martes, noviembre 22, 2011

SIN RECINTOS



Qué estructura se quebró en el aire
que el ala  detuvo su fragancia
de alturas y  en la hondura azulada
de los océanos el pez doblegó su
susurro marino la flor desvistió
sus pétalos a la soledad de un
tallo seco y la tierra silenció
el canto armonioso de sus
almácigos hasta convertirse en
pozo seco sin memoria del agua

Qué ocurrió que el fuego quedó
atrapado en el instante de un
relámpago y el bosque cedió
su ingeniería tramada de verdes
al holocausto del desierto

Qué trastocó el corazón del hombre
que los  pliegues de su ternura
quedaron dispersos como cenizas
en el sitial del odio y el atril
de la indiferencia

Qué disipó el asombro anidado
en los párpados de los niños hasta
trocárselo en el cauce incesante
de una lágrima  seca sobre
los arenales del vacío

Qué nos sucedió que todo
era vuelo en nuestra tierra
y hoy ni vuelo ni tierra
ni aire ni canto escapan
a la soledad de una vida
sin recintos


foto y texto / mery sananes

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Escribiendo vives. Son preguntas que te repites permanentemente y quisieras no tenerlas. Un abrazo

Sara Aniyar

Administrador dijo...

Me lees tan bien, me adivinas, vuelvo una y otra vez sobre las mismas preguntas, es verdad, sin hallar respuestas, sólo realidades opacas, que a veces me silencian y otras me hacen repetir incesamente las mismas retahilas,en la inútl creencia de que florecerán algún día de nuevo los cauces de una ternura que volvimos jirones casi desde nuestro propio nacimiento como especie. ms

Anónimo dijo...

Volverá la ternura, querida Mery. Es difícil creerlo ahora, en medio de este dolor que es el mundo. Sólo pido que sea rápido, porque el dolor alcanza tu techo; y pido egoístamente que nosotros podamos verlo. Te abrazo, poeta de palabra y vida, amiga

Cristina Castello

Anónimo dijo...

Una vez emprendido el viaje sigue puntualmente al sol
Hoja entre los vientos acuérdate del viaje hacia la sombra
Párpado de hormiga convéncete del viaje sin regreso

Testigos del grito del aullido terrible de los hombres
La vida se empina tanto a veces que aturde con su grito
Nos llama nos nombra nos acusa nos grita nos reclama

Reto a sentarte en el lugar del hambre a gritos todavía
Tendrás tiempo de llegar a ser luego no habrá más asombro
Reto a sentarte en el lugar del grito vivos todavía

Pablo Mora

Administrador dijo...

Gracias, Cristina. En esa esperanza vivimos y sé cuánto tú y André empujan cada día, echando al vuelo vuestros sueños de libertad, vuestras vasijas de ternura y vuestra permanente solidaridad con ese mundo inmenso que vive bajo la tristeza. Y sé que así, algún día restableceremos la aegría. ms

Administrador dijo...

En ese preciso lugar estamos, Pablo amigo. Suspendidos en el grito, tratando de regresar en el corcel del viento, en la cuenca de una lágrima, para alcanzar la luz. Abrabrazos ms

Anónimo dijo...

Mery, Cristina: Algún día restableceremos la aegría

Pablo Mora

Anónimo dijo...

abor a trigo, a leche a miel, a rosas, a durazno, que como un corazón recién nacido al despuntar el día palpita entre los dedos de las hojas por su sola dulzura sostenido. Himno con que cantamos a la vida en busca de una humanidad en paz tras un amanecer de cara al hombre, de espaldas a la noche que nos cruza. Tras un amanecer que al fin alumbre un día con la noche esclarecida de azul mañana que la fe vislumbra. La luz en lontananza que nos mira. Infinito fulgor acurrucado en nuestros pies, en nuestras vagas sombras. Los árboles, la noche, entre los nidos. Un duendecillo en medio de la fronda. Los hombres tras la tierra prometida. Soplo de brisas, canto, resplandor. Fabuloso recuerdo alborozado. El hombre, tierno niño, desenfunda la alegría escondida entre la infancia.

Pablo Mora

Anónimo dijo...

Gozo, bondad y sobre todo paz para la buena voluntad del hombre. Tras esta oscuridad que nos circunda. La cresta de un lucero que nos mira, por el postigo corazón mirando. Pausa para mejores madrugadas. Una pregunta en pie para los hombres. Para el pobre que nunca tiene nada. Para el triste que llora su amargura. Júbilo, alumbramiento, bienvenida. Ara en fulgor para el altar del tiempo. Luz en la voz y luz en las miradas. Gloria en la luz y en el amor del día. Llamarada de paz para la nave colmada de borrascas en la noche. Algo mejor para el mañana incierto. De nuevo niños con asombro puro. Aire de claridad en la amargura. Cósmica fuerza sobre el mundo alzada. Los pájaros, los árboles, la tarde, al habla con la brisa y con los hombres.

Pablo Mora

Anónimo dijo...

Algún día bordado de arpegios
en el re menor de los conciertos
para cuerdas fundiremos los metales
de la guerra para hacer vasijas
en las que emerjan almácigos
de palabras que como estrellas
le devuelvan al hombre
su lenguaje de amor

mery sananes dice

pablo mora

Administrador dijo...

Amén, que así sea! ms

Anónimo dijo...

Ya una poeta como tú tiene recinto y tiene vida. Ahora hace falta poesía y recinto para todos. Y eso como que es lo difícil. ¿No crees?

Rafael Carmona

Administrador dijo...

Así es Rafael, vida y recinto donde resguardarla. Poesía para nombrarla. Qué difícil tarea en un mundo que vive de espaldas a la vida y cuyos recintos son para aherrojarla. Y sin embargo sabemos que no hay que desistir. Que la persistencia algún día hordará la muerte y dejará que la ternura se reinstale como nuestra verdadera carta de identidad. Gracias, Rafael, por estar aquí. ms