domingo, enero 29, 2012

ANGIE GAONA, ANTICIPO DE SOL



ANGIE GAONA
ANTICIPO DEL SOL

Pero si pones en tu lengua una gota de este dolor
    destilarás quizá un extracto de la admonición:
    una masacre nunca es la última
    todavía no estamos sentados como hermanos y
    sigue siendo un obsceno misterio
    el Mal con mayúscula -
    pero si pones en tu lengua una gota de este dolor
    sabrás que el cabo es también para ti
    la culpa final, cierto, a quién atribuirla
    pero sí es nuestra la culpa finita sí
    y mientras te creas al margen no tendrás las manos
                                                         [limpias.
    No busques culpables, tú mismo has de cambiar
    antes que las manos están los corazones
    y mejor es no ensuciarse que pensar en la colada.
  
Jaime Vandor
Por qué Janus Korszac no llegó a Jerusalem



UNA ESTOPA EN LA GARGANTA

Estas palabras estrujadas unas con otras, como los niños con Janus, quiebran todos los moldes. Se salen de las clasificaciones, se desbordan de los papeles y de las nomenclaturas. Y es lo que queda de pie como estandarte, hasta que alguna vez, -si alguna vez será- que nos sentemos como hermanos y el Mal con mayúscula deje de ser ese obsceno misterio que nos engulle, destroza, inhabilita, trastorna, hasta convertirnos en meros espectadores.

Aquí no hay nada que distraiga. Todo el texto es esa gota de dolor que hay que colocarse en la lengua, hasta que de tanto arder, entendamos que mientras nos creamos al margen no tendremos las manos limpias y que seremos culpables hasta que podamos hablar de la última masacre del hombre contra el hombre. Esto no es literatura, y como diría León Felipe, es una estopa en la garganta.

LA INMENSA TRAGEDIA
DEL HOMBRE

Un hombre muere tras 50 días en huelga de hambre en una celda de castigo de una cárcel cubana.  En la Sierra Tarahumara 50 personas se lanzaron a un barranco al carecer de alimentos para llevarles a sus hijos. Una niña se suicida cuando en apenas unos días iba a parir a su hijo. Seis millones de judíos fueron exterminados por los nazis. Pero ocho millones más, también fueron masacrados, por las mismas fuerzas, en negociación con las fuerzas opuestas, sin que al parecer los números digan algo de la inmensa tragedia que sacude al hombre. Este 23 de enero se inicia el juicio contra la poeta colombiana Angie Gaona acusada de rebelión y narcotráfico. 

UNA MASACRE QUE NUNCA
ES LA ÚLTIMA

Y Angy exclama: “Somos llama / anticipo del sol / aún oculto en esta noche fría / lodazal donde vemos cruzar la luz / cuando nos juntamos.” Y uno sólo tiene la palabra para bordarle un inmenso expediente a un mundo en el cual, dice Vallejo el dolor crece a treinta minutos por segundo. Un tiempo en el cual una masacre nunca es la última, porque todavía no estamos sentados como hermanos y el Mal con mayúscula sigue siendo un obsceno misterio.

Un mal que hemos minimizado a tal altura que convive con nosotros, y ni siquiera nos damos cuenta. En una esquina un niño lo atraviesa una bala que jugaba a ver qué blanco hacía entre dos bandas. Un mendigo desfallece en una acera sin haber logrado reunir lo suficiente para saciar su sed y su hambre. Un hombre dispara porque fue enseñado a matar. Y otro dispara para defenderse hasta convertirse a su vez en alguien que mata.

Ese mal está en el niño que no regresó a su madre. Al que le robaron la sonrisa. A los que no han nacido y a los que languidecen bajo toda forma de hambrunas, como si ese no fuera un holocausto mayor. En el que fabrica, distribuye y consume las drogas. El que mata en nombre de una fe y en el que lo hace sin fe alguna. El que se dedica a contabilizar el horror sin advertir que está inmerso en él.

UN MAL EN MAYÚSCULAS
QUE NO HEMOS PODIDO DETENER

Describir el horror es entonces pasearse por este planeta de fronteras cerradas y mares abiertos a la aventura de huir. De riquezas insólitas y  miserias indescriptibles. Por el dolor del ensañamiento y del ensañado. Por las cárceles de castigo. Por el hacinamiento. Por la pérdida de toda humana dignidad. Por los soldados que pisan los cadáveres de sus enemigos. Y por el niño que carga una bomba a su cinto para producir a su vez decenas de cadáveres.

