lunes, agosto 31, 2015

EN ESTE TIEMPO SIN PALABRAS



Para que sobreviva el canto
en este tiempo sin palabras
la lluvia escritura sus verbos
en la reciedumbre de los pétalos 


texto y foto
mery sananes


 


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sábado, agosto 29, 2015

DON ANSELMO, EL CULTIVADOR


DON ANSELMO, EL CULTIVADOR 
jaced 


Don Anselmo se nos fue a buscar a su Julia en este tiempo de veranos y lluvias. En su silleta, contemplando el solar que cobijó todos sus sueños, el dolor que agitaba e inmovilizaba su rodilla de pronto se subió a su costado más vulnerable y en el silencio de un  trueno, que aún no había arribado, se quedó fijo mirando el horizonte. Un pocillo de café quedó pendiente.

Y un silencio de trinos se acopló a la mañana.  Sus ojos se quedaron para siempre grabados en los nuestros.Y sus sabrosas cuenterías forman parte de una memoria que habremos de rescatar.

Un hombre de caminos y de surcos. De granos y de pan de horno. De fogón de tierra y vasijas de agua para calmar la sed de los onotales. Una estirpe que va desapareciendo, de palabra y de haceres. De una sola pieza, como piedra de montaña, o un cuarzo resplandeciente.

Se sabía todos los secretos de las noches, del tiempo de los ciruelos y el estallido de las espigas. En sus manos estaba escrita la historia vegetal del planeta. Y en su corazón anidaba el dulzor de las chirimoyas como una ofrenda a los transeúntes.

En su hablar lento y cadencioso, su mirada pícara de adolescente enamorado, podia registrar el origen de toda epopeya y el lirismo de las estrellas más lejanas.

La palabra era para él una siembra más en su vano intento de hacer florecer ternezas en el alma atribulada de los hombres desechos. Su legado está en el porvenir.

Y jamás lo despediremos porque con nosotros se queda como uno de nuestros más preciados dones del vivir compartido y amorosos.

Este texto de Jaced recoge con hermosura y estremecimiento la imagen de Don Anselmo. Lo traemos de su blog (elvuelodelazulejo.blogspot.com) para compartirlo en estas Embusterías que son  su habitat genético. ms


  
En este tiempo oscuro
trabajo duro. Vida dura.
Ahora solos quedan
la silla, la hamaca y el bastón
testigos de tu lucha para vivir
y entre ellos sigue la conversa
como nube flotando pero
aleteos de aires inquietos llevan
espigares y hojeares de maíz
que solo quieren vivir

El silencio aliado con el que se marcha
para hacer aún más silente su partida y
el viento moviéndose nervioso agita a
los árboles que en sus copas retienen
el mensaje que forcejea para zafarse
volar a entregar su noticia contenida
pero en esos aires inquietos
suenan penas como quejidos
¡qué vaina! ¡pero, qué vaina!





Y una hoja doblada pero aún viva
de maíz se extiende sobre esta tierra
cada vez más seca y agria para cultivar
pero otras de vuelos vivos envainando
jojotos tiernos y maduros ascienden como
cometas buscando las dimensiones azules
es el cultivador buscando donde no haya
tierras que padezcan de aridez y acritud
y de ellas pastoreando rebaños de nubes
su lluvia fertilizadora hace caer para
mitigar ésta sed tan milenaria de la tierra.
Y sigan los surcos de plantas vivas de maíz
¡qué se eleve la vida en manos agricultoras!

Pero es inevitable que los conucos de maíz tan amorosamente cultivados eleven sus hojas teñidas de pesares por la ausencia de manos cultivadoras, pero también esas mismas hojas habrán de alzar en vuelos sus espigas de alegrías que atenúen la pena, anunciando que siempre habrán manos recolectoras de jojotos, de vainas de granos, chirimoyas. Y otras, junto a las mismas manos, para amasar la masa para las cachapas y cocer los granos. Porque la labranza de tierras habrá de continuar bajo el influjo de sus fuerzas vitales.

