Ramón Santaella Yegres
jueves, mayo 10, 2018
RAMÓN SANTAELLA - CARTA A MI MADRE A DIEZ AÑOS DE SU DESPEDIDA
CARTA A MI MADRE
A 10 AÑOS DE SU DESPEDIDA
Ramón Santaella Yegres
Maracay, 18 de abril de 2018
Señora
María Remigia Yegres de Santaella
Rincón bello del infinito
Presente:
A 10 años de tu partida, los recuerdos de tu
presencia continuarán por mucho tiempo entre nosotros, ¿Cómo olvidar a quien
nos dio buena parte de la existencia?
Y para ser sinceros, haberte marchado al infinito,
más allá de lo que representaste para tus hijos, nos consuela porque no te
perdiste nada bueno que hiciera lamentar tu viaje cuando el padre resentido
social, se dedicara a destrozar el país de tus ancestros y nuestro; luego, el
“hijo” colombiano a quien abdicara el trono, habría de continuar aquella labor desestructurante
de lo que habría dejado en pié de aquello que fuera un país, donde albergaron tus ancestros como ustedes, los nuestros.
Ellos, los que ostentan el poder, no satisfechos
con eso, han logrado exterminar casi por completo el recurso de la esperanza como
fuente del colectivo hacia “un” indeterminado futuro”. La realidad es tal que
en la actualidad la población integrante de buena parte de lo que nos dejan por
país, podría estar más cerca de la nada que de la subsistencia, cuando el principio
de la determinación del entendimiento y la razón “nos” coloca en contradicción con
la naturaleza de la unidad de un pueblo, mediante el sometimiento, la sumisión o
el vasallaje, al punto de ser negada la misma subsistencia, al quedar condicionada
a los intereses políticos del poder que continuará sometiendo y envileciendo.
Vieja, no es que hayamos pensado en momento alguno
celebrar tu ausencia corpórea o estemos por agradecerle a la muerte el distanciamiento
de la dimensión donde te encuentras y que aún nos separa. Al parecer carecemos de la
voluntad necesaria para reaccionar y producir el cambio deseado o no poseemos
la experiencia requerida para exigir lo que supuestamente asumiríamos como
mejor forma de vivir o calidad de vida porque a ratos, quisiéramos asumir como
real la falsa creencia de formar parte de “un” paraíso terrenal, donde “un” mar
de felicidad orienta por si solo el rumbo de veleros, donde hadas y ángeles
transportan nuestros alimentos y medicinas con la finalidad de preservar la existencia
que por deber constitucional corresponde cumplir al gobierno de turno hacia la
población.
Vieja, nos gustaría contemplaras rostros y cuerpos
de buena parte de los que acá creemos vivir y constataras similitud con las llamadas
“almas perdidas”, sin incluir por cuestiones de orgullo y tener que cuantificar,
los cadáveres que hacen cola para su velatorio o cremación en las funerarias de
todo el territorio supuestamente nacional, únicas empresas “productivas” en
esta situación de existencia residual, cuya materia prima es aportada, sin
costo alguno, gracias a los esfuerzos de la PBN, la GNB (obreros y luchadores
por la paz), el cáncer, los hospitales, el estrés, los infartos, la diabetes,
la hipertensión, y paramos la lista por cuestiones de tiempo y espacio.
Vieja, los que aún resisten y desean continuar en
lucha contra la dictadura y sus desmanes como el hambre inducida desde hace 20
años, el desabastecimiento de víveres y medicinas, más allá de la desidia, la ignorancia, la compraventa de
voluntades y el fracaso de quienes ostentan el poder, parecemos habitantes de
un gran camposanto que progresivamente nos cercan con el objetivo de evitar salgamos
de él.
Vieja, en esto que nos dejan por país, mientras
subsistamos te recordaremos siempre y ahora, a consecuencia de lo que nos
“corresponde” vivir y con mayor fuerza, pensamos en la frase que hizo famoso al
príncipe Hamlet en la obra del famoso escritor inglés Williams Shakespeare: “Ser
o no ser”.
Es nuestro dilema como si estuviésemos repitiendo
la estructura de la famosa “unidad dialéctica del comienzo”: el Ser y la Nada, somos
y no somos, traducido en ciudadanos y cadáveres, puerta de la alternativa hacia
la libertad como determinación dialéctica en pleno proceso, aunque al parecer, tan
“lejos” como el indeterminado futuro o la imprecisa determinación.
Y como somos devenir o consecuencia, “existimos” en
el seno de la nada política de una ideología como de un sistema socioeconómico fracasado. Finalmente,
no todos somos contados o seleccionados para algo importante que no sea para la
dádiva de bonos compra voluntades en trueque “perfecto” con el que quieren
aparentar ruptura con la miseria creada bajo el principio teleológico de un
capitalismo mucho más perverso que el criticado por el mismo poder como es la obtención
de rentabilidad política con la que persigue eternizarse. En consecuencia, no
somos determinación, más allá de la desesperanza como apariencia de la
esperanza por alcanzar un nuevo y mejor país.
No obstante, cuanto hemos querido mostrarte es con
la intención de obtener tu interpretación al respecto, incluso, que ayudes a relacionar
esta crisis espantosa con las próximas elecciones presidenciales a celebrarse,
“sin pena ni gloria” el próximo mayo, donde ya se da por descartado el triunfo
del que te contamos que como su padre busca y buscará la reelección indefinida.
Tú podrás imaginar y ayudar en la respuesta, más
allá que personas interesadas en todo cuanto está ocurriendo se pregunten: ¿Cómo
podría ganar la presidencia quien ha terminado de destrozar el país que
teníamos? Dentro del marco de esta realidad no enjuiciaremos, simplemente dejaremos
la interrogante para que hagas idea de nuestra situación y si tienes a bien ayudarnos
con la respuesta, te agradeceríamos nos la hicieras saber.
Aunque debes considerar la participación en dichos
comicios, del “progresista” disque compadre del señor Diosdao quien asegura a
su pequeño público, ganará la presidencia de la RBV, mientras es tildado de traidor
por quienes se consideran engañados desde el otro lado del poder.
Vieja, no queremos quitarle más tiempo a tus
ocupaciones, solo queremos expresarte lo mucho que se te recuerda y estamos
contentos con tus diez años en libertad absoluta.
Bendícenos viejita como siempre lo hacemos contigo,
saluda a los nuestros y a los tuyos que también son nuestros y no te preocupes
por la subsistencia de los que quedamos acá, nada es eterno en la vida corporal
del hombre; celebra esos 10 años como Dios manda recuerdos para papá, Yolanda.
Dady, Omar y amigos.
Tu hijo.
Ramón Santaella Yegres
Ramón Santaella Yegres
Todas las pinturas son de Pablo Picasso
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