miércoles, junio 30, 2010

UN MUNDO RARO



Concluía junio y emergiste inquieta sobre un julio
que no conocías asida tu ilusión a una mirada
de la que nunca te separaste
cómo ibas a imaginar entonces que el regazo
en el cual refugiabas tus asombros se clausuraría
de pronto como si un vendaval hubiese derribado
los claustros de tus sueños niños

Y se te clavó esa tristeza para siempre en la risa
que no se abría como las alas de una flor
sino que se quedaba atrapada en las
fronteras de un rostro sin tiempo ni medida

Y así te encontré mientras buscaba entre tus manos
la caricia que faltó a tus noches inclementes
y me enredé entre tus cabellos para tejerte
una canción y un te quiero entre los pliegues
de párpados que cincelaban días sin misericordia

Me instalé en la estación de tus silencios y allí
inventé alfabetos sonoros para que de tu voz
brotaran de nuevo los tangos que recitabas
al arrullo de tus lágrimas y desamortajé todas
tus penas para regalarte un paisaje poblado
de las imaginerías que te hacían sonrojar
mientras soñabas días sin contratiempos

Te ví solitaria construir todas las ofrendas
que tu dulzura sin límite grababa sobre los otros
y aún guardar un manantial de bendiciones que
repartías como si tu corazón fuese una alacena
de golosinas una vasija de mieles incontenibles

Horadé la distancia entre tu tristeza y el espiral
de melodías inconclusas que recitabas
como una plegaria sobre los atardeceres y abracé
tus soledades como quien siembra enjambres de
hierbabuena sobre un país de eriales

Y hoy en este junio que avizora julios sin calendarios
desenvuelvo una vez más tus linos y te llevo conmigo
al territorio donde volverás a nacer en las
encrucijadas del amor que no conociste

30 de junio del 2010

texto y foto / ms


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