Resiste
con los dedos y
el
alma de tu risa
con
la piel de tus sueños
y
esos canales diminutos
que
conectan las diástoles
con
las sístoles para
alejar
toda tempestad
Resiste
con tu caja toráxica
armoniza
el aire con tu canto
has
que las noches rimen
con
tus silencios
y
que tu palabra alce
vuelo
hacia los bosques
del
vivir
Resiste
con tus magias de vida
con
toda la poesía que
llevas
en tu interior
como
un río sin ausencias
Resiste
con tu cabellera
y
con tus pasos
con
la suma de amores
que
trazaron alguna vez
tus
suspiros
Resiste
la
maquinaria de los
diagnósticos
has
girar los resultados
encripta
entre tus manos
las
sombras y deja salir
de
la urdimbre de tus dolores
un
pájaro de fuego
Resiste
con tu ternura
el
vasallaje de una ciencia
que
ignora de qué elementos
estás
hecha
Resiste
con furia
todo
desacato a tu dictamen
de
vivir desata los engranajes
que
ponen a andar los
fabricantes
de relojes
y
acopia el tiempo cósmico
que
te pertenece
y
los soles que te aguardan
Resiste
a cada instante
sin
zozobra y sin descanso
traza
sobre las sábanas
paisajes
de van gogh
en
el filo de tu almohada
dale
cobijo a los amantes
de
chagall y téjele a los catéteres
los
lirios de monet
Resiste
con la fuerza
de
los altiplanos la braveza de los
quechuas
y los aymaras
Resiste
con la reciedumbre
con
la que los árboles sobreviven
el
otoño y los grillos la inclemencia
de
los inviernos
Ármate
con el resistir del
pétalo
ante la persistencia de la lluvia
y
con la turbulencia del colibrí
sostenido
inmóvil ante los pasadizos
secretos
del néctar
Resiste
como la cuerda de un cello
ante
la intemperancia de un pizzicato
Resiste
como una turbina de amor
cuyo
combustible son los amaneceres
y
aférrate a la luna en su menguante
para
que luego puedas erguirte
con
la plenitud de las estaciones
sin
eclipses
Desde
estos faros imperceptibles
trazamos
sobre el mar señales
luminosas
una ristra de nubes
color
naranja sobre los cielos
un
manto de florerías
en
los solares de la noche
para
desde allí resistir contigo
hasta
que tu sonrisa de nuevo
inunde
la esperanza expropiada
de
tantos que como tú resisten
solitarios
los vendavales de la ira
mery sananes
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