Hemos hecho girar la vida
alrededor de un dedal de café
que aún no nos hemos tomado
y sin embargo los días se llenan
de su aroma transverso de su
ritual aventurero de la savia
antigua de una tierra devastada
Y allí en ese vértice que no
convoca ángulo alguno hemos visto
pasar una historia a la que
le han arrebatado sus cedazos
de colar tristezas entremezcladas
en los granos tostados hasta transmutarlas
en un tiempo de patios sin empalizadas
Pero no desiste la ilusión en el
rojo racimo que maduro se prepara
para las tarea de secado y de molino
que habrá de ofrendar a los transeúntes
el lenguaje de una semilla ancestral
que se desborda en los amaneceres
para sellar la conjunción entre el día
y la noche en su algarabía de sentar
a su mesa la alegría del mundo
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