martes, enero 13, 2015

DE ALQUIMIAS Y OTROS DECRETOS




Zaira Maga

Tú me enseñaste que eso de los decretos es algo muy sagrado, porque cuando se hacen con la aprobación del cosmos y demás divinidades, se convierten en hermosos designios de vida y alegría.
Me enseñaste también que, ungida por ti, yo podía de cuando en vez, hacer alguno que otro decreto, que estaría refrendado no por cortes terrenales,  sino por tu particular y sagrada Corte Suprema de Amor.
Y eso me otorgó derechos.
‘Alquimia’ es sin duda un poema singular, como lo eres tú. Sólo que más singular eres tú que todos tus poemas juntos.
Tú eres, si se quiere, un decreto de amor andante, que no cesa de iluminar caminos, alisar cielos, desenfundar nubes para cada amanecer.
Me dicen que lo escribiste antier. Y que tu hermano Rafael le dio orden y formato.
Ocurre que lo podrías haber escrito -y mira que lo has hecho- en cualquier momento de tu vida. Yo los he leído y los conozco. Y son siempre singulares, porque en ellos la densa materia del amor, de lo cósmico y lo hermosamente humano está siempre presente.
Pero que lo hayas escrito hace unas horas y digas que te estás preparando, secretamente o no, para emigrar hacia otros espacios, por más eternos que sean, es algo que en mis códigos y en los tuyos, y en el de todos los que te necesitamos, es un ajetreo que no está permitido.

Ni de casualidad, ni por equivocación. Que quede entendido.

Y yo decreto Zaira Maga que esa Alquimia se cumpla pero sólo cuando sea su tiempo. Y éste no lo es.

 ¿No te has preguntado más bien, si este tiempo de soledades y silencios, no es algo que te fue enviado para rematar unas cuantas cosas que tienes pendientes con todo los que te queremos?
Si no eres tú ¿quién va a poder mover esas fuerzas magnéticas, esas energías espirituales? ¿Quién como tú va a invocar el alma interior y su armonía con este yo desacertado que somos?
Tus labores y oficios en esta tierra de nadie no han concluido, mi nona de la vida. Y yo decreto que ni te lo propongas y ni siquiera lo pienses.
Aún hay muchos cumplevidas para que derrames en ellos tu miel.
Muchas tristezas que sólo te regazo puede consolar o curar.
Muchos sinsabores que nos sacan de los caminos de la sabiduría y la serenidad que tú nos debes devolver.
Quien como tú ocupa un lugar tan inmenso, tan gigante en la vida de tantos seres, no puede retirarse de su oficio de alquimista, así como así.
Por el contrario, en este hoy de devastaciones, tu alquimia tiene que convertirse en presencia inequívoca.
Tus malestares de estos días son efecto directo de tu andar desatendiendo tu verdadera y real condición. La que no anticipa sino aguarda, la que no deshace sino teje,  la que trae en sus mágica alacenas  armonías y alegrías.
Y por todo eso, y tanto más, decreto que te mejores y pronto.

Qué se llenen todos tus espacios de música, para que veas como tu casa se va a poblar de los seres que amas.

Que juegues a contestarle al silencio hasta deshabitarlo de vacíos y devolverle la armonía secreta de los astros

Que convoques a tus colibríes para que te entreguen la partitura alada de sus latidos

Que vayas al encuentro con Anita quien trabaja incansablemente para entregarte sus hermosas cosechas de flor de baile

Que te preguntes: ¿y por qué se habrá ido Anita antes que yo, si todo parecía indicar que sería al revés?

Y entiendas que ese dejarte sin bullicios, ni alborozos, con el sólo tesoro de tu alma enamorada, ha sido una nueva tarea de alquimia que te toca oficiar, que tiene carácter y condición de irrenunciable.

Y decreto finalmente, Zaira Nona, con la humildad del aprendiz, que detengas de inmediato todo quebranto, y que resurja en ti, con decibeles bachianos, esa risa solar que mantiene este planeta girando en su elipsis de sueño e ilusión. 

te quiere, mery
12 de enero del 2015

1 comentario:

FRANCISCO PINZÓN BEDOYA dijo...

Es uno de los homenajes más bellos que he leído... Gracias Mery por compartirlo