martes, septiembre 20, 2016
HACIA UNA POÉTICA EN ARSENAL DE CONFITURAS
El hombre escribe poesía
se hace poeta del alma
para que su llanto
se haga torrentes
que ahogue la violencia
que lo está despedazando
es la poesía de este tiempo
pero ¿así será siempre?
El
martes 16 de Agosto del 2016 -¡cuándo llegar en otro tiempo!- entrando a luna
plenilunio, fue un Instante de alegría porque a la
“interminable borrasca de un tiempo medido sólo por la capacidad de matar”,
el poema Arsenal
de confituras (de mery sananes), le abre fisuras por
donde nos rescata –cada vez que lo leamos- de esta enrarecida “esfera” –mundo o
sociedad o esta humanidad- que nos arropa y traga como lo hace un “agujero
negro”, hasta el punto de no sentir, hacernos olvidar el paso del tiempo,
del deshojar de las lunas, del abrazo del círculo Zodíaco con sus doce
constelaciones que señalan cada mes del año, y aún más, los pasos del mismo
hombre trazando huellas para un andar a ciegas. Somos como zombis migrantes en
esta comba espaciotiempo, lejano vientre cósmico donde nacimos. O como burbujas
que chocando entre sí irradian relámpagos que develan velos que tapizan nuestra
existencia. Pero en este martes 16, con su poema y bajo su luna, caen los
velos.
Y el poema –el hombre– como relámpago en
intermitencia –como la fuerza de la música de Beethoven- suelta
sus rayos versos en el regazo de la existencia como un desgarrado grito ¿cómo es posible que a pesar de su origen cósmico persiste existir
–mendigando diariamente el pan, el agua y la luz-, degradándose y
contradiciendo su condición intrínseca cósmica? ¿cuándo va a construir otro
hábitat –su “puesto cósmico” sobre su “lugar cósmico” que le entregó el
Universo- acorde a su origen? Cuestión que nos plantea para la
urgente reflexión el maestro y filósofo Juan García Bacca.
Instancia
de existencia donde van a
conjugarse los verbos en sus personas yo, tú, él en dimensión
singular y, nosotros, vosotros y ellos en dimensión plural.
Osea, de una persona particular y concreta a un todo universal
igualmente concreto que la llene de plenitud. Entonces, es el mismo antiguo yo
me canto, yo me celebro. nosotros nos cantamos y nos
celebramos. Yo existo, todos existimos, porque somos seres
para vivir permanentemente amando lo bello ¡Hermosa conjugación, única,
cósmica! ¿Y un hombre de origen cósmico no debería hacer acciones -historia-,
de igual dimensión? E inevitable el recuerdo de aquél estallido estelar cuando
nace el Universo, y en su seno, luego, la vida -¡mundo,
entiéndalo, allí nace la vida!-. Pero, por qué hoy ésta vida tan
dispar, desnatural y violenta que contradice este origen.
Y ¿es
un absurdo que hagamos Arsenal
de confituras algo parecido a espacio cósmico o
universo? Vemos a un “Arsenal” compuesto por “confituras”. Vemos
al Cosmos compuesto por astros y hombres. En “Arsenal”, “confituras” es
como decir hombres buscando crear encuentros con el hombre para
construir vidas, lo mismo que en el Universo, astros como decir cuerpos
cósmicos buscando atraer a otros cuerpos también para crear vidas. Y
éstas búsquedas son acciones de semejanzas cósmicas. Y ciertamente Arsenal
de confituras como Arsenal de hombres cósmicos es un gran
absurdo, pero un absurdo que queremos prenderlo en la conciencia.
Y este
maravilloso surrealismo solo quiere señalar, afirmar una
verdad simple: el hombre en el universo, en la naturaleza, y dentro de sí
mismo, es un ser cósmico, y sus acciones -su historia- deberían ser de
igual signo. Y el hecho de que hoy este hombre sea
un terrible depredador de la vida no extingue esta verdad. Ella está allí,
subyacente. ¿Y no es lo que este hombre necesitaría concientizar para
dejar de ser zombis o burbujas o depredador? Un Ser de origen cósmico
dotado de igual capacidades –concientizada, interiorizada-, es un
ser que nace para construir un definitivo mundo-tiempo de vida verdadera –su
reino humano– donde no tiene cabida la alienación, ni ataduras ni muros que
aten su libertad, su verdad, su amor y justicia como actualmente ocurre. Una
vida que restituye al niño su originaria potencia transformadora para hacer humanidad.
Entonces, entendido
en este sentido, yo, tú, él, ella, todos somos Arsenal
de confituras porque yo, tú,
él, ella, todos somos reales seres que nacimos en el cosmos, y como tal debemos actuar, vivir acorde con este
origen y con esta conciencia, la cual es totalmente ajena a depredar, asesinar,
mentir, a la obsesión de la posesión material, etc. Y, ¿tras este poema
no fluye esta dimensión cósmica? Poetas, como Goethe, Walt Whitman, Marc
Chagall, Beethoven, Mozart, y otros, propugnan, proclaman esta poesía. ¿y por
qué no, nuestros espacios-páginas? Y si esto no lo concientizamos, siempre
seremos lo que hoy somos por los siglos de los siglos amén.