Y el arrendajo tan hábido imitador de cantares de pájaros guarda silencio, y sus ojillos amarillos inquietos otean los horizontes ante la tardanza de los inviernos. Y también los cantos de chicharras, ahondando el silencio. Y el cigarrón con su compañera no quieren salir de su cueva, mirando el acontecer desde su penumbra. Y allá, cerca el correr de la quebrada caudalosa, aminora como un lento adagio, su canto rumor de aguas, un tanto melancólico. Y son pausas que llaman a mirar el camino por dónde van los pasos del cultivador, quién después de tanto lucha por mantener en pie su vida, ahora, obligado debe marchar a otras tierras aunque azules. Y ¿volverá junto a los inviernos para seguir sembrando? 




Y él, con ellos piden al viento sus emisarias brisas para que acarreen las lloviznas de rocíos que atenúen la aridez y acritud de la tierra, y así, los surcos puedan seguir fértiles, para que cuando vuelvan los inviernos los plantíos continúen sus cosechares de maíces tiernos, y se aviven las esperanzas de que no faltarán las cachapas. Pero ¿vendrán también las manos del cultivador? Y de esta manera los tantos anhelos que al viento lanzó el cultivador seguirán siempre vivos.

Y los conucos están mustios
sus espigares contemplan en silencios
y los pericos no comen las mazorcas
solo parecen contemplar el danzar
de las espigas por el soplo de las brisas
¿habrá la tan esperada cosecha?
pero tercos perviven las plantas de maíz
de quinchonchos y de caraotas con florecitas lilas
que esperan los inviernos que él llamó con tanto ardor
y sus manos con grietas semejando a surcos de la tierra
emanan anhelos de cultivo de esos conucos de su corazón
y allá en el quieto rancho como esperando flota en ondas
aquel pillar de polluelos de pavos y gallinas picoteando la tierra



Pero tierras, pájaros y conucos, cuéntenos ¿qué ha pasado? Rebelión en los surcos porque el apasionado cultivador de tierras feraces suspende su azadón, aunque su gran amor, la naturaleza, está con él; el contador de cuentos de arrendajos que imitan al canto de otros pájaros y el de aparecidos en carreteras para apurar a los viajeros, deja en el aire su voz; el quién ensilla el burro, bajo el alba, por su trocha acostumbrada se va a cultivar al conuco; el que mira hacia la enramada para oír el canto florido del turpial porfiando con los silbidos del azulejo; aquél caminante de bastón de palo, su fiel compañero en su andar, que de tanto uso ha grabado las huellas de sus manos; el del rezo oportuno con la ramita medicinal para curar dolencias; el padre y el abuelo de  muchos nietos, hoy sereno, mirando largo su conuco, con su acostumbrado sonreír, viaja entre los hojeares de maíz de sus plantares, cultivados con tanto amor. Y se fue a unirse a su compañera Julia, otra fruticultora de conucos de la vida.



Y el derecho inviolable a la vida, obliga preguntar ¿por qué les cortaron sus ganas de vivir? ¿Quién impone dictadura voluntad contra la voluntad de amor del que solo quiere vivir su ciclo de vida? Denuncio, rechazo, acuso ante el tribunal de la verdad, del amor, de la justicia y de la belleza, a aquél o aquellos que solo existen para romper los ciclos de la vida, atentando infraganti contra ese derecho. ¿cuándo cesar la violencia cualquiera que ella sea? Algún día vendrá la sentencia!


Don Anselmo
cultivador de tierras y sueños
bajo aquellas lunas menguantes
y crecientes hacia plenilunios
el contador de cuentos con divertidas ocurrencias
el de manos sanadoras con pasión de entrega
el gran conversador para entretener las noches
el padre de queridos hijos y abuelo de tantos nietos
él humilde como barca de madera sencillamente
leva anclas navegantes hacia regiones azules
pero ¿hasta cuándo el exilio de seres que amamos?
¿por qué se les obliga partir violentando su voluntad?

