sábado, diciembre 03, 2011

LA PALABRA ES UN PEZ




Ando sin bridas
a un paso casi detenido
en el cual todo paisaje
tiene sabor a acantilado

He perdido las coordenadas
de los buzones  y el mío
se ha desprendido del ala
de una mariposa
y  caído en los azules
del mar donde bebe
a sorbos recados de algas

La palabra fragua decires
que se quedan inmóviles
a orillas de un adagio que
extravió el tiempo de un oboe
y las señales incandescentes
de las nubes se derraman
en una lluvia que no cesa

A ratos un pájaro me deja
el susurro de un canto
en la opacidad de una reja
y más allá en las ramas de
un árbol sin hojas
periquitos y loros hacen
su bullaranga para espantar
las percusiones de la calle
una potoquita insiste
en nacer sin haber
construido su nido y ya
hace mucho no bajan
mariposas amarillas en tropel
desde la montaña

No se avanza mucho sobre
la lentitud de las cosas
y siempre hay un retrato
estampado en los espejos
de una sonrisa que
ya no cobijo

Hay un mal de honduras
anidado en el cauce de
un río que se desborda
o se seca en una travesía
que ha perdido el esplendor
de sus piedrerías

Y una atarraya vacía
da cuenta de las horas
que se empozan en la
memoria que aún está
por inventar

La palabra es un pez que
se desliza entre los dedos
un clarinete sin afinar
el anverso de un murmullo
que viaja sin rumbo
tropezando silencios
o vadeando oleajes
ausente de ritos
desprovista de cantos

Tal vez otros días se
envuelvan en la trama
de un cuento
en la diáspora del viento
o en la petalería de un
beso de jazmines
amanecido

texto y foto / mery sananes
03 de diciembre del 2011 


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