A veces nos llegan vestidas de júbilo y alegrías, a compartir una aventura de resurrección. Otras, el hallazgo se hace en medio de una pena que quiebra la mañana hasta robarle hasta el canto de los pájaros. Así me sucedió con Poldy. Su hija, a quien tantas palabras había escrito para que quedaran allí como un velero de su amor cuando ella no estuviera, partió a destiempo, con un corazón fracturado.
Ella no pedía auxilio, y de haberlo hecho, nadie se lo podría haber dado. Pero tanto era su sentimiento de madre, que no le era desconocida la herida porque otros hijos de otros lugares y tiempos, se habían marchado y ella ya había aprendido a bordar sus cuenterías con la tristeza.
Y ella se quedó en nuestros recintos. Porque su batalla es la nuestra, sus hijos los nuestros, y sus ilusiones tienen también sonoridad de embusterías.
Ayer me llegó un papel de sus manos. Arribaba a un territorio que también le pertenece. Y con él venía este escrito, que forma parte de su libro Palabras para mi hija adolescente. En él habla de la amistad. Un derroche de sabiduría, que no viene de los tratados de psicología, ni es el resultado de profundas investigaciones sociales. Viene más bien del trajín de la vida, de ese asomarse a esa dosis de universo que constituyen los días, desprovistos de ropajes extraños, sin anticipaciones ni solicitudes, como tanto nos ha acostumbrado este tiempo de sequías al que asistimos.
Es una renovación de un sentimiento que tenemos extraviado, que dejamos caer a veces sin advertirlo, en una historia en la que todos nos convertimos en cómplices de una desavenencia que ni siquiera logramos identificar. Un espacio en el cual el aromado café de las madrugadas queda sin servir y las confituras hechas para compartir quedan en sus vasijas hasta perder su dulzor.
Estos consejos para Verónica bien nos sirven a cada uno de nosotros. Tal vez haya aún tiempo de soñar un mundo de amigos, un tiempo de mesas servidas, un solar de jazmines y una casa hecha sólo de ventanas.
Tal vez nos haga falta en el ritual de lo vivido reaprender ese viejo y hermoso oficio de intercambiar gotas de lluvia, hojas secas, ramilletes de flores, guijarros, arcoiris, un globo de colores o simplemente el corazón. Así los ojos aprenderán a ver. Las manos a guarecer precisamente lo que no se puede retener entre ellas. Y el amor a desenfundarse como una enredadera persistente y deslumbrante. mery sananes
Yo quiero un amigo
para compartir
lo que se comparte:
un ramo de lluvia,
un llanto, un jazmín,
la ronda en la calle.
Yo quiero un amigo
para recibir
lo que quiera darme:
una confidencia,
un globo, una risa,
un paso, una tarde.
Yo quiero un amigo
que quiera tomar
lo que le brindo
y pueda sentir
que en mi compañía
vivir es muy lindo.
El texto completo a continuación
LA AMISTAD * POLDY BIRD
Cuando rezo, mi niña, cuando le pido a Dios por vos, le digo: “Señor, haz que ame a todo el mundo, que su generosidad no sea solamente una palabra… pero que a sus amigos los elija parecidos a ella”.
Cuando se tiene un amigo para protegerlo y para darle y darle, solamente se consigue su rencor y su envidia. Los seres humanos, en general, no estamos educados ni preparados para saber recibir, y cuando nos dan nos sentimos como obligados a devolver, a sentir una gratitud excesiva, una dependencia irritante.
¿Quién es esta persona que me da sin medida, que me da porque tiene, que me da, tal vez, porque le sobra? Ayudar, sí, a todos los semejantes… pero con los amigos compartir, con los amigos tener en común, en los amigos confiar y no esperar de ellos ni que ellos esperen de vos.
Los amigos entrañables son los de nuestra infancia, los que vivieron nuestra historia, más que los que la oyeron contadas por nosotros… son ellos los que no nos pedirán cuentas de nuestros fracasos y los que nos querrán tanto por nuestras virtudes como por nuestras imperfecciones.
Al amigo tenés que mirarlo viéndolo como es, y aceptarlo así. Y frente a él tenés que mostrarte como sos, para que te tome con todo el equipaje de cosas que llevás para vivir la vida.
No tengas un solo amigo: cada persona lleva en sí misma, como si fuera un continente, lo que ha vivido, lo que ha sentido, lo que ha sufrido, lo que ha estudiado, lo que ha descubierto.
Un amigo es un mundo maravilloso.
