la dimensión del infinito. Su mirada contiene cualquier horizonte y su alegría es como si manaran de ella fogatas iridiscentes. Tú nos devuelves a ese tiempo y a ese momento. Pero no para hacer en tus lienzos estación pasajera, sino para convocar a convertirnos en artífices de nuestro propio paisaje interior. Nunca te quedaste en tus telas.
Pero allí te tienen atrapado como si de sus visiones no salieran palabras como ríos de mariposas para despertar al hombre de su letargo de muerte y destrucción. Le pusieron cuerdas a tus alas para que no salieran tus cometas por las ventanas. Etiquetaron tu conmovido corazón de azulejo, para que no se viera el hilo de vida que se te escapaba por las aristas de un cubo, que sólo daba la medida exacta de una línea sin término. Le colocaron marcos a tus sueños, para que no amanezcan vestidos de futuro.
Por eso, Mateo, en estos tiempos turbulentos, te desato. Devuelvo tus colores a donde pertenecen, al rubor de los campos, al estampido del viento, a la humedad de los surcos, a la estatura de los árboles, para que de allí regresen a hacer residencia de verdes donde sólo hay silencio, a construirle recintos violetas a los suspiros, a edificarle vasijas naranja al dolor que duele de sepias.
Tal vez algún día queden recogidos en las pupilas de los niños que serán. Entonces, habrá que ir al encuentro de los rostros para hacer el hallazgo de tus lienzos. Y tú habrás recobrado para siempre lo que te hace eterno en la eternidad de la alegría del hombre.
Mientras, Mateo, la tristeza atenaza los días sin que la pena que se alberga entre las palabras buscando sonoridades inéditas, encuentre aún su cauce melodioso. La muerte parece ir minando hasta la cresta de los montes. Las aguas dejan de dar de beber, para ir a recobrar sus territorios usurpados. El fuego ya no tiñe de púrpura los atardeceres sino que se vuelve disparo. Y el hombre, que dejó de verse en el espejo de las estrellas, en el pozo de luceros del que está hecho, devino en sepultura y en sepulturero.
Como si ya no cupiera sobre la tierra la herida del hombre, ni el grito que la contiene, ni el desahucio, ni la hondura de todo lo que le quiebra la vida. ¿Será, Mateo que habrá que apagar las palabras, pintar de negro los lienzos, silenciar los adagios, cerrarle las ventanas al sol, hasta que venga de regreso, en el corcel del viento, otra vez, el estallido que despierte al hombre a su condición y oficio de jardinero mayor?
Mery Sananes
18 de octubre del 2004
octubre del 2004, tiene plena vigencia. La entregamos hoy en en este nuevo octubre de su cumpleaños, para celebrar, una vez más, su vida y su obra. ms
Me siembro en tus suelos cada día, para vencer la tristeza. Navego en tus ríos para salir ilesa de tanta sequía. Hago residencia en las estelas de luciérnagas que incendiaron tus pinceles para espantar las sombras. Me sumerjo en tus azules para reinventar la ilusión. Me deslizo entre tus sepias para recorrer el camino inverso al pan. Y miro como los colores se derraman fuera del lienzo para dibujarle travesías de amor a las pupilas de los niños que se los llevan consigo para volar con ellos sus papagayos en los mediodías.
Eres un enamorado habitante de la vida, Mateo. Tal vez porque nunca has roto el vínculo con la tierra, el paisaje, las aguas y las piedras, las hojarascas y las raíces de los árboles. Sabías que en su interior podías aprender más del corazón del hombre que en la devastadora historia de la que se ha empeñado en ser actor. Allí descifraste los códigos vitales de la naturaleza y supiste que en ese dominio la vida corre libre y raudalosa hacia el asombro. Y tomaste entre tus manos la esencia de la que estaba hecha y la trasmutaste en color y en movimiento que se disemina entre el lienzo, como una danza floral.
Tal vez intuías que allí estaba la señal que había que rescatar en medio de un mundo que ya carece de ojos para ver. Como reconstruir el tiempo primigenio en el cual el planeta se preparaba para recibir a su residente mayor. Cuánto trabajo había realizado para que las hormigas hubiesen aprendido ya a recorrer sus caminitos de invierno. Y las chicharras a desvestirse de su traje primero. Y a los cocuyos recoger en el viento el fuego que las haría relumbrar. Para que cuando se irguiera por primera vez sobre su risa, pudiera prodigarse con un paisaje hecho de estallidos solares y explosiones cósmicas.
