lunes, octubre 23, 2023

CARTA PARA ARNALDO JIMÉNEZ




Escribe Arnaldo Jiménez

Mi alma se borra; pierde sus asas, su moldura.  
Ya el pasado es un hueco lleno de máscaras. 
Mi hermana ha muerto. Su amor siempre fue inalcanzable. 
sus manos extendidas para ayudar a los demás, 
al extremo de perder ella lo poco que tenía.

***

Herencias
el cordón umbilical duerme en una urnita blanca
con una breve traza de chamusque de parto
que recuerda el vacío del inicio
cuando mi sangre no conseguía un eco
de nostalgia en las vueltas de su rutina
y hay tantas versiones mías en los retratos
que me siento desterrada de mi nombre
lejana en un halo de casa que entreabre su memoria
y mi alma es una lámpara que arde
sobre la piel de mis muñecas
cuando supe que la soledad
es el desaliento de otras mujeres que también he sido
intenté rescatar el amparo de mi cuerpo
y encontré respuestas en las torceduras de las calles
en amores que habitaban una edad sin juramentos
y convertí mis noches en un brebaje de llamas
y no sentí en mi espalda el látigo de la tristeza
y el quién soy como un organismo ajeno
ascendiendo a mis ojos
con sus rituales de tormentas
el quién soy desobedeciendo al corazón
como si mis senos no fuesen mi encuentro
y mis labios no anhelaran
el testimonio de otra sed
 

CARTA PARA ARNALDO 
en este día de penas

Ay del ay! mi querido Arnaldo. Hoy no es noche o día para dialogar con un poema, sino para detenerse ante lo que nos sorprende, aunque lo aguardemos. Hoy es hora de silencios que se desbordan. De penas que se retienen. De recuentos que jamás olvidaremos. De futuros que nos aguardan tan predecibles que preferimos no pensarlos.  Hoy los recintos se encogen sabiendo que alguien falta que haga girar el espejo del pasado. Día de tierra removida. Y de ausencias de las que uno jamás se olvida.

Y cuando eso ocurre el abrazo es un zozobra del corazón que quisiera reinventar lo que ya no reside en los espacios vacíos. Rehacer el instante que se detiene como avisando de antemano que ya carece de fuerzas. Y la palabra se vuelve un nudo de lágrimas sin corredores. Un golpe seco sobre la fragilidad del agua. Un viaje que anticipa los propios.

La herencia es mucho más de lo que quedó cosido en nuestros genes. Es el historial de lo vivido. La única herencia que nos solicita para que dejar sus huellas bordadas en las nuestras. Quisiéramos ser cuna o cielo. Y sólo alcanzamos a ser una grieta por donde aún la noche se prodiga.

 La luna creciente de hoy se detiene para que tu hermana pueda hacer su viaje en ella hacia el cosmos donde habrá de encontrar las huellas extraviadas de la vida. Y tú y los tuyos acompáñenla llenos del amor que siempre le prodigaron y le seguirán prodigando. Y retengan con toda pasión la inmensa fortaleza que la hizo posible. Y que queda rasgando el aire con sus fulgores de amor y de arcoíris.

 

texto y foto / mery sananes
23/10/23

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

D.E.P.

Preciosa carta Mery
Me uno a ella no con amargura si lo con la belleza
de lo soñado y de lo que fué
Y será un siempre recordado.
Ana Benegas Haddad