Querido Bassil
En tus manos
Quiero que sepas una
cosa muy de adentro para mí. Hoy estuve hablando con tu mamá. La encontré serena, pensante
con su atención puesta en el solo recuerdo para unos ojos que miran siempre hacia
cualquier agujero por donde pueda venir aunque sea un pedacito de la risa del
hijo que siempre la ha deslumbrado y sin
la cual no podría seguir este difícil
vivir.
Y te digo muchacho amigo no todo el tiempo que estuve con tu madre fue llevadero. Cuando le pregunté por
los momentos en que ustedes se despidieron, se le avivaron aromas, gestos, palabras, problemas, escenarios y, por
encima de todo, trajo a su memoria las muchas veces que para ti se hacía la
magia del dios te bendiga, cuídate y regresa pronto, hijo mío, y me señaló que
así lo hacías y que ese último día después de la marcha ya en camino hacia el
transporte, como se lo habías prometido, la llamaste para decirle que ibas hacia la
casa. Pero no te dejaron llegar.
Todo estaba dispuesto para
enfrentar a los manifestantes de ese día de la juventud. Para el régimen era
necesario dejar sentado una vez más el testimonio de que toda concentración
opositora termina en violencia y que había que convertir a los muchachos en
creadores de disparos contra las instituciones, sus sedes y sus encumbradas
personalidades. Para ese mundo del poder era obligado paralizar aquella
protesta de la fuerza de la juventud en reclamo de vida y porvenir.
Y estaba montada la
emboscada alrededor de una supuesta defensa de una tal fiscalía y los policías con uniformes y sin ellos hicieron de avenidas y parques paredones de
juventudes y fuiste elegido como el primer sacrificado. Te dispararon con
seguridad y saña de muerte, en la esquina de Trocadero, para que sirvieras de ejemplo sobre la forma como
esta dictadura adelanta su lucha por la estabilidad de un supuesto socialismo que mantiene en alto
el discurso de una tal democracia y sus derechos humanos para disfrazar su condición
y capacidad para el asesinato.
Y a tal punto se ha llegado
en la falsificación de este momento de la historia que crímenes como el
acometido en tu persona se le intenta atribuir a unas tales guarimbas que
habrían sido autoras de cuarenta y tres asesinatos.
Bassil tu suerte tauro, tu fuerza de joven aro y arco, tu aliento de
porvenir en busca de trascendencia, la música de un alma en lumbre de caminos, tus ganas de ayudar en todo a tu madre Jeneth y la promesa que te
hiciste de luchar contra toda manifestación de dictadura o negación de la vida,
quedaron en un territorio en el cual está sembrada una cruz al lado de una vela
que no han podido ni podrán apagar los criminales y condenados a no vivir más allá del horror sanguinario
inscrito en sus pasos.
Bassil hoy también quiero decirte que ese día de ese
febrero, en medio de un grito desesperado de salida, fuiste al encuentro con
experiencias que no podías suponer llenas de tantas ganas y decisiones
criminales. Tu condición de veinteañero no podía alumbrar sobre esta historia
de la constante y permanente destrucción que nos divide en víctimas y
criminales.
Mira muchacho, hoy no
estás con tu mamá y tus hermanos, ni con tus amigos, ni con quienes siguen en
plan de lucha contra este régimen. Pero nadie podrá olvidar que al lado de Juancho Montoya y Robert Redman la tuya es también una acusación de asesinato revolucionario que nadie podrá negar. Y así mismo se sabrá que formas parte de un aliento de amor y siembra de libertad que
nadie te podrá arrancar, aunque muchos
sean los disparos que te sigan lanzando.
Bassil déjame decirte, finalmente,
que esa muchachada que ostentas, esa pureza de vida y pensamiento para un futuro mejor, ese desprendimiento y tu propio dolor de frustración, toda tu existencia, la vamos a respetar por
siempre. Y ten la seguridad que te queremos y te vamos a querer mucho,
muchísimo, por encima de todos los
tiempos de los registros asesinos.
agustín blanco muñoz
memoriales / serie cartas
12 de febrero del 2015
a un año de asesinato de bassil dacosta
En la esquina de Trocadero, en La Candelaria, el
12 de febrero del 2014, cae muerto de un tiro en la cabeza el joven bachiller
Bassil Dacosta Frías, de 23 años. El muchacho había asistido a la marcha
convocada por el movimiento estudiantil en su día, para protestar ante la
Fiscalía General de la República contra la represión, las violaciones a los
DDHH y pedir la libertad de los presos políticos. A la actividad también invitaron
agrupaciones políticas de oposición que apuestan a una llamada
"salida".
Al concluir la marcha se impuso un
escenario de violencia. Se hizo presente la vieja práctica del intercambio de
piedras contra balas. Y no fue poca la persecución a grupos de estudiantes, los
cuales fueron duramente asediados por miembros del Sebin, la PNB, la GNB y
miembros del ejército, utilizando armas de fuego.
La mayor parte de los implicados en
el asesinato de Bassil son funcionarios del Servicio Bolivariano de
Investigaciones, un cuerpo que nada tiene que ver con control de alteraciones
del llamado orden público. José Ramón Perdomo Camacho, fue señalado y está
procesado como autor material.
El homicida estuvo acompañado, en
calidad de coautores, de miembros de su mismo organismo de investigaciones
políticas: Manuel Pérez, Edgardo Lara Gómez, Héctor Rodríguez, Jimmy Sáez y
Josmer Márquez. También están implicados Andry Jaspe de la PNB y Jonathan
Rodríguez, Sgto. del Ejército. A esta hora el único preso por el caso es
Perdomo Camacho.
Es importante señalar asimismo que
Bassil Dacosta, al caer herido de bala, fue recogido por Robert Redman, quien
en la tarde de ese mismo día, es ultimado por otro disparo asesino, cuando
manifestaba junto con otros por los sucesos de la mañana.
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