Y Don Anselmo, amigo querido, quién me arrancó tanto reíres, y también ríe con mis embustes, permítame aprovechar tú obligado viaje para pedirte con ardor que lleve mi saludo de amor a tú fiel y amada Julia, a mi querida madre Carmen Susana, y a tantísimas madres que antes que tú tuvieron también que partir: inmenso nido de madres que ahora es tú reino. Sé que en los inviernos tardíos seguiremos conversando.

jaced


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LA AUSENCIA DE LA FLOR

 



¿Qué decir?
Que Zaira sorprende
permanentemente
Que Zaira sueña la tristeza
de los otros
para amanecer sembrándole
huertos de rosas lirios
campánulas y dalias
al universo
Y que Zaira sabe que los
sueños tristes no son más
que recordatorios
de los instantes vividos y
por vivir
en los cuales siempre habrá
una grieta que nos devuelva
al resplandor de una
lluvia de hierbas
Esa es su ofrenda infinita
ms
 


Me percibí muy sola
Íngrima del perfume
y de los pájaros
Vacía del paisaje
pentagrama sin luz
en la distancia
¿Qué se hizo el colibrí?
¿Dónde está la mañana
si ya no hay cantos
al nacer el alba?
¿Por qué lloran las plantas?
¿Quién se llevó la flor
para matarla?
Despierto inquieta
Corro a la ventana
Fue trampa de mis sueños
Falsa alarma
Contemplé la alegría jubilosa
del sol y de la grama
Lucían en sus ramos
armoniosos
rosas lirios, campánulas
y dalias.

Zaira Andrade
10 de mayo del 2000
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miércoles, agosto 26, 2015

GAJITOS DE SOL





Gajitos de sol
pincelando atardeceres


texto y foto
mery sananes


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sábado, agosto 22, 2015

JUGLARÌA DE LOS CIELOS

Luna del 22 de agosto del 2015
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viernes, agosto 21, 2015

EL ASOMBRO DE LOS POMAGASES



a mi padre
en otro de sus agostos


Hace mucho debes haber ascendido
por los verdes canales de los pinos
hasta la cresta de las montañas más altas
en busca de un lugar abierto donde cobijar
la quietud que quisiste construir
desde estos tiempos móviles y devastados
que no supieron de la consagración
de tus empeños por inventar una razón
sin contrapesos simple y llana
como la de los árboles en los bosques
que inventan tejidos milagrosos de
pájaros y mariposas que van y vienen
por la escala de las distancias
para preservar la autonomía de su vuelo
y el encantamiento de su canto

Hace mucho la palabra busca
la musicalidad de un abecedario
capaz de descifrar el recorrido
espiral de las circunvalaciones
que van desde el tejido de tierra
hasta la explosión de los ramajes
en rítmica dimensión de una estatura
que alcanza la verticalidad de las
constelaciones de agosto
para dejarte las recaderias de tu
ausencia escritas en el singular
lenguaje vegetal de las lloviznas

Como si del ala de tu sombrero
aún brotaran las hermosas cuenterías
de tus recorridos por el interior de los
argumentos con los cuales edificabas
la noción de justicia y humanidad
en aquella escalinata que nos
enseñaste a ascender siempre más alto
como ley inalterable del corazón

Allí aprendimos el dulce oficio
de trenzar con el otro la esencia misma
de lo que somos en el solar de los nísperos
que aromaron los predios de pupilas
que se abrieron para siempre al asombro
mayor de los pomagases

Desde entonces se insertó en el costado
invisible del horizonte una suerte
de nostalgia que suele pintar de violeta
los muros circulares de los pozos mas hondos
previniendo la tristeza de todo colapso
y nutriendo el estruendo de un suspiro
que no concluirá hasta hacerse canción

Este agosto tiene sabor a arribo
y estadía como quien rescata del
recinto de tus manos una estrella diminuta
y una carta a la que se le sale
el amor por los pliegues de tanta
ternura de la que está hecha
y que hoy no cesas de leer desde
la residencia astral que hoy habitas
tal vez haciendo uso de las lamparas de sol
o los resplandores nocturnos de marte
en su paso por la constelación de tauro

Sé que navegas en el vigil
de los jurbash como nuestro eterno
acompañante de aventuras que no
habrán de zozobrar jamás

21 de agosto del 2007


mery sananes


Joaquín Rodrigo /Adagio / Concierto de Aranjuez
Paco de Lucía



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