Y un ramo de amigos es una gran riqueza, como un prisma que proyecta infinitas luces. Cada una de esas luces será la que iluminará la franjita de sombra que algunos días dibujen en tu alma.
Están los amigos que saben acompañar en el dolor y en los momentos difíciles, los que te ponen la mano en el hombro y te dicen la cálida palabra de aliento y de cariño que se necesita en la soledad, durante el llanto, en el cansancio que a veces se produce en medio del fragor de la lucha.
Están los amigos que le tienen pánico al dolor, pero son los únicos que pueden compartir ese brillo de lentejuela de oro que tiene la alegría: los que disfrutan hondamente con tus triunfos, los que se ponen contentos con tu dicha, los que aplauden cada vez que subís un escalón en busca de tu cima… y no saben lo que es la envidia, porque realmente viven tu risa como si fuera de ellos y el olor de tus rosas impregna su corazón, con la misma intensidad con que impregnan el tuyo.
Están los amigos que te hacen soñar: esos que por la puerta de casa traen consigo las cosas hermosas del mundo; los que crean, los que descubren la primera florcita de duraznero cuando llega septiembre, los que saben hacer barquitos con papel de servilleta de bar, los que guardan piedritas de colores en sus bolsillos, y tarjetas postales en sus cajones… y ellos mismos son como tarjetas con bellas inscripciones o dibujos encantadores.
Están los que nos enseñan a pensar con cordura, a razonar cuando no podemos ser razonables.
Todo esto junto es muy difícil encontrarlo en un solo ser humano; por eso es maravillosa la posibilidad de reunirlo en un grupo de seres a quienes podés querer.
No le mientas al amigo, porque sería como mentirte a vos misma, a esa parte tuya que es un amigo.
No finjas delante de él: ¿de qué serviría que él pensara que sos otra en vez de ser Verónica? Hay tantas otras… que no es bueno que, si sos como sos, puedan confundir tus sentimientos o tu personalidad y atribuirte las virtudes de Virginia o los defectos de Malena.
Sé Verónica, la tumultuosa, la hipersensible, la siempreniña, la a veces grande, la generosa, la caprichosa… y dejás que ellos sean Federico el que cree, Mario el un poquito indiferente, Mariana, la pacificadora, Liliana la que quiere desde lejos y a veces se acerca para brindarse toda, Sandra la bullanguera…
Dos cosas les deberás siempre a tus amigos: respeto, imprescindible en toda relación, y comprensión… te diría que la comprensión es la máxima virtud que tienen las personas, la que nos hace ser más nobles, más permeables, amar más.
Los amigos nos dan el universo, nos completan, hacen que nuestros pasos dejen huellas…
¿Te acordás de aquel poemita sobre la amistad que te escribí cuando ibas a la escuela?
Acabo de encontrarlo dentro de una vieja carpeta:
Yo quiero un amigo
para compartir
lo que se comparte:
un ramo de lluvia,
un llanto, un jazmín,
la ronda en la calle.
Yo quiero un amigo
para recibir
lo que quiera darme:
una confidencia,
un globo, una risa,
un paso, una tarde.
Yo quiero un amigo
que quiera tomar
lo que le brindo
y pueda sentir
que en mi compañía
vivir es muy lindo.
En mi oración de esta noche, le diré a Dios: “Señor, haz que su corazón sepa abrir las puertas para que la amistad entre y se quede en ella de ahora para siempre”.
del libro PALABRAS PARA MI HIJA ADOLESCENTE
http://embusteria.blogspot.com/2008/12/embusteras-de-poldy-bird.html
http://embusteria.blogspot.com/2008/12/poldy-bird.html
Algunos enlaces para conocer y leer a Poldy Bird
http://diarios.izcallibur.com/siguelboim/poemas_varios_autores/poldy_bird/
http://perso.gratisweb.com/mariaeva30/poldybird.htm
LAS LETRAS
http://historiactualdos.googlepages.com/LasLetras._AA_.ppt
Posterior a la aparición de esta Embustería, el 26 de julio del 2009, en el
diario La Nación de Argentina, salió un entrevista a Poldy Bird.
Damos aquí el enlace para quien quiera hacer una travesía, a través
de sus propias palabras, por su vida, sus libros y su denodada
lucha por enfrentar las más duras pruebas.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1153096
2 comentarios:
Comulgo con ello, Mery. Gracias por compartirlo.
Me has llevado a recordar un resabio, un añejo verso de las coplas andaluces, el que reza: “…En el corazón tengo montada yo una escuela…”
Hermoso glosar el de Poldy Bird y el tuyo.
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