René Magritte
21 de noviembre de 1898 / 15 de agosto de 1967
Todo hombre, ya sea con la palabra, el color, la arcilla, el sonido o simplemente su lento caminar sobre los recodos de la tierra, crea y recrea el mundo a su alrededor. Lo descompone y reintegra. Lo amasa y deshace. Lo quiebra y recompone. Lo vive y lo sueña. Lo padece con una tristeza que tiñe los horizontes de una verticalidad inimaginada. O lo vive con intensidad de brasa y floración.
Todo hombre es, en esencia un artista, profundamente creativo, sublimemente inventor, sembrador de abecedarios y a veces sólo guijarro en su pertenencia al manantial.
Por ello, toda muestra de ese don mágico del hombre para sobreponerse a la realidad y devolverla al mundo, es un acto que sólo concluye cuando alguien lo toma, lo redefine, lo asume, lo trasciende para convertirse a su vez en agente activo de la creación y del porvenir.
René Magritte, es uno de ellos. Y el trabajo es nuestro de horadar sus piezas quebradas y restablecer la armonía que no existe. Por eso todo acto creador subvierte la realidad, la confronta con sus propios límites y cuadrantes, la sacude en su esencia y la transforma en una propuesta de futuro.
Siempre y cuando el ojo que la ve no se detenga en los linderos del lienzo, y se derrame como una continuación de ese gesto individual que asume como suyo la gran tragedia de la vida, con la ilusión suprema de restituirla a su condición de florecer.
En esta fecha aniversaria de René Magritte, invitamos a asomarse a su trayecto, tal vez en ese afán insistente de traspasar las fronteras de lo que se ve para alcanzar en plenitud la dimensión de lo que es.
mery sananes
agosto 2009
J.S. Bach
Sarabande de su Partita
para violín solo
Violin
Hilary Hahn
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