mi hermano
martes, agosto 29, 2023
ELEGÍA
a alberto
mi hermano
mi hermano
Duele
un dolor de raíz
de
tierra desencajada
de
viento detenido en la
cúspide
de una ola
que
no llegó a la orilla
Duele
un olor a pomagás
a
nísperos de japón
que
florecieron sólo en la
memoria
de un tiempo
imaginario
sobre los tres
escalones
de una casa
deshabitada
Duele
el hemisferio
vertical
del sufrimiento
donde
una mano extendida
en
el dulzor de una golosina
se
disuelve en días ajenos
y
ausentes
Duele
un dolor de árbol
desprendido
que el sol
desarropó
en intervalos
de
tormentas que nunca
cesaron
de abrirle
grietas
a la tristeza
Duele
el soliloquio con
una
soledad que jamás
desistió
de poblar
las
travesías que sólo
fulguraron
en el
silencioso
parpadeo
de
una madre que se
fue
cabalgando en el
filo
de una luna nueva con
tu
imagen dibujada en la
encrucijada
de sus penas
Duele
el dolor de aquel
morir
que se ancló
a
destiempo en la piel
de
un caballo de tiro
que
se fue a remolque
de
una carreta vacía
Duele
un dolor de esternón
que
nunca pudo reconstruir
aquellos
vasos de ilusión
desprendidos
del torno de
tu
sed desasistidos como
estaban
del delta fluvial
de
la esperanza
Duele
un dolor en clave
de
congoja la desmemoria
de
un deslave que se derramó
persistente
sobre las horas
sin
lluvia de un desvivir
desmesurado
que sólo
quedó
grabado en los
vaivenes
de un viento
sin
corredores ni umbrales
Duele
un dolor fracturado
en
la impertinencia de
un
océano de peces detenidos
en
la circunferencia de un
precipicio
de silencios
Y
en este jueves de luna llena
en
el que te fuiste en la ráfaga
de
un suspiro que no terminó
su
recorrido por la estación
de
tus ansias ni por el itinerario
de
tus peripecias de ambulante
cazador
de fantasías
duele
hasta el anverso de la piel
que
amuralla los compases
de
un adagio inconcluso
En
esta madrugada que
no
te anunció su desenlace
que
no tuvo despedida
ni
recuento ni más zozobra
que
el breve recorrido
por
un morir al que ya te
habías
acostumbrado
en
los intervalos sin sol
de
tus silabarios
duele
hasta la rotación
de
los sueños tejidos
con
la urdimbre
de
solares ausentes
Y no tengo
para alcanzarte
sino este
tropel ciego de
palabras rotas
con
ilusión de andén
que te
lleven de nuevo
al regazo
de la madre
al
territorio de los abrazos
al redil
de las bendiciones
que tan
ausentes estuvieron
en tus
trajines de borrasca
en tu
andar desalojado
en tu
absoluta vulnerabilidad
ante las
sequías que rondaron
sin
descanso tu estructura de río
Nos dejas tu
vertiente de
mansedumbre
ese poema
inconcluso
que escanciabas en el
vértigo de
las madrugadas
la cancion
armoniosa
que tu voz
tejía en los espejos
de la
noche y tu eterna
ofrenda de
quereres que
como
florerías nos entregaste
cada día para
que no fuera
en vano tu
paso desasosegado
Y
te prometo hermano
que
no habrá silencio que
detenga
esas conversitas con
las
que siempre aliñamos
los
fogones y espantamos
los
males ilusionados como
niños
en las trayectorias
de
un destino que todavía
aguarda
sus resurrecciones
Quedo
desvalida de un trozo
de
mi misma buscando en el
bosque
de los cielos las rutas
que
te lleven tierra adentro
hasta
el albergue del amor
que
sigo construyendo en el
diminuto
hospedaje de
esa
lágrima por donde
algún
día alcanzaremos
la
lumbre del vivir
Te
dejo el canto de mis
pájaros
el rumor de los árboles
donde
me cobijo los retoños
de
flor que resguardo en
los
pliegues del alma
las
alacenas donde deposito
los
abrazos de los niños
y
los campanarios de sus risas
Te
dejo el candor que aún
conservo
la memoria de
aquellas
correrías entre
sábanas
tendidas donde
jugábamos
a ser felices
en
aquel diminuto patio
que
ya no existe
Te
dejo la sonoridad de un
violín
que siempre te perteneció
y
la mudez de un piano que nunca
aprendí
a tocar los recuerdos
de
un alcoba morada donde una
abuela
te miraba desde el rostro
del
padre y de aquellos libros
que
enseñaban a vivir años que
no
supimos hacer nuestros
Te
dejo tu primer día de
escuela
y aquel carrito que
tirabas
de un pabilo sobre
las
cuestas de una calle ya
olvidada
mientras yo miraba
al
hermano grande que luego
se
volvió otro hijo que arrullar
con
mis manos de destejer
desilusiones
y desesperanzas
Te
dejo una aurora para tu viaje
por
las estelas de la noche
un
amanecer para tu arribo
al
planeta de los asombros recuperados
te devuelvo al
mapa celeste de donde
partiste navegando
en una madreselva
y
te dejo una brújula diminuta
en
dirección a la vida que se vive
Y
aún quedo en deuda con
la
alegría desamparada
que
habrá que seguir
inventando
sobre la
geografía
de la ternura
y
el paisaje devastado
de
los hijos que dejamos
sembrados
para que retoñe
alguna
vez el porvenir
mery
sananes
escrito 30
de agosto del 2012
y publicada en el blog
el 30 de agosto del 2021
Etiquetas:
Alberto Sananes,
MS Elegía
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2 comentarios:
Mi abrazo de siempre, querida profesora. Hoy un poco más quedo, a sabiendas de que el jolgorio por la vida aguanta la respiración un segundo, sólo para seguir la travesía con nuevos sonajeros que llevamos desde el principio...
Hermoso Mery, leo tus palabras y recorro los recuerdos también de mi tiempo. Los Agostos y Septiembres, llenan de ausencias a nuestra familia. Te he enviado un mensaje en privado. Un beso.
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