Jesús hoy en este día de tu pasión te
pregunto
por dónde andará el sufrimiento de quienes
nos seguimos mirando como gente de nombres
apellidos y hasta de trajes y máscaras
para todas
las escenas que estamos obligados a
representar
aún y en medio de los actos de la fe
Dime Jesús porqué aún en esta semana mayor
tu palabra se nos vuelve tan grande
misterio
en los inmensos laberintos por donde
atraviesan juncos sembrados a los márgenes de las rosas de
los luceros que marchan festivas hacia el paraíso de
las cosechas de vacíos que hasta hoy son la clave para
el fin del lamento del hombre
Hoy tengo necesidad de escribirte y
preguntarte Jesús cómo ir más allá de los nichos de
las absoluciones piadosas cómo existir más
allá de perdonadores y perdonados si ya sabemos que está
consumada la sentencia para que el humano esté cada
vez más alejado de la dimensión del hombre que no se rinde ante las centellas mandadas por los
grandes gigantes del fuego que ha venido a limpiar los
supuestos improperios dejados en las rutas de los buscadores
incipientes de vida de amor fe y pasión
Por eso hoy Jesús estamos marcados con
aquella señal que manda a dejar detrás de la puerta
mayor las instancias de los saberes que vivirán más allá de los
perdones concedidos a quienes aceptan gustosos el
reino de la muerte
como una manera excelsa de la vida que se
opone y enfrenta toda terminación
Porque hoy señor estamos obligados a vivir
en medio de la risa de un hombre trompeta que le
entrega el espíritu a su espíritu hecho pasión de Mateo o Juan
para que desde todo púlpito de aroma y sal preguntemos si
sirve el vivir con
todo consumado y sin glorias y paraísos
Y hoy frente a la ausencia de toda piedad habrá que pedirle al creador que nos diga
cuando al fin el hombre será hombre para que entonces
alumbre los arcos las maderas y metales por los
siglos que tendrán que venir para que tu condición de humilde nazareno no se confunda más con los fuegos de los saqueadores de los templos de la vida ya
comenzada a construir por los hombres que al fin
están ya en la vía creada para la presentación ante
el trono de la inmensidad que junta todos los
cantares para la consagración del hombre paraíso que ni
recibe ni da perdones pero que hace vibrar todas las
estaciones con su propio grito de vida unido al amor de la verdad y la eternidad
1 comentario:
El Señor sabe lo que hace. Y algún día nos hará resucitar y salir de tantos males en los que nos han hundido. Tengamos fe.
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