Por los aherrojados del mundo y por los que cuando pueden comienzan a fabricar sus propios hierros para dejar idénticas huellas. Un planeta en el cual todo se ha convertido en mercancía. Revoluciones, democracias, tiranías, dictaduras todas formas distintas de ejercer un mismo mal.

 LA NIÑA DE HIROSHIMA SIGUE
CORRIENDO DESESPERADA

El hombre común, el hombre a solas, está al margen de las decisiones, y de sus propios destinos. Paramilitares y guerrilleros se juntan en ver quien lleva el horror a un más alto grado. Los tiranos y los defensores de una tal democracia que aún no existe esgrimen argumentos para proceder con permiso a lanzar sus misiles atómicos. Y la niña de Hiroshima sigue corriendo desesperada buscando un lugar seguro que nunca encontrará.

Un cacique llora la decisión de una mandataria de expropiar 400 mil hectáreas a los pueblos ancestrales. Y se recogen firmas. Una mujer será lapidada por un adulterio. Y se recogen firmas. Otro hombre es sentenciado a una cámara de gas o a la horca y las firmas van y vienen.

FIRMAR PARA NO ESTAR
AL MARGEN

Y hay que firmarlas. Hay que hacer algo por conmover la opinión de quienes tienen acceso a estas tecnologías para que hagan bulla, para que le griten en el oído al masacrador, al asesino, al carcelero y a todos los que se convierten en sus cómplices, que hay quien quiere que eso cambie. Que hay multitudes que quieren detener el Mal con mayúsculas, que no queremos estar al margen.

Que hoy seamos apenas una firma en un papel es una señal de que vamos creciendo, aquí, allá, más acá de nosotros mismos y más allá de quienes creen dominarnos, y que hay la esperanza sembrada en un papel de que alguien detendrá la mano, el mazo, el disparo, la arbitrariedad, en alguna parte. Y hay que empujar.

El 23 de enero de este 2012 está previsto el comienzo del juicio de la poeta colombiana Angie Gaona, por protestar contra la injusticia, por afirmar el derecho a disentir de los poderes, por tratar de detener una violencia incontenible que toca todos los estamentos del hermano país, como ocurre aquí y en tantas partes de este desasistido planeta. Por aspirar un mundo distinto, por reclamar libertad.

Firmamos porque la fuerza de estas rúbricas, de estos nombres estampados en papeles, representan las luchas de todos los que al igual que ella,  quieren ser silenciados, ignorados, desaparecidos, domesticados, inhabilitados.

PARA HACER SENTIR UNA VOZ
COLECTIVA

Firmamos para hacer sentir una voz colectiva que está en contra del terror, de la opresión y de la muerte. Un sentir que quiere avanzar hacia una realidad distinta, en la cual el hombre deje de ser una mercancía, un objeto negociable, un ser prescindible.

Y hoy, con esa gota de dolor en la lengua, con esa estopa encendida en la garganta, con la convicción de que el silencio nos hace cómplices y responsables, que nos hace partícipes de un mal, en mayúscula o minúscula que queremos erradicar del vivir, queremos gritar alto, muy alto, como si estuviésemos en el fondo de un pozo.

Alzar la voz, como si fuese un poema recitado, un murmullo de flor, una imaginería desbordada, con resonancia de trombón, acordes de clave y la irisada dulzura de una flauta dulce, para que nos escuchen quienes pretenden culpar de terrorismo y narcotráfico a quien sueña ser anticipo del sol, luz entre lodazales, mano extendida de amaneceres, y para que el poder sepa, dondequiera que esté, que hay un conglomerado, un colectivo, un hombre innumerable que esta allí atento, para detener el horror donde quiera se encuentre y en su lugar sembrarle maticas de amor al porvenir.

mery sananes
caracas, venezuela
22 de enero del 2012



Este texto fue publicado inicialmente en
Media Isla, revista digital dirigida por
René Rodríguez Soriano, en el siguiente enlace
el sábado 28 de enero del 2012.

 Invitamos a visitar la siguiente página en Facebook
que recoge la multitud de adhesiones, mensajes de solidaridad, 
poemas, textos dedicados a la poeta colombiana Angye Gaona
en momento en los cuales se adelanta un juicio en su contra,
en el hermano país de Colombia.

La mayor parte de este trabajo se debe a la incansable 
y persistente labor de la poeta y comunicadora social 
quien ha coordinado este inmenso esfuerzo
para hacer conocer internacionalmente el caso
y para convertir el gesto de apoyo en una
solidaridad activa y una verdadera toma de 
conciencia colectiva 


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