desvalidos de la hondura de tus
ojos tristes sin el vuelo mágico
de tu pañuelo que contenía
entre sus hilos el canto de todos
los pájaros y el sabor de todas
las hierbas
Mira que irte así cuando te
aguardaban en el solar los
camburitos que habías puesto
a secar para ofrendarlos como
dedales de confitura y amor
Mira que irte así quedándonos
desasistidos de tu melancolía de
esa pena con sabor a quebradura
que cargabas como si fuera
un cántaro de historias que
nunca dijiste
Mira que irte así cuando los niños
buscaban tus abrazos para cobijarse
de todo mal y los guayabos dejaban
caer sus frutos en la cesta de tus
manos para perfumar la vida
Mira que irte en este agosto que se
nos hizo inmóvil porque nunca
creímos en despedidas ni en adioses
con tu crineja bordada de azahares
y tu risa doblada en el hemisferio
sur del corazón
Desde entonces el tiempo lo hemos
contado en el estallido de flores de
baile que en agosto florecen venidas
de la inagotable vasija de amor
que sembraste en los solares de
la vida
Y sabemos por eso que nunca hemos
dejado de entablar ese dialogo en clave
de nube que persiste sobre toda soledad
como el abecedario en un vivir bordado
de astromelias
Mira que irte en este día ocho
en el que regresa la lluvia a dejar
su sonajero de lágrimas
sobre el dintel de las ventanas
que nunca cerraste
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