Si uno se despidiera de las hojas de
otoño como se despide de los caminos
que borraron las huellas de lo vivido
¿cómo luego remontaríamos el trecho
desde las ramas quebradas hasta
la vertiente de fuego de una florería
que estalla voluptuosa de pétalos
y alas?
Si uno se desencantara de los árboles
vacíos y se quedara habitando los silencios
que rondan los desahucios
¿cómo entonces volveríamos a trepar
por los tallos de agua hasta dar con
el fruto que regresa a destilar sus
gajitos de ilusión?
Si uno creyera que en el invierno
la lluvia detenida en el bordado estelar
de la nieve no volverá a su andar de arroyo
¿cómo navegaríamos otra vez en el cauce
de los pistilos que se fueron en el
piquito de un cristofue a sembrar de
azúcares los ríos del planeta?
Yo me adhiero a la madera seca de
los árboles de este otoño a la anatomía
vertical del viento y a la circunvalación de
los espejos para descifrar en la encrucijada
de sus grietas la génesis de los mandarinares
la estatura ritual del maguey el tiempo de
resurrección de los nísperos hasta engalanarme
otra vez con los arpegios en andante brioso
de las hojas que brotan irreverentes en dirección
al corazón desastido del hombre
texto y fotos / mery sananes
publicado por primera vez el 14 de octubre del 2009
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