Detenido en el asombro, el hombre alcanza la dimensión del infinito. Su mirada contiene cualquier horizonte y su alegría es como si manaran de ella fogatas iridiscentes. Tú nos devuelves a ese tiempo y a ese momento. Pero no para hacer en tus lienzos estación pasajera, sino para convocar a convertirnos en artífices de nuestro propio paisaje interior. Nunca te quedaste en tus telas.
Pero allí te tienen atrapado como si de sus visiones no salieran palabras como ríos de mariposas para despertar al hombre de su letargo de muerte y destrucción. Le pusieron cuerdas a tus alas para que no salieran tus cometas por las ventanas. Etiquetaron tu conmovido corazón de azulejo, para que no se viera el hilo de vida que se te escapaba por las aristas de un cubo, que sólo daba la medida exacta de una línea sin término. Le colocaron marcos a tus sueños, para que no amanezcan vestidos de futuro.
Por eso, Mateo, en estos tiempos turbulentos, te desato. Devuelvo tus colores a donde pertenecen, al rubor de los campos, al estampido del viento, a la humedad de los surcos, a la estatura de los árboles, para que de allí regresen a hacer residencia de verdes donde sólo hay silencio, a construirle recintos violetas a los suspiros, a edificarle vasijas naranja al dolor que duele de sepias.
Tal vez algún día queden recogidos en las pupilas de los niños que serán. Entonces, habrá que ir al encuentro de los rostros para hacer el hallazgo de tus lienzos. Y tú habrás recobrado para siempre lo que te hace eterno en la eternidad de la alegría del hombre.
Mientras, Mateo, la tristeza atenaza los días sin que la pena que se alberga entre las palabras buscando sonoridades inéditas, encuentre aún su cauce melodioso. La muerte parece ir minando hasta la cresta de los montes. Las aguas dejan de dar de beber, para ir a recobrar sus territorios usurpados. El fuego ya no tiñe de púrpura los atardeceres sino que se vuelve disparo. Y el hombre, que dejó de verse en el espejo de las estrellas, en el pozo de luceros del que está hecho, devino en sepultura y en sepulturero.
Como si ya no cupiera sobre la tierra la herida del hombre, ni el grito que la contiene, ni el desahucio, ni la hondura de todo lo que le quiebra la vida. ¿Será, Mateo que habrá que apagar las palabras, pintar de negro los lienzos, silenciar los adagios, cerrarle las ventanas al sol, hasta que venga de regreso, en el corcel del viento, otra vez, el estallido que despierte al hombre a su condición y oficio de jardinero mayor?
Mery Sananes
18 de octubre del 2004
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Mateo Manaure,
MS Cartas
miércoles, octubre 15, 2014
PREGUNTAS 1
Si el pleito es entre asesinos
¿por qué no logramos deshacernos
del disparo?
mery sananes
serie 8 preguntas y una coda
28 de marzo del 2011
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serie 8 preguntas y una coda
28 de marzo del 2011
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MS - Serie Preguntas
lunes, octubre 13, 2014
EN ESTE TIEMPO SIN FLOR
Una flor asoma sus alas abiertas
y desde su roja caligrafía derrama
resplandeciente todos sus aromas
sobre la pupila que se detiene en ella
para robarle la levedad de su estadía
en el amanecer irisado de su despedida
¿Lograremos entender que en ese breve
instante de su geometría queda indeleble
la huella de la vida y que basta ese paso
efímero por los candiles del viento
para que el amor quede establecido
como el fundamento mayor de todo
lo que existe?
Sabemos que en nuestros ojos duermen
oscuridades que han perdido la transparencia
de sus cristales que la piel endurecida
de tanta muerte ha dejado de percibir
la tenue fragilidad de la ternura
y que todo el candor del planeta
la tenue fragilidad de la ternura
y que todo el candor del planeta
lo han borrado fosforescencias
convertidas en fragor de batallas
ajenas y fuegos sin la albañilería
del pan y la estrella
Si aunque fuese una vez decidiéramos
cobijarnos bajo sus petalerías
para beber a sorbos el zumo solícito
de su liturgia y crecer hasta la estatura
de sus pistilos tal vez aprenderíamos
en este tiempo sin flor a ejercer
de nuevo el abandonado oficio de ser
mensajeros del porvenir
fotos y texto / mery sananes
01 de marzo del 2010
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01 de marzo del 2010
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MS Floreceres
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