DE TODAS TUS MUERTES
A TODAS TUS VIDAS
Carta para Navil Naime
Comencé a escribirte esta carta hace mucho. En tus manos sostenías un niño con una sonrisa que tenía aroma de anón. Tú a la vez dibujabas tu alegría en un papel que certificaba la recuperación de sus dolencias y una promesa de larga vida. Entre ambos se desbordaba una hermosa complicidad.
Y la pregunta se me vino de inmediato. ¿Cómo se bordó el oficio de poeta con la magia de un pediatra que estudiaba en la anatomía humana el secreto de hacer desembocar el latido en una sonrisa?
Sabía con alguna certeza que sin una buena dosis de poesía el médico suele convertirse en un acerado escribir de prescripciones. Y que, por otra parte, el poeta busca sanar el alma dejándole entrever, al niño que no dejamos de ser, una armonía no escuchada. Y la conjunción de ambos, sin duda, era una aventura a seguir.
Y comencé en paralelo a leer las aventuras de tus pacienticos y la envergadura de tus versos. Quería encontrar ese espacio de conjunciones donde ambos oficios se nutrieran de una sola fuente y se convirtiera en un esbozo de porvenir. Y no cesaron de surgir las interrogantes frente a quien había escrito un libro titulado Todas mis muertes.
Un dolor de profundidades se delinea en tus versos. Una ausencia sin retorno. Una soledad de rosa seca. Y una tristeza que, lejos de ser carpa, es una extensión de hierbas inundadas.
Y sin embargo, paralelamente,
te veía ofrecer la risa de quien logra atajar la muerte en su descosida trinchera
y vencerla con esa intuición que rige la conmoción del poeta ante la bifurcación
de los senderos.
Ese lugar donde la magia que deviene de la observación del organismo humano en sus vibraciones, más que en la enredada patología que describen los libros, encuentra la causa, con la misma honda entrega que el poeta busca en su soledad el encuentro con el otro.
Y me cautivó ese indagar en las preguntas sin respuestas, y en las respuestas que le abren grietas a las murallas, hasta deshacerse de todo lo accesorio y llegar a la esencia del corazón humano y del ceremonioso cerebro de la razón, cuando logra romper sus ataduras con el conocimiento sin alma.
Y el envés del espejo desde donde escudriñaba la sintomatología del poeta y del científico, se me hizo un cristal de transparencias. ¿Para qué seguir buscando respuestas si es en las preguntas de donde se nutren, actúan, procesan y crean realidades, desde el misterio mismo de lo que conocemos y desconocemos, tanto en la poesía como en la ciencia?
Y fue allí en ese espacio de lo imposible que se hace posible, de la desesperanza que torna a ser esperanza, desde las soledades que de pronto quedan habitadas, de los ruidos que se convierten en melodías aún no escritas, donde buscaba tus dones y donde los encontré.
El uno batalla contra los males, mientras el otro
hurga en sí mismo el rostro de quien va a su lado. Desaparece el desafío y
queda una maravillada conjunción de poderes sin gendarmes y querencias sin
desconsuelos, de sueños y despertares, en lucha permanente contra la
inmovilidad de un mundo que nos han decretado pasajeros fugaces en un territorio
de muerte.
¿Era esta acaso la carta que quería escribirte o la carta que tú esperabas recibir para guardarla como un talismán doblada entre los silencios que se tejen entre verso y verso, o en el cuaderno donde anotas el ritmo de la respiración de un niño a quien le han robados sus sueños?
No lo sé. Una carta es un bajel capaz de navegar en un
cauce seco, o de sembrarse apenas en la subterránea dulzura del agua que nutre
la erizada piel del cactus. Es una aromería y a veces sólo un suspiro. Una
invocación y un silencio que se va poblando del alpistero que guarda las
palabras del poeta y de la risa que llega a desbordarse del cántaro cuando el mago
de la intuición y de la sabiduría, acuna al niño en el ritual de su amor.
Celebro haberte encontrado y puedo afirmarte que, después de los plenos poderes que me has concedido, los utilizaré sin la precisión del bisturí, pero sí con aromada intención de reinventar la alegría desde la hondura de los pozos más profundos. Porque siempre seguiré escribiéndote sobre Todas tus vidas.
mery sananes
29 de mayo del 2021
Leer mas!