martes, febrero 14, 2017

UN HOMBRE PARA LA VIDA


En este mes de febrero se cumplen tres años del encuentro de Manuel Rodríguez Mena con su Marucha, su compañera de toda una vida. Y este escrito es del 2009, cuando a Manuel se le agravó una dolencia que, con lentitud pero con fuerza,  lo fue inhabilitando en lo físico. Mentalmente, sin embargo, operó en él una especie de avivamiento de todas sus capacidades intelectuales, para poder contrarrestar sus restricciones y malestares.

Se volcó como nunca a investigar y a producir materiales. Y en particular a intentar clarificar una historia que estaba siendo falsificada y utilizada para avanzar en la apropiación y exterminio de este expaís y su gente. Un fenómeno que, a pesar de los tantos signos que lo señalaban, no parecía comprenderse a cabalidad.

Y esa ceguera inconsciente en muchos y muy dirigida por otros, los negociantes y cómplices de todos los tiempos, nos ha traído a la tragedia que vivimos en el día de hoy.

Manuel deja como una de sus mayores lecciones, la persistencia en la acción, a pesar de todas las dificultades físicas que sufría. La decisión de ser expresión de una conciencia y una perspectiva que, a partir de la HistoriActual permitiera aprehender la realidad y poder trabajar sobre ella, para cambiarla.

Por ello toda celebración que se quiera hacer de Manuel Rodriguez Mena, pasa por procurar estar a la altura de ese esfuerzo y de esa lección de vida que nos deja.

En las páginas de HistoriActual hemos dejado el escrito que se junta a las palabras dichas en el acto de hoy en la Catedra Pío Tamayo para festejar la existencia de Manuel. Allí expongo lo que ha sido y es un expaís rico en olvidos. Pero aquí en estas Embusterías, y en su nombre,  quiero volver a traer este poema que le escribiera hace ocho años, porque allí queda retratado el signo mayor de su vivir.

Para Manuel Rodríguez Mena


Hay batallas que van más allá
del recuadro de unos muros que calcinan
los sueños que llevan en su travesía más
dolor que las heridas que se infringen al
hombre vulnerado y desvalido

Hay huesos y coyunturas que se quiebran
sin que una máquina de desvanecer
respiraciones se ponga en funcionamiento
para alargar el tormento

Son piquetes de enemigos que de pronto se
sumergen en la misma médula del deseo
en los cauces subterráneos de la vida
que migra desde el corazón
y que va actuando como una mina
tremebunda que desencadena estallidos
cuando nadie lo espera ni lo advierte

Y hay hombres que en una u otra
condición se convierten en verdaderos
ejércitos de humanidad y que en el transcurso
de los días sin tregua ni fin preparan
barricadas de espíritu despliegan banderolas
en cada uno de los frentes acometidos
con metralla y siembran floreceres
en los espacios de una guerra no deseada

Manuel es uno de ellos y desde
su deshilachada compostura que no pierde
terreno ni espacio en su andar rebelde y
libertario brota la esperanza como un
arroyuelo camino a ser río y océano

Desde los recintos acompasados de una
voluntad indoblegable arma y desarma palabras
que no quejidos en su eterna perseverancia
por cambiar este mundo y esta historia
que tiene sabor a tristeza y a despedida
obligada y desafiante

Allí en el calendario que otros le recomponen
para tratar de contabilizar su horario vital
Manuel pervive y persiste en dejar sus huellas
valerosas su ternura desmedida la alegría
que no cesa de derramar sobre los otros como
una ofrenda única de su corazón inalterable

En Manuel se conjuga la fiereza que requerimos
el empeño que olvidamos ejercer como
una obligación de vida frente a este tiempo
de destrucción que nos va partiendo hasta
el reflejo de lo que somos

En su palabra se sintetiza esa larga batalla
para la que sólo cuenta con el racimo de
ilusiones que sus dedos trastabillean sobre
hojas que se van llenando de porvenir y
se ratifica el combate que debemos transitar
para estar a la altura de su empeño al nivel
de su horizonte de alborozadas naves marinas

Ojalá que seamos nosotros quienes podamos
demostrarle a Manuel y a todos los manueles
que desencadenados en este tortuoso paisaje
en que se ha convertido este expaís
van pacientemente recogiendo las hebras
de la libertad dispuestos sin límites a ganarle
la guerra al desahucio la orfandad la desolación
y la sequía creciente que se ha apoderado
de todos los espacios hasta alcanzar la propia
esencia de nuestro vivir despedazado




foto y texto / ms

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