De qué tiempo
te hablaré
si todo mi
espacio lo has
habitado con
tus ansias
si cada día lo
he contado
en el espejo
de tus ojos
en el anverso
de una piel
aprendida de
memoria en
la travesía de
tus lágrimas
y en el
arpegio vibrante
de tu risa
En mi regazo soñaste
los
pinceles de
van gogh las
estaciones de
la luna y la
geométrica
figura de las
constelaciones
mientras
buscabas
afanoso desde cuál
estrella el
principito derramaba
el torrente de
sus amaneceres
Tomados de las
manos
descubrimos
los huertos de
imaginerías que
brotaban
del interior
de una flor o del
vuelo
fugaz de una mariposa
adherida a tus pasos
Nada
escapó a las compuertas
de
tu asombro mientras
yo
tejía palabras para
atrapar tus perplejidades
Quedaste para
siempre atado
al acorde de
mis respiraciones
mientras yo
registraba en el
memorial de lo
vivido
el instante
aquel en que
crecieron tus
pupilas mientras
bebías el
verde de los árboles el
rocío de la
fuente de aquel
estanque donde
aprendiste armado
de
diminutos guijarros a dibujarle
al
agua espirales de amor
Te vi recorrer
los rieles de un
piano en el
cual soltabas la armonía
que tu madre
dejó cosida a tus
tejidos y
descubrí en el ritmo
acompasado de
tus percusiones
el movimiento
estremecido
del cosmos
conjugado con los
suspiros que
tu madre te ofrendaba
desde el
interior de su alegría
Acompañé tus
sobresaltos por los
escarpados
senderos de un cometa
al que le
habían cortado su hilo
por los
territorios sin cantos
ni arboledas por el paisaje
de tu llanto escrito en el
nido vacío de los pájaros
y me
sembré en el jardín
de tus
párpados en el herido
hemisferio de tu tristeza y en
el dintel
de tus noches sin
abrazos
Y desde allí
reconstruyo los
murmullos del
río primero
que te dio de
beber
el adagio que nació
de las
mágicas cuerdas de tu
madre
como un incienso de
mandarinas
sobre tus andares de
ardilla
el vibrato
acompasado de
un campanario
en clave de sol
que te hizo
girar como
un trompo de
alegrías sobre
los surcos del
tiempo
Y así puedo
deslizarme una
vez más desde
los corredores de
la ausencia
hasta la instancia
de tus sueños
a dejarte al
borde de tus
conjeturas en el
horizonte de
tus alas rotas
el recinto de
esperanzas que
tu madre va
llenando desde la
mordedura de
las horas hasta
hacerlas para
ti un irrebatible
designio de porvenir
15 de enero del 2014
mery sananes