El tiempo que nos ha tocado vivir nos ha robado mucho más que días de
sol. Y en esta batalla silenciosa y desigual hemos hecho y hacemos lo imposible
por no sucumbir.
Nos atrincheramos en la alegría que siempre hemos querido inventar. En los sueños inconclusos. En la palabra que tiene la virtud de no contaminarse ni contagiar otra cosa distinta a la resistencia.
Desde nuestros muros de piedras seguiremos horadando hasta habitar al fin en el corazón de las rosas. Treparemos como enredaderas hacia el exterior para oxigenar nuestros anhelos de ser bosque. Regresaremos cada noche a los lechos de mar navegando en bajeles de viento que se mueven con la energía de las lunas.
Y continuaremos engarzados en los horizontes de una sonrisa hasta el final cualquiera sea la dimensión que nos toque.
Pero advertimos, volveremos cada vez asidos a una cuerda de esperanza a esparcir de nuevo el engranaje asombroso del latido del hombre silenciado.
Porque no conozco plegaria distinta a la alegría que se construye desde la hondura de las lágrimas.
4 comentarios:
Querida profesora. Me ha conmovido su escritura y estoy totalmente de acuerdo con Ud. Estamos navegando en mares borrascosas pero la sonrisa nos avisa siempre que va a amanecer. Un abrazo
Querida profesora. Me ha conmovido su escritura y estoy totalmente de acuerdo con Ud. Estamos navegando en mares borrascosas pero la sonrisa nos avisa siempre que va a amanecer. Un abrazo
Trincheras de vida que oponemos al fin mientras afuera arrecia el tam tam de la muerte, del hambre, de la desidia, del desorden orquestado por fuerzas que apenas intuimos.
Gracias poeta, por regalarnos tus verbos, tus adjetivos, tus rumias, tus alocuciones.
Estupendo, poeta, gracias por la claridad y por entender que, -a pesar de la incertidumbre-, la alegría y la sonrisa algunos son algunos de los ingredientes necesarios para nuestra mejora.
Saludos y gracias por la amistad
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