En el tiempo de este hacer
se nos viene encima
el afán en permanencia para que
en las ondas de tu armonía
se mantenga la soberbia de los
luceros que se manifiestan en la
instalación del aroma de vida
que hace melodías de los sueños
para asumir los atardeceres
que llevan el encuentro
a los vuelos de los porvenires
para que a la hora de
la indómita proyección de las camelias
el canto mayor llegue a las acurrucaciones
del hijo y se abra el instante supremo
de las alegrías de infinitos que cosechan
los ángeles de tu existencia
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