Y
nuestro surrealismo no resiste la tentación de ese blanco
lienzo o del silente pentagrama. Y sobre su plano o espacio silente-sonoro,
como mago lo traza de pinceladas, lo llena de “confituras”, de versos, como
éstos… “…y el niño en la piedra contempla un oleaje hecho
de alas de mariposas”… O “…hasta que armado de ese arsenal de confituras y
asombros se fue tierra adentro al encuentro con los hombres”. O “…la
gigante soledad de quienes sobreviven aferrados a un hilo de ilusión atado a la
hebra de una mazorca o al rocío”. O “…y su oleaje retome la música que
mana de sus espejos grabada en la risa de una madre que nunca ha dejado apagar
la llama que cuece las aromáticas vituallas de su estremecido corazón”. Y así,
este “Arsenal” disparando suelta a sus “confituras”, las
manda al combate por la vida, y les da la llave que abre aquel viejo Almacén
de los sueños y esperanzas que por siglos de los siglos ha
estado esperando, atisbando por rendijas de luces. Y como se hicieron los
astros en el cosmos, también ellas en la Tierra podrán hacerse realidad.
Y ¿no
es lo que la poética de Arsenal
de confituras a gritos silentes pide? Entonces, el poema si traza rasgos de un
ser concreto que entre las rendijas abiertas vive amando la vida. ¿Y en este
tiempo, qué son los hijos de los hijos, sino estas rendijas de amor?, pero
también pincela perfiles de tantos otros que viven amando, como la misma poeta
que ama y por eso vive. Y por ello, ella queriendo o no queriendo –se le
suelta-, devela esta dimensión cósmica del hombre, subyacente tras este poema
¿Y por qué, para qué le llama Arsenal
de confituras, si no es para que
estas “confituras” vayan al combate y obtengan la victoria que rescate
la vida que hoy está siendo engullida por este tiempo?
Y en
última instancia esta aspiración, este anhelo sobre el verde de las aguas y
bajo el azul de los cielos, la seguiremos proclamando –hasta fastidiar de tanto
repetir-, como el tallado de huellas que si construyen caminos: los del hombre
para llegar a ser hombrehumano, y de éste, al fin, hacerse
el Ser humano. Porque este hombre actual –prehombre, cuasihombre– no
eshumano porque existe depredando, asesinando, engañando,
extinguiendo la vida, entregándose a la posesión material. Este hombre obstruye
la evolución. Y funda un tiempo de guerra a muerte contra
la naturaleza, y contra él mismo. Existimos entre muertes. Y hasta
hoy, él está ganando está guerra. Pero, ¿para quedar
existiendo vivo quién? En términos, real y verdadero ¿cómo a ésto llamar vida
humana? Sin embargo, la madre y el niño como simiente, persisten con sus
nacimientos en las posibilidades reales de crear vida sobre la Tierra. Y esto
lo deja planteado el poema Arsenal
de confituras.
Y
definitivamente, la evolución con su selección natural necesita
el campo libre para resolver cada situación concreta y seguir empujando la vida
hacia adelante, y conducirla a los tres definitivos y únicos grandes reinos: el
vegetal, el animal y el humano, una triple
alianza existiendo en dialéctica indisoluble. En fin, la universal y
definitiva gran cadena de la vida, que hoy transcurre terriblemente
rota. Y precisamente, para alcanzar esta dimensión de la vida, el hombre
necesita de esta conciencia cósmica. Pero, ¿hallará el tiempo necesario para
lograrlo? El cuento, “EL principito”, de Antoine de Saint-Exupéry,
nos deja varios alertas.
Y
dentro de esta universal cadena -como mariposa en su
crisálida-, la diminuta cadena pero infinita en lo finito: de la célula
al niño y de éste al Ser humano, en armónica convivencia
con los otros seres vivos de la cadena. Entonces, Hombre! yo, tú, él, todos,
¿por qué la rompemos tanto? ¿por qué obstruir tanto el avance de la evolución?
Ésta no anida en las entrañas de la vida para tenerla tirada en una cuneta.
Ella debe estar –y de hecho está, aunque dormida, latente, pero actuando, como
oruga en esa crisálida-, en nuestras manos, en nuestros corazones, en nuestros
cerebros, en nuestro mundo celular…Y definitivamente, hacer erupción un ser
humano con capacidad de crear, oír, sentir, y vivir “esta música viene pura
del país del alma” –Magdalena Bach refiriéndose a la música de JS Bach- Y
este poema Arsenal
de confituras ¿no es una
chispa en este camino?
JACED
19 septiembre